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Un Mahler magnífico para el Ciclo Nuova Harmonía

 

La Deutsches Symphonie Orchester Berlin
dirigida por Vladimir Ashkenazy

20 de Mayo de 2012

Teatro Colón

Escribe: Andrés Hine

 

 

Deutsches Symphonie Orchester Berlin.
Dirección: Vladimir Ashkenazy 
Programa:

- Don Juan Op. 20, de Richard Strauss

- Sinfonia Nº 5, de Gustav Mahler
Organiza: Nuova Harmonia 2012

 

 

Muchas eran las expectativas creadas en el público con el anuncio del concierto. En una sala repleta, continuando el ciclo de Nuova Harmonía, el eximio pianista y director, Vladimir Ashkenazy al frente de la  Deutsches Symphonie Orchester Berlin, no defraudó. Con un programa coherentemente armado, con dos compositores sinfónicos que comparten la misma época e igual estética, el pianista y director de orquesta ruso, dio muestra de su gran talento y de ser un músico en la totalidad del concepto.


Antes de comenzar, con tono emocionado, el Maestro anunció que el concierto estaría dedicado a la memoria de Dietrich Fischer Dieskau, cuyo fallecimiento había sido anunciado pocas horas antes. Luego, el poema sinfónico Don Juan, de Richard Strauss inició la velada. La orquesta mostró entonces una precisión absoluta durante toda la ejecución.


Pero fue en la Quinta Sinfonía de Mahler donde director y orquesta tuvieron mayor lucimiento. La obra presenta fuerte exigencias en cuanto a técnica y estilo. En todo momento, la versión fue precisa, brillante pero sin estridencias excesivas. Tanto cuerdas  como vientos sonaron con una claridad prístina, conmoviendo en el Adagietto por la transparencia en el sonido. La percusión también estuvo cuidada para lograr una sonoridad justa.


Ashkenazy condujo con temperamento y autoridad, logrando el empaste exacto de los instrumentos, el fraseo y los matices que se necesitaban para hacer de esta una versión de antología. El famoso rugido del Colón no se hizo esperar y los calurosos aplausos finales fueron más que merecidos. Finalmente, ante la insistencia de un público que se negaba a dejar la sala, ejecutaron EmBRUCHado de Adrian Varela. Digno final para una noche de antología.