Polémico cierre de temporada
Un Ballo in Maschera aplaudido y abucheado
Teatro Colón
Miercoles 4 de diciembre de 2013
Escribe: Graciela Morgenstern
    
Gustavo  III  - Giuseppe  Gipali
      Conde  Ackarstrom -  Fabián Veloz,
      Amelia -  Virginia Tola
      Oscar - ,  Sussana Andersson,
      Ulrica -  Elisabetta Fiorillo,
      Conde Horn -  Lucas Debevec Mayer,
      Conde Ribbing  -  Fernando Radó 
      Cristiano -  Leonardo Estévez    
 Video de  Emmanuel Carlier,
      iluminación de Urs Schönebaum,
      Escenografía de Alfons Flores
      Vestuario de Lluc Castells  
      “régie” de Alex Ollé y Valentina Carrasco.
      Coro (Miguel Martínez) y Orquesta Estables del  Teatro Colón (Ira Levin)    
Gustavo III, rey de Suecia, muere asesinado en medio de una gran fiesta de disfraces. Se cumple así lo que la adivina Ulrica le había predicho. El autor del crimen: Anckarström, su secretario y amigo. El motivo aparente: una conspiración política. La verdadera razón: Anckarström había descubierto que su esposa, Amelia, amaba al monarca. Parece un artículo extraído de la llamada prensa amarilla. Sin embargo, se trata de una versión muy simplificada de Un Ballo in Maschera, ópera de Giuseppe Verdi basada en "Gustave III ou le bal masqué, de Eugène Scribe, estrenada en 1859, tras una conocida historia de censuras, que cerró la Temporada Lírica Oficial 2013 del Teatro Colón.
    La versión  fue despareja, con algunos buenos momentos. El rol de Gustavo II es uno de los  más difíciles para la cuerda de tenor. Así lo han confesado la mayoría de los  grandes divos que lo han tenido a su cargo. En esta oportunidad, Giuseppe  Gipali, aunque con voz de bello timbre y buena línea, careció del caudal  suficiente y no logró cautivar a la audiencia. Presentó un retrato con pocos  matices para un rey sobre el que la historia cuenta que fue idealista y  compasivo, favoreciendo más a su pueblo que a la aristocracia. Virginia Tola  cumplió con el rol de Amelia, con musicalidad, aunque su línea de canto parecía  quebrarse en momentos en que la partitura   la superaba. De esta manera, si bien sonó segura y se impuso en el  registro agudo, dejó pasar las varias oportunidades que la pieza le ofrece para  incluir bellísimas frases piano.  Su aria Morró,  ma prima in grazia, fue cantada con un dejo de frialdad.
    Las cualidades vocales de  Fabián Veloz   ya son conocidas en nuestro medio. Con sonidos robustos, firmes, bien  centrados y buen legato , realizó una  óptima actuación , destacándose especialmente en su aria Eri tu.  Sussana Andersson posee  brillante agilidad vocal, así como el peso para la importante línea aguda en  los ensambles. Presentó un Oscar chispeante y vivaz, de gran pureza vocal. En  tanto, sobresalió la contralto Elisabella Fiorillo en el rol de Ulrica, por sus  graves poderosos y su muy buena actuación. Lucas Debevec Mayer, Fernando Radó y Leonardo Estévez completaron el elenco de solistas y realizaron una buena  labor.
    De gran lucimiento fue la intervención del Coro  Estable, que tiene un papel muy importante en esta obra. Bajo la dirección de  Miguel Martínez, hicieron honor a la preponderancia que Verdi les otorga en  esta obra y dieron realce a las escenas en las que participaron. De la misma  manera, fue muy acertada en general, la conducción de Ira Levin, al frente de  la Orquesta Estable, aunque por momentos, la orquesta se podía oir por encima  de las voces de los solistas.
    La producción escénica, a cargo de la agrupación Fura  dels Baus, resultó intrascendente, por su falta de vuelo creativo y la  utilización de clichés y lugares  comunes como por ejemplo, las máscaras que representan la hipocresía. También,  al querer forzar el argumento para transmitir su propio mensaje, en lugar de lo  que compositor y libretista quisieron comunicar, hubo varios desacuerdos entre  escena y libreto. El regisseur Alex Ollé realizó una marcación rutinaria de  cantantes y masa coral. La escenografía de Alfons Flores no fue bella pero sí  impactante, especialmente por la dinámica de los movimientos escénicos, al  igual que la iluminación de Urs Schönenbaum. El vestuario de Lluc Castells  estuvo en concordancia con el tono general de la puesta, que no quedará en la  memoria como una de las mejores que se han visto.
      Al finalizar la función, ovaciones para los intérpretes  y un casi unánime abucheo para la producción escénica cerraron la Temporada  Lírica Oficial 2013.
    

