Cierre de temporada 2014 de Buenos Aires Lírica
“Roméo et Juliette”
Teatro Avenida
Viernes 17 de Octubre de 2014
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Liliana Morsia
    
      “Roméo et Juliette”,  ópera  en   cinco actos.
Libreto: Jules Barbier y Michel Carré.
Musica: Charles Gounod
Elenco: Oriana Favaro, Santiago Ballerini, Sebastían Angulegui, Walter Shwarz, Ernesto Bauer, Laura Polverini, Iván Maier y otros.
Coro Buenos Aires Lirica (Dirección Juan Casasbellas) y orquesta.
Dirección musical: Javier Logioia Orbe.
Dirección escénica: Mercedes Marmorek.
Escenografia: Nicolás Boni.
Vestuario: Lucia Marmorek.
Iluminación: Alejandro Le Roux.
Romeo y Julieta es, entre las tragedias de William Shakespeare, la más romántica. En ella no se mueven situaciones tan despiadadas como en Rey Lear, Macbeth, Otelo o Hamlet, todos ellos dramas que dejan al descubierto lo peor de la naturaleza humana y que lamentablemente, tienen una vigencia permanente. En Romeo y Julieta, en cambio, son el amor y el odio los que libran una batalla sin tregua en la que el amor vence, más allá de la muerte. El argumento, combinado con la refinada música de Gounod, garantiza la posibilidad de dar al público momentos muy agradables. Todo depende claro está, de que la realización general de la obra esté a la altura de las circunstancias. Y en esta versión que presentó Buenos Aires Lírica lo estuvo en el aspecto musical.
      Mercedes Marmorek, a cargo de la puesta en escena,  parece haber olvidado que se trata de los  famosos “amantes de Verona”, motivo por el cual, la acción transcurre en la  mencionada ciudad, en una época anterior a la de Shakespeare (26 de abril  1564 – 23 de abril 1616). Por lo tanto, estaban fuera de contexto las  bailarinas de can can y toda otra referencia a Francia, por más que la obra  pertenezca al repertorio francés. La obsesión de incluir danza en una ópera que  en sí misma no la contiene, no sólo estuvo opuesta al estilo de la composición,  sino que además la despojó de su contenido dramático en muchas ocasiones, lo  que resultó enojoso. Lo mismo sucedió con algunos elementos que aparecen en  escena, tales como corazones alados, un enorme corazón bordeado de luces, una  luna con ojos y boca que hubieran parecido razonables en una obra para niños  pero que resultaron elementos kitsch dentro del contexto shakespeareano. Nicolás  Boni y Alejandro Le Roux realizaron una escenografía  e iluminación efectivas, que junto con el  suntuoso vestuario de Lucía Marmorek fueron de singular belleza y colorido,  aunque no representativos del estilo veronés.
      El punto más sólido de la representación estuvo en las  interpretaciones de los cantantes solistas. Oriana Favaro mostró una técnica  sólida e interpretación juvenil. Fue una Julieta delicada, vulnerable y cantó  con claridad cristalina. Abordó la coloratura del primer acto con solvencia,  para luego ofrecer una función comprometida que llegó al corazón del público. 
      Santiago Ballerini dio la espontaneidad y pasión que  requiere el rol de Romeo. Su voz liviana ganó en intensidad a medida que  transcurrían los actos. 
      El cantante que asume el rol de Mercutio tiene una doble  dificultad, pues tiene la primer aria de la obra, sin posibilidades de  redimirse si su invocación de la Reina Mab falla. Sebastián Angulegui ofreció una  buena interpretación de este personaje. En tanto, su escena de la muerte y  maldición tuvo suficiente peso dramático.
      Sobresaliente labor realizaron Laura Polverini como  Stephano e Iván Maier como Tybalt. Ernesto Bauer fue un Capuleto de porte vocal  y buena presencia, mientras que  Walter  Schwarz fue un Hermano Laurent de voz rica en matices. El resto del numeroso  elenco se desempeñó con corrección al igual que el Coro BAL, bajo las órdenes  de Juan Casasbellas.
      La Orquesta, dirigida por Javier Logioa Orbe, comenzó con  algunos desajustes y afinación poco precisa, pero se fue afianzando durante el  transcurso de la función para finalmente, capturar el lirismo de la obra y los  magníficos legatos del fraseo.  Finalmente, el refinamiento de la partitura se puso de manifiesto e impactaron  en el público que brindó aplausos entusiastas.

