El Requiem Alemán en Mar del Plata
Orquesta Sinfónica de Mar Del Plata
Mar del Plata
1ero de Septiembre 2012
Escribe: Eduardo Balestena
Director:  Guillermo Becerra
      Solistas:  Georgina Espósito (soprano) y Alvar Núñez (barítino)
      Coro  Polifónico de la catedral de La   Plata
    Director:  Andrés Bugallo 
Programa:
- Requiem Alemán de J. Brahms
La Orquesta Sinfónica Municipal, con el Coro Polifónico de la Ciudad de la Plata –dirigido por Andrés Bugallo-, y las actuaciones solistas de Georgina Espósito (soprano) y Fernando Alvar Núñez (barítono), bajo la dirección del maestro Guillermo Becerra, interpretaron, por primera vez en Mar del Plata, Un Requiem Alemán, opus 54, de Johannes Brahms; intervino en órgano Horacio Soria.
      La obra
              Como la sinfonía nro. 1, el Requiem  Alemán tuvo una larga gestación, que se remonta a una proyectada sonata para  dos pianos que Brahms intentó luego convertir en una sinfonía, para terminar  utilizando el primer movimiento en el Concierto nro.1. El segundo, un scherzo,  sería el segundo número del Réquiem. A la muerte de Schumann (1856) la  incorporó a una cantata de cuatro movimientos y al fallecimiento de su madre  (1865) la obra cobró casi la forma con que la conocemos. Luego de su estreno  parcial (1867), Brahms incorporó el séptimo número.
      Los textos  están tomados de la traducción de Martín Lutero de las sagradas escrituras. No  hace referencia al juicio final ni a Jesús, sino, en una atmósfera espiritual,  a la vida eterna. Como señaló el compositor, es una misa de la vida y del  hombre. 
                  En lo musical se trata de un lenguaje  que, distinto de los elementos de danza –como en las sinfonías o conciertos,  como el tercer movimiento del opus 77 - o estróficos –de formas pautadas, como  las variaciones opus 56ª, o la passacaglia del cuarto movimiento de la sinfonía  nro. 4 -, o de un concepto de armonía que sugiere, en su articulación y en su  progresión armónica, un punto de salida y uno de llegada, el Requiem –a  diferencia de estas ideas- participa más del lenguaje de obras como el  Intermezzo opus 119: la periodicidad sutil y continua de elementos definidos y  su desarrollo hacia unidades adyacentes con las que forma un todo orgánico. No  son grandes desarrollos melódicos sino una unidad de elementos sencillos en sí  mismos, pero conectados en dos planos: uno externo –la superficie de sentido- y  otro estructural, donde se advierte la unidad de la construcción armónica y  tímbrica.
      La versión
                  Muy grandes son los requerimientos de la  obra: por empezar en su dificultad y duración, en las extensas fugas en el  coro, pero más que nada en el sentido de transparencia, sutileza y matices.
      Es  encomiable que un coro no profesional haya podido abordarla e interpretar, sin  vacilaciones, lugares tan exigentes como la fuga del tercer número (“Ihr habt  nun Traunrigkeit”/ “Así también vosotros sentís la tristeza”) o del sexto, con  una sección equivalente al Dies Irae de las misas católicas (“Der Tod ist  verschlungen/ In den Sieg” / “Muerte dónde está tu victoria”). El coro no tiene  descanso durante la hora veinte que dura. Muy extensa debe hacer sido la  preparación de la obra, a juzgar por el conocimiento con que fue ensayada por  primera vez el viernes. 
      En los  pasajes lentos o diminuendos que requieren precisión y sutileza se hubiese  requerido mayor densidad, homogeneidad, afinación y matices. El Requiem demanda  una absoluta homogeneidad y transparencia de las voces, como lo postula ya la  intervención inicial a capella, luego de la introducción orquestal (“Denn alles  Fleisch, es ist wie Gras” / “Toda carne es como hierba”) en un conjunto que  sólo atomizado y sin un fraseo fluidamente articulado.
      Tampoco el  fraseo lució siempre sutil en una orquesta que muchas veces –como en el número  cinco, con la soprano- se mantuvo en un volumen mayor  al piano que requiere la obra, con un fraseo  en cuyos matices –tal como sucedió en el número cuatro (“Wie liebich sind Drine  Wohnungen”/ “Qué deliciosas son tus moradas”) hubiera debido ahondar más.
      Los solistas
                  Georgina Espósito no mostró un gran  caudal de voz, pero la claridad,   delicadeza de su interpretación y su técnica, plantearon un concepto de  su rol muy acorde a una obra cuyas demandas se centran en esos elementos y no  en el simple volumen de la emisión. Se mantuvo en un tono medio, sin forzar ni  distorsionar en ningún momento su registro y desde allí estableció su  proyección. El número 5  (“Ihr habt nun  Trauringkeit” / “Ahora estás afligidos”) conlleva, además del pasaje agudo en  la frase inicial (entre otras dificultades), el pasaje con las maderas (nueva  exposición sobre Ihr habt nun Trauringke, que requiere, por el registro y la  duración, un gran control del fiato.  
      Fernando Alvar  Núñez tampoco tuvo una voz de gran caudal pero sí de una muy buena técnica, por  ejemplo en la gradación de matices, volumen y control de fiato que requiere un  pasaje como el del número 6 (“Sihe, ich euch ein Gehemnis/ wir werden nicht  alle entschalafen…” / “Mirad, que os revelo un secreto/ ciertamente no  moriremos todos”). Ambos solistas tuvieron con la obra un tono sobrio e  introspectivo y mostraron una muy buena dicción en idioma alemán, sin la cual  suelen desarmarse los finales de las palabras y perder definición lo cantado.
      El número  7 (“Selig sind die toten”/ “Bienaventurados los muertos”)  retoma el tema del primer número de modo que  en esta nueva presencia de los períodos –el planteo del elemento motívico- de la  sección inicial introduce la idea de que la muerte no es un final definitivo. En  la orquesta se enuncia en lo que parece un cambio tonal respecto al movimiento  anterior, con elementos de gran belleza –en los arcos y en el coro- que retoman  la atmósfera del comienzo.
      Renglón  aparte merecen los recurrentes problemas de ubicación en el teatro que  significan que hasta el comienzo del tercer número haya habido gente  acomodándose y deambulando ruidosamente por la sala, y que se permita la  entrada al público en estas condiciones, en perjuicio de quienes acudimos a  horario y por un interés en la música.
      Como  balance, debemos pensar que ha podido ser interpretada esta obra en Mar del  Plata, más allá de la comparación del resultado obtenido con la formulación  estética de un trabajo tan significativo, o la que podamos hacer con versiones  de referencia, y al hecho de que un opus semejante hubiera requerido una mayor  preparación, tal presentación es un resultado en sí mismo.
Eduardo Balestena
      http://www.d944musicasinfonica.blogspot.com

