Iteresante y atractiva versión
“L’elisir D´amore" de Donizetti
Teatro Colón
Función Extraordinaria (elenco Argentino)
Sábado 9 de Mayo de 2015
Escribe: Andrés Hine
Fotos: Arnaldo Colombaroli - Teatro Colón
“L’elisir d’amore”,ópera en dos actos.
Libreto:Felice Romani .
Música: Gaetano Donizetti (1797-1848).
 
      Dirección musical: Francesco Ciampa
        Elenco:
- Adina: Paula Almenares (soprano)
- Nemorino: Santiago Bürgi (tenor)
- Belcore: Omar Carrión (barítono)
- Dulcamara: Lucas Debevec Mayer (bajo/barítono)
- Giannetta: Victoria Gaeta (soprano)
      Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón,
      Director de coro: Miguel Martínez
      Puesta en escena: Sergio Renán
El Teatro Colón ofreció, con elenco nacional, una muy buena versión de L’elisir d’amore, la obra cuyo estreno en Milán en 1832, le valió a Donizetti su reputación como uno de los compositores de mayor preeminencia en el repertorio Italiano, tanto en el género buffo como en el dramático.
      En su  segunda opera de la temporada el Colón no escatimó esfuerzos para realizar una  presentación de gran jerarquía artística en todos los sentidos. La dirección de  escena por parte de Sergio Renán, con el aporte de Emilio Basaldúa en el diseño  escenográfico, ubicó la escena temporalmente al principio de la década de los  ’50. Los detalles fueron realistas y convincentes, sin símbolos alegóricos  que frecuentemente resultan incomprensibles al público en general, lo cual  contribuyó en gran medida al éxito de la función. El primer acto transcurre en  una plantación de naranjas, junto a una fábrica perteneciente a Adina, mientras que el segundo en la  aldea, y luego un parque.  El vestuario  de Gino Bogani se adecuó perfectamente al período representado, con los  personajes principales destacados por sus vestimentas más coloridas y  llamativas. Junto con la inteligente iluminación de Sebastián Marreo y  proyecciones sobre una pantalla de fondo contribuyeron a dar un criterio de  atemporalidad a la obra y conformaron un cuadro homogéneo de talento creativo.
      Igualmente atractivo fue la excelencia de las actuaciones en el plano musical. 
      Santiago  Burgi, canto con convicción y entrega, buen timbre y manejo del fiato  aunque en algunos momentos su caudal no alcanzó un nivel parejo con los demás  personajes principales. En el dúo Obbligato,  ah! si, obbligato con Dulcamara  se  notó un leve desequilibrio sonoro.  Sin  embargo esto no tuvo gran relevancia durante su sentida interpretación la  famosa aria Una furtiva Lágrima por  el natural piano del harpa, fagot y  clarinete, y luego del resto de la orquesta. Fue  ayudada por un inesperado e inteligente cambio  de escena, donde, con ayuda del escenario rotativo, la acción se traslada del  centro del pueblo a un parque a la luz de la luna, lo cual creó un ambiente  completamente nuevo propicio para esa hermosa aria.
      Omar  Carrión demostró una vez más su prestancia escénica, experiencia y grandes  condiciones vocales con un convincente Belcore.
   
      Paula  Almerares demostró todas la cualidades que la destacan como una gran cantante  de nuestro ámbito. Fue una vibrante Adina que sonó fresca y segura en todos los  registros,  especialmente en los pasajes que exigen gran agilidad vocal.
      Lucas  Debevec Mayer se distinguió con un excelente Dulcamara de acuerdo a la mejor tradición  de los grandes barítonos buffos. Posee una voz de importante sonoridad, clara  dicción y articulación que, aliada a una comicidad innata en la parte actoral,  hizo un retrato perfecto de este charlatán. 
      Maria  Victoria Gaeta como Gianetta completó el cuadro con gracia y estilo, destacando  la belleza de su voz.
      La orquesta  dirigida por Francesco Ciampa dió el brillo necesario para esta obra, pero sin en ningún momento dominar a los cantantes. El coro Estable del Colón y miembros del Coro de  Niños también aportaron su buen rendimiento dando la frescura que requiere la  obra.
      Como toque  humorístico, durante el finale,  algunos miembros del elenco pasaron por la  platea distribuyendo ‘muestras gratis’ del elixir, tal como lo hizo Simone  Alaimo en una versión en el Liceu de 2005.   Fue un  importante esfuerzo del elenco nacional por una sola función, y el público  mostró su apreciación de manera efusiva.





