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Con Rafael Gintoli y Marcelo Balat en el templo de la Comunidad Amijai.

 

 

Homenaje a Pia Sebastiani

Escribe: Carlos Ure

Publicado en La Prensa el 26 de Agosto de 2010

 

 

Ficha técnica:
Brahms:
Sonata Nro. 3, en re menor, para violín y piano, opus 108

 

Beethoven: "Allegro assai" de la Sonata Nro. 8, en sol mayor, para violín y piano, opus 30 Nro. 3

Chopin: Nocturnos, opus 62, en si mayor y en mi mayor

Debussy: "Peces de Oro", de "Images"

Rachmaninoff: Sonata Nro. 2, opus 36.

 

Rafael Gintoli, violín, Marcelo Balat y Pía Sebastiani, piano.

 

Templo de la Comunidad Amijai (Arribeños 2355), lunes 23 de Agost0.

 

Pianista, pedagoga, compositora, diplomática, Pía Sebastiani es sin duda una personalidad "fuera de serie de nuestro mundo musical", según lo destacó con palabra clara Eugenio Scavo, Director de Cultura de Amijai en el inicio del recital que tuvo lugar el lunes, en el repleto templo de esa comunidad, en el barrio de Núñez.


La jornada se llevó a cabo en carácter de tributo a la trayectoria de nuestra distinguida artista (formada con Marguerite Long y Magda Tagliaferro, Olivier Messiaen y Darius Milhaud), quien cumplió ochenta y cinco años en febrero y por encima de sus aspectos emotivos, alcanzó por cierto un rango de primer orden en materia interpretativa.

 

 

Primero Brahms

 

En su inicio, la propia homenajeada abordó con lenguaje severo, pulcra agilidad y notas netas la Tercera Sonata para violín y piano, de Brahms, obra de acabada construcción y ecos de incisivo lirismo, en cuya exposición Rafael Gintoli lució arco singularmente melodioso, pleno de matices y de un legato sumamente expresivo.


Sedoso, cautivante en el recorrido grave del conocido "adagio", la versión fue tal vez un tanto académica, pero no estuvo exenta de ardor y se ajustó desde ya a cánones estilísticos de la mejor escuela.


Luego, en el movimiento inicial de la Sonata Nro. 8 de Beethoven, ambos instrumentistas pusieron en evidencia mayor flexibilidad discursiva, plasmada en réplicas y contrarréplicas, acentos y estructuras dinámicas de agradable cadencia.

 

 

Balat Excelente

 

En la segunda sección del concierto intervino una de las figuras indiscutidas de la generación juvenil de pianistas argentinos, Marcelo Balat, discípulo dilecto de Pía Sebastiani.


Recoleto, fino en gradaciones y "diminuendi" y en su desenvolvimiento global, el músico de Cruz del Eje tradujo con color y estética ceñidos y exquisita melancolía los Nocturnos del opus 62, dos de las composiciones postreras de Chopin, y encaró seguidamente uno de los números de "Images", de Debussy. Plagado de arabescos descriptivos, escalas, síncopas y trémolos, "Peces de oro" mostró un mecanismo de sutil transparencia y acabada articulación, aguerrido pero plásticamente esbelto.


Ya en el final, el tecladista cordobés tocó la Segunda Sonata, de Rachmaninov, pieza de ejecución infrecuente por sus tremendas dificultades de orden técnico. Caballito de batalla de Wladimir Horowitz (quien influyó en su re-escritura en 1931), esta obra tan ardua, de un modernismo de difícil encasillamiento, fue vertida por Balat en un nivel de franca excelencia.


Maduro, pese a su edad, en la elaboración de sus líneas, perfecto en el despliegue de una digitación de enormes exigencias (sobre todo en el ataque de acordes de especial complejidad), y aun en el entrecruzamiento de manos, controlado en los pasajes más violentos, nuestro compatriota (que este jueves repite parte del programa en el Argentino, de La Plata ) demostró que se encuentra en un camino de progresivo afianzamiento, que se debe tener en cuenta.

 

En calidad de bis, Pía Sebastiani y su alumno recrearon a cuatro manos una página de Brahms, y lo hicieron con un fraseo gallardo, de encanto y sugestión verdaderamente iusuales.

 

Carlos Ure