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   La Filarmónica en el Colón dirigida por Pavel Kogan

Teatro Colón

Jueves 10 de Octubre de 2013

 

Escribe: Néstor Echevarría

 

 

 

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

Concierto con obras de Charles Gounod, George Bizet y Camille Saint-Saens.

Director: Pavel Kogan

Solista: Matías Hernán Sagreras (órgano)

 

 

 

Una primera visita hace dos años dio lugar al debut local de Pavel Kogan en el podio de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Colón, con una excelente impresión que recogieron nuestras páginas. Este nuevo retorno no hizo mas que reafirmarla, en un programa  (el decimoséptimo de abono) dedicado íntegramente a compositores franceses.


El director nacido en Moscú hace sesenta y un años, con cuarenta de carrera ya trascurrida, proveniente de una familia destacada de músicos (su padre, Leonid, legendario violinista y su tío ,el renombrado pianista Emil Gilels) comenzó la primera parte con música de ballet de la ópera “Fausto” de Charles Gounod - siete segmentos que concluyeron en una electrizante “Danza de Phryné”- , para acometer luego la  Suite Nº 1 de “La Arlesiana” de George Bizet ,cuyo “Adagietto” para cuerdas, por ejemplo, ofreció un “cantabile” de gran lucimiento.


Pero fue en la segunda parte del concierto donde esas condiciones del cultivado maestro moscovita mostró un trabajo de concertación impecable y un rendimiento cabal del organismo., al abordar la pocas veces escuchada  Sinfonía Nº 3 en Do menor ,op.78  “con órgano” ,de Camille Saint-Saens, la  tercera y última  obra sinfónica que el ilustre compositor francés , excepcional organista en su época, compuso en su valiosa producción.


Allí el órgano ( ejecutado cabalmente en la ocasión por Matías Hernán Sagreras) no es instrumento solista, pero sí participa del conjunto y ennoblece el discurso con el retorno del tema litúrgico en una rica colaboración armónica de una obra dedicada a Liszt y que el autor   estrenara en 1886.
De hecho, la exposición de Pavel Kogan, con marcación sólida y enjundiosa, logró momentos destacados en las cuendas, los vientos y la percusión, en una atrayente versión de timbres y colores instrumentales que reivindica en nuestro repertorio una poco transitada obra sinfónica que agrega el rico  y singular sonido del órgano como un “plus” al cuerpo orquestal. Y la demostración . sin  duda, quedó a la vista con la calurosa  reacción del público.