Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
Teatro Colón de Mar del Plata
Sábado 31 de Agosto de 2013
Escribe: Eduardo Balestena
Director: Jordi Mora
Solista: Alexis Nicolet, flauta
Teatro Colón de Mar del Plata
Obras referenciales de dos estética
La Orquesta Sinfónica Municipal fue dirigida, en su concierto del 31 de agosto en el Teatro Colón de Mar del Plata, por el maestro Jordi Mora y contó con la actuación solista de Alexis Nicolet en flauta.
Concierto para flauta de Aran Khachaturian (1903-1978).
Transcripción de Jean Pierre Rampal del concierto para violín del compositor armenio, se trata de una obra de gran riqueza musical y requerimientos virtuosísticos en el instrumento solista, del cual explota todas las posibilidades en un balance con la orquesta –pensada para el diálogo con el violín- que implica una demanda extra y que no siempre beneficia a la flauta.
Uso de modos antiguos en una escritura marcadamente modal, síntesis entre el lenguaje folklórico y el de la orquesta y una enorme riqueza rítmica y melódica caracterizan un trabajo donde, pese a la deliberada reiteración de motivos en algunos desarrollos, nada es nunca igual.
Los primeros movimientos son de un virtuosismo absoluto: el tema inicial trabajado a lo largo del todo el Alleggo con firmeza ; o el del tercero, con secciones de respuesta en un segundo motivo que su vez se divide, hablan de la inspiración de un autor que si algo destacó fue el contenido emotivo de sus temas, y los dotó de desarrollos puramente musicales que no tienen fisuras en el modo como son trabajados, con libertad y sentido de exploración en el lenguaje. Los diálogos en que la flauta y grupos como las maderas trabajan el desarrollo de los temas es sorprendente, también en el nivel de exigencia para con la orquesta.
Fuera de este lineamiento, quizás el segundo sea el musicalmente más sentido: es introspectivo y de mayores requerimientos en términos de timbre: lleva a la flauta de un registro grave (por ejemplo en el desarrollo del tema de las cuerdas) y un sonido melancólico, en notas profundas cuya intensidad cambia a lo largo de la emisión (que recuerdan a uno de los pasajes para el instrumento de la suite Gayaneh) a desarrollos absolutamente diferentes en pocos compases.
La orquesta en ocasiones se limita actuar como un marco para el instrumento solista y en otras se imbrica completamente con su discurso, en sonidos rápidos y precisos.
Alexis Nicolet ha actuado como solista en varias oportunidades, pero esta vez hubo algo que acercó su performance a otros trabajos, como las sonatas de Prokovief que hizo en el ciclo de Bach a Piazzolla: el abordar una obra que no se limita a la rapidez y a un virtuosismo exterior sino que lo exige en varios planos: la velocidad en temas muy ricos musicalmente y el sostener un movimiento como el segundo que alterna la exigencia en el fiato con la calidad de un sonido hondo y arcaico que realmente explota las posibilidades del instrumento, y que permitió mostrarlo en otra particularidad de la obra: la cadencia de una musicalidad que es lo que realmente la arma, su fraseo y el modo en que esos elementos, puramente musicales, producen un todo imposible de obtener sin un dominio no sólo técnico sino del espíritu de un opus semejante.
Sinfonía nro. 6, opus 74, Patética de Piotr Illich Tchaicovsky (1840-1893)
Hubo varios elementos que singularizaron esta versión respecto de otras, particularmente en el primer movimiento (Allegro non troppo y en el último (Adagio Lamentoso): el detenimiento y la libertad en el fraseo y las articulaciones; el cuidado tímbrico; la flexibilidad en el tempo; los acentos, en un concepto donde primó el trabajo sobre pasajes en cuanto a su funcionalidad musical y expresiva, su intensidad y el modo en el que mejor podían ser fieles al sentido de una obra formalmente construida a partir de un tema de cuatro notas.
Es perceptible su grado de dificultad, particularmente en la cuerda, en pasajes como el fugato del primer movimiento o la intensidad del Allegro Molto Vivace (que en un tempo más lento, como el de esta interpretación, resulta menos marcial y compacto y pierde brío.
Jordi Mora, un educador y formador, de una vasta trayectoria, con quien han estudiado y estudian generaciones de intérpretes abordó desde esa solidez y a partir de sus ideas sobre la interpretación musical, lo que el mismo llama, la substancialidad en la música.
La orquesta rindió homenaje, con esta obra, a la violista Graciela Roux, fallecida ayer viernes 30.
Eduardo Balestena
http://www.d944musicasinfonica.blogspot.com