Don Giovanni en el Avenida
Una versión para discutir
Teatro Avenida
Domingo 24 de Agosto de 2014
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Liliana Morsia
“Don Giovanni”, ópera en dos actos
Compositor: Wolfgang Amadeus Mozart
Libretista: Lorenzo Da Ponte
Elenco: Nahuel Di Pierro, Iván García, Oriana Favaro, Victoria Gaeta, Cecilia Pastawski, Santiago Bürgi, Mariano Fernández Bustinza y Hernán Iturralde.
Coro y orquesta Buenos Aires Lírica
Director del Coro: Juán Casasbellas
Dirección musical: Pedro-Pablo Prudencio
Vestuario: Luciana Gutman
Iluminación: Horacio Efron
Coreografía: Ignacio González Cano
Dispositivo escénico y escenografía virtual: Diego Siliano
Puesta en escena: Marcelo Lombardero
Organiza: Buenos Aires Lírica
Dentro del repertorio mozartiano, tal vez Don Giovanni sea la ópera más difícil de llevar a escena. Desde el punto de vista vocal, requiere ocho cantantes de primera línea, prácticamente no tiene papeles secundarios. En el aspecto visual, sus dos extensos actos están divididos en numerosos cuadros sucesivos con los consiguientes cambios escénicos. Además, hay muchos momentos en que lo sobrenatural se mezcla con lo humano, causando dificultad en su resolución.
Esta versión que presentó Buenos Aires Lírica fue innovadora en cuanto al uso de recursos y despareja en el aspecto vocal. Nahuel Di Pierro se desempeñó eficientemente en el papel protagónico. Fue un Don Juan juvenil y arrogante, desafiante hasta la temeridad. Con voz potente y flexible, cantó sus breves arias “Fin ch’han dal vino” y la “Serenata”. Su Don Giovanni fue más que aceptable y resultó muy aplaudido. También mereció una cálida recepción la actuación de Santiago Bürgi como Don Ottavio, quien cantó con elegancia y pasión, especialmente sus dos arias. Con impecable manejo del estilo mozartiano, sobrellevó decorosamente al personaje. Iván García en el rol de Leporello, un ingrediente vital en el esquema de la ópera, compuso un criado muy divertido, mejor actuado que cantado. Con gran desenvoltura dramática, captó cada faceta del personaje. Pero su registro sonó desparejo y el fraseo, deslucido y lejano al estilo del compositor. Hernán Iturralde dio dignidad al Comendador, cantando con voz sólida y caudal suficiente. Para completar el elenco masculino, Mariano Fernández Bustinza encarnó al apaleado y engañado Massetto, cumpliendo una correcta labor.
En el plantel femenino, la Donna Anna de Oriana Favaro fue eficaz. Su voz, aunque con menor peso que el habitual para este personaje, corrió por la sala y abordó los pasajes de coloratura, especialmente su aria "Non mi dir", de manera solvente. Victoria Gaeta exhibió refinamiento e intensidad como Donna Elvira, afrontando las difíciles escalas y arpegios, especialmente en “Mi tradí”. En tanto, Cecilia Pastawski presentó una campesina sexy y chispeante, con muchas virtudes vocales, aunque con recitativos fuera de estilo. En general, un elenco con algunos altibajos vocales pero que sedujo al público con su desenvolvimiento escénico.
El Coro Buenos Aires Lírica dirigido por Juan Casasbellas, cumplió con su cometido en su corta intervención. Mientras que Pedro-Pablo Prudencio dirigió a la Orquesta Buenos Aires Lírica en forma satisfactoria.
En el aspecto visual, Marcelo Lombardero trasladó la obra a los tiempos actuales y se caracterizó por su dinamismo y el uso de la tecnología como parte de la escena. Aunque cercana al mal gusto en un par de momentos, en general, la puesta fue divertida, con una elaboración muy cuidadosa y detallista. Contribuyeron al efecto general, el vestuario colorido de Luciana Gutman, la iluminación de Horacio Efron, la coreografía de Ignacio González Cano y el dispositivo escénico y escenografía virtual de Diego Siliano. De elaborada factura, la misma estuvo dividida básicamente en cuatro partes, dos de ellas en un nivel superior que contaba con una pantalla LED en la que se podía ver personajes, lugares o escenas, cuando venía al caso. Por otra parte, las dos escenas con el Comendador parecieron no estar del todo logradas, ya que carecieron de hondura dramática y de la atmósfera sobrenatural que la partitura les otorga. De todos modos, la marcación fue sumamente minuciosa y elaborada. En definitiva, una versión digna de ser vista y discutida.
