En los conciertos comentados de la Academia Bach
BELLA VELADA DEDICADA A LA MÚSICA POLIFÓNICA
Iglesia Metodista Central
Av. Rivadavia 4050
Sábado 23 de Agosto de 2014
Escribe: Carlos Ernesto Ure
Palestrina: Misa “Illumina oculos meos”
de Lassus: “In me transierunt irae tuae” y “Omnes de Saba venient”
Victoria: “O Sacrum convivium”,
Byrd: “Haec dies”.
Mario Videla, comentarios y Conjunto “Mvsica Proibita” (Pablo Banchi)
Merece destacarse la labor que viene realizando Pablo Banchi, fundador en 2004 de “Mvsica Proibita”, agrupación dedicada en nuestro medio al repertorio polifónico del renacimiento y su enlace con los inicios del barroco. El sábado, en la quinta ronda de los tradicionales conciertos comentados que la Academia Bach realiza en la Iglesia Metodista Central, el conjunto demostró extrema disciplina musical, concentración y esmerada calidad sonora, todo lo cual sirvió para plasmar, como es de imaginar, una velada de singular belleza consagrada a cuatro compositores “de la época del Concilio de Trento”.
      Victoria y de Lassus
      Con el apoyo de  un pequeño grupo instrumental formado por flautas dulces, violas da gamba,  archilaúd y órgano, cuyo discurso se integró con equilibrio casi mágico con las  voces, sin el más mínimo desborde ni sobreactuación, “Mvsica Proibita” abordó  con texturas apacibles y bellas reverberaciones cromáticas una esbelta pieza de  Tomás Luis de Victoria, y también otro bonito trabajo breve de William Byrd.
      En cuanto al  célebre flamenco Roland  (u Orlando) de  Lassus, una de sus páginas (“In me transierunt irae tuae”) pareció de menor  inspiración, pero la restante (“Omnes de Saba venient”), escrita para doble  coro a ocho voces se oyó vibrante y serena al mismo tiempo, como resultado del  acople natural y armonioso de ambos equipos.
      Palestrina
      Coro de cámara exclusivamente  masculino (de excelente preparación), con veinticuatro miembros que se  presentan con hábitos monacales (lo que no deja de introducir en la audiencia  una atmósfera de corte religioso), el punto más alto de la velada estuvo  constituido sin duda por la ejecución de una Misa (“Illumina oculos meos”), de  Giovanni Pierluigi da Palestrina. Dividida en seis partes, de cierta extensión  y exquisito lenguaje, su traducción permitió apreciar el cuidado estilo  interpretativo de la corporación, la diafanidad de sus registros, su claridad  de articulación.
      Fueron  remarcables, en este sentido, el empaste perfectamente modelado en todos los  complejos desarrollos contrapuntísticos (con sus ornamentaciones, sus lecturas  silábicas y sus melismas), el sostén impecable de las alturas, la precisión de  la afinación. Cabe añadir a ello una exposición que lejos de un tenso  acartonamiento, lució una paleta plástica plena de armoniosos colores y matices  (influyó en esto la cuerda de los contratenores), todo en un marco de singular  transparencia y en un contexto de resoluciones bien proporcionadas,  acentuaciones suaves y melodiosa cuadratura. 
      Carlos Ernesto Ure  

