Una versión antológica de la “Hammerklavier”
NELSON GOERNER, ARTE SUPERLATIVO
Lunes 12 de Mayo de 2014
Teatro Colón
Escribe: Carlos Ernesto Ure
Brahms: Variaciones en re mayor, opus 21 Nº 1, y Fantasía, opus 116
Beethoven: Sonata Nº 29, en si bemol mayor, opus 106, Hammerklavier”.
Nelson Goerner, piano. El lunes 12, en el teatro Colón
Cuando en la última semana de Abril la Asociación de Críticos Musicales le entregó la distinción correspondiente al mejor instrumentista argentino de la última temporada, sorprendió verdaderamente la humildad de las palabras de agradecimiento que pronunció Nelson Goerner. Fue, realmente, la modesta sencillez de los grandes artistas, de aquellos espíritus privilegiados, elegidos para irradiar un mensaje permanente de humanismo y de belleza hacia el resto de la sociedad. Ahora, y después de cumplir una actuación estelar en Tucumán, el pianista sampedrino, de notable carrera internacional, se presentó el lunes en nuestra ciudad, y debe decirse que su labor en el Colón, en tercera función de abono del Mozarteum Argentino, adquirió niveles decididamente superlativos.
      Un Brahms infrecuente
      Fuertemente  atractivo debido a la elusión de piezas de mayor difusión y popularidad, el  programa de esta función exhibió un cariz por cierto algo abstruso a través de  la exposición de trabajos de denso contenido. 
      Ya desde el  comienzo, Goerner tradujo la primera parte de las Variaciones opus 21  con un discurso impecable, a través del cual  consiguió convertir con naturalidad la trabazón del entramado brahmsiano en un  lenguaje casi de levedad adolescente, ligero aun en su sólida complexión.
      Luego, y pasando  a la última etapa del compositor alemán, su Fantasía opus 116 fue vertida a  partir de un bagaje técnico-expresivo de superior categoría y cálida  plasticidad.  En efecto; dueño de un  toque de exquisita maleabilidad y de una musicalidad innata, sensible en los diferentes  meandros de esta pieza plena de poesía y de pasión, Goerner desplegó refinado  juego dialéctico, lucido cromatismo y mágica articulación interior en todo el  desarrollo de esta “mélange” colectiva de “intermedios” y “caprichos”, sin  perjuicio de su agilidad virtuosística en el número final.
      Beethoven, un modelo
      Vale la pena  detenerse a esta altura en las cualidades del discípulo de Juan Carlos Arabian  y Carmen Scalcione, que reside desde hace tanto en Ginebra con su esposa y su  hijo (quienes no pudieron acompañarlo en este viaje por razones escolares). Lo  esencial que cabe destacar en Nelson Goerner es sin duda su extraordinario  dominio del arte de la pulsación, lo que le permite modelar con verbo  incomparable todas las intensidades  insertas en un arco de armoniosa claridad. Ese manejo tan fluido de las diferentes  gamas sonoras (con magistrales “apagamientos”), posibilita además que el  tecladista bonaerense pueda construir un relato conceptualmente muy bien  definido, de distinguida  paleta y limpieza  comunicativa.
      En la segunda  sección del recital el solista abordó la Sonata “Hammerklavier”, uno de los  trabajos de mayor complejidad y dificultades del repertorio pianístico de todos  los tiempos. La traducción de esta composición perteneciente a la postrera  etapa creativa de Beethoven, alcanzó decididamente rango modelo. Infalible en  la digitación (no equivocó una sola nota en medio de un universo poblado de  sones, en el que se orientó sin partitura), contundente y arrollador en el  entramado impetuoso del “allegro” y la fuga, en un contexto que nunca se salió  de control, Goerner desenvolvió además el extenso “adagio” de manera virtualmente  antológica. Reconcentrado, introspectivo con mirada muy honda, enhebrado con  hilván casi mágico en sus “rallentandi” y “diminuendi”, la dinámica suave y fluyente,  la serena ejecución de este movimiento palpitante de sentimiento fueron el  fruto cabal de una personalidad que está en paz consigo misma. 
Carlos Ernesto Ure

