Carmina Burana
Teatro Radio City, Mar del Plata
Sábado 6 de Julio de 2013
Escribe: Eduardo Balestena
Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
    Dirigida por Emir Saúl
    
Solistas:
 María José Dulín, soprano
      Luciano Garay: Barítono
      Sergio  Spina: Tenor
    Coros: Coral Carmina y Coro de Cámara de la Univesidad Nacional  de Mar del Plata, dirigidos por el maestro Horacio Lanci; junior chorus, del  colegio Northern Hills, dirigido por la maestra Cecilia García.
    
La Orquesta Sinfónica Municipal se presentó en el Teatro Radio City el 6 de julio, bajo la dirección del maestro Emir Saúl, con la actuación solista de María José Dulin (soprano); Luciano Garay (barítono) y Sergio Spina (tenor), con la intervención del Coral Carmina y el Coro de Cámara de la Universidad Nacional de Mr del Plata, dirigidos por el maestro Horacio Lanci; y el Junior Choir del colegio Northern Hills, dirigido por la maestra Cecilia García.
      Aniversario del Coral Carmina 
              El vigésimo aniversario del Coral  Carmina, un grupo que ha interpretado numerosas obras del repertorio coral y  sinfónico coral y trabajado mucho y muy duramente, presentándose  además de en Mar del Plata, en otros  escenarios, fue la ocasión para interpretar Carmina Burana, de Carl Orff (1895-1892). 
      Un rico contexto literario
    Al producirse en 1803 la secularización  de las bibliotecas monacales de Baviera se conoció el conjunto original  canciones editado por el bibliotecario Schmeller, que los subtituló Poemas de  Benedikbeuren, o en su forma latina, Carmina   Burana (carmina es aplicable a canción y verso), es decir, Cantos o  versos de Burana, aunque no es seguro que haya sido en ese lugar donde la  colección fue reunida, sino en alguna parte del Tirol. 
    Los manuscritos –más de doscientas  canciones- van desde el siglo XI tardío hasta el XIII. Sus lugares de origen  son Occitania (sur de Francia), Francia, Inglaterra, Escocia (Saint Andrew),  Suiza (Cartuja de Bale), Cataluña (Barcelona, las Huelgas), Castilla (Toledo),  y Alemania. Muchas están escritas en sus leguas de origen. La mayoría lo están  en latín, el idioma universal de la cultura por entonces.
    Para su obra Orff tomó, de este rico  cancionero, mayormente las obras goliardas de un conjunto cuyos autores eran itinerantes,  clérigos amonestados, monjes y estudiantes que viajaban de ciudad en ciudad. 
    En la época en que Orff tomó contacto  con este material (su obra fue gestada en 1935/36), no se encontraba descifrada  su notación musical, una compleja escritura neumática. La poesía de Carmina  Burana fue concebida para ser cantada. Muchas de las melodías se han perdido,  otras se conservaron gracias a la práctica de emplear las viejas melodías con  palabras nuevas. El resultado es un cancionero que alterna textos concebidos  desde la más pura búsqueda del lenguaje poético, a otros de variada índole pero  que tienen de común con los primeros, la subyugante fuerza vital.  
    Horacio Lanci, en los programas que  dedicó e la obra en la seria Un viaje al  interior de la música analizaba distintos aspectos de su estética: melodías  simples; armonías consonantes; formas estróficas; cambios rítmicos permanentes;  ritmos directos y repetidos. 
       Aspectos Interpretativos
                  La interpretación –subtitulada en  castellano- tuvo comienzo luego de una extensa y torturante demora. Con un muy  buen nivel de solistas, los aspectos más salientes fueron la performance de un  coro casi siempre ajustado en sus entradas, en una estética mayormente  percusiva y con ello, basada en la precisión de las intervenciones en fonemas  cortos y enérgicos. Algunas hubieran podido ser más claras y definidas y en ocasiones  la homgeneidad pudo ser mayor. 
Ayudó una dirección conectada con el coro (más que con la orquesta y las entradas, por ejemplo, a algunas de las baterías de las cinco que lleva la percusión). Hubo un profundo y sostenido trabajo del coro: se vio en números de dificultad, como el 14 “In taberna quando sumus” acentuada por la rapidez de un tempo que si bien la hizo más difícil también la hizo lucir más: largas líneas de fonemas cortos y acentuados que obligaron a un comprometido control de fiato. Otros números destacados fueron el 9 “Reie swaz hie gat umbre” (con unas voces femeninas realmente sutiles provenientes de la sección central de sopranos) y 10 “Were diu werit alle min” que mostró una constante: el control en la gradación de intensidad en los crescendos y el color. El coro debió atender el problema del equilibrio, usual en las obras sinfónico corales y que se acentúa en esta por el predominio de metales y percusión. Pudo lograr una proyección eficaz en números comprometidos en este aspecto, como 24 “Ave fermosisima” y se resintió mayormente en las voces de los tenores en números como “In taberna quando sumos” o en el 20 “Veni venias”.
      En las  secciones puramente instrumentales como el número 6 “Tanz” se hizo sentir la necesidad  de refuerzo en la cuerda que redundó en la falta de cuerpo y densidad del  sonido de la sección; y algunos inconvenientes, pocos y puntuales en trompas y  trompetas, en el marco de una sólida percusión, de metales muy eficaces y de  una sección grave de la cuerda (contrabajos) siempre justa, clara y de espesor.
      Los  solistas, llevados a tesituras extremas en lapsos breves, a permanecer en notas  largas en registros agudos, como la soprano en el número 21 “In trutina” dieron  muestras de solidez interpretativa y musicalidad. María José Dulin brindó un  timbre claro, refinado y cálido, con una afinación muy precisa y un fraseo  musical y claramente y articulado; Luciano Garay fue igualmente eficaz en un  rol exigente en cuanto al uso del registro: desde los graves al canto en falsete  (16 “Dies nox et omnia”) donde permanece para luego bajar nuevamente y volver,  un y otra vez, lo cual implica un compromiso en el pasaje entre esos registros.  Precisión, afinación que compensaron un volumen más justo que intenso y que por  momentos, fue (18 “Circa Mea Pectora”) eclipsado por la orquesta. A Sergio  Spina toco el comprometido pasaje en falsete en el número 12 “Onis lacus  collueran”. También serio, disciplinado   y preciso lució el Junior chorus.
      Fue una  buena y digna versión de la obra de Orff en una fecha muy especial.      
Eduardo Balestena
http://www.d944musicasinfonica.blogspot.com

