Homenaje a Gustav Mahler por la Filarmónica de Buenos Aires
Teatro Colón
Jueves 18 de Junio de 2015
Escribe: Néstor Echevarría
Concierto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
Programa:
”Canciones de un caminante” y Sinfonia Nº10 en Fa sostenido menor, de Gustav Mahler.
Direccion: Enrique Arturo Diemecke.
Solista: Alfonso Mujica (barítono)
En su quinto concierto de la temporada de abono, la Filarmónica de Buenos Aires con su la batuta de su director titular, Enrique Arturo Diemecke brindó un programa a manera de homenaje a Gustav Mahler, compositor nacido en territorio de la antigua Bohemia y fallecido en Viena en 1911 a los cincuenta años.
  Aun  cuando nunca abordó la ópera ,genéricamente hablando,  fue un emblemático director artístico de la Opera de Viena (la era Mahler  fue un periodo de brillo en ese gran teatro lírico). En cambio los Lieder,  dieron expansión a su sentir y expresarse.
  Por  ello,  dentro de ese espíritu tan afín a  la tradición germana, compuso las “Canciones de un caminante” (“Lieder eines  fahrenden Gesellen” en el original alemán), en 1884, que  siete años después fueron orquestadas.
  En  el concierto al que asistimos, la interpretación estuvo a cargo del barítono  uruguayo Alfonso Mujica, que hizo  su  debut en el Colón.Lo hizo con empeño y motivación, con sobriedad y buena línea,  con un material vocal efectivo de mediano volumen. La versión  de los cuatro Lieder en diecisiete minutos  fueron entonces un primer tributo a Mahler en la velada.
  El   homenaje continuó, en la parte final del  concierto y con carácter de estreno local. Como lo anunció el director, con la Décima Sinfonía  en Fa sostenido menor  en la versión del musicólogo inglés Deryck  Cooke , con arreglos (en los dos” scherzos”) del propio Diemecke.
  Durante  una hora y catorce minutos se asistió  entonces al renacimiento de esta última sinfonía  mahleriana que dejó inconclusa, habiendo terminado  solamente el primer movimiento   (“andante-adagio”) que dura veinticinco minutos.  De  los cuatro siguientes movimientos  quedaron bocetos que Cooke completó para estrenarlo en Londres en 1964.
  Tras  una versión cuidada y bien balanceada, representativa del espíritu de la obra y  el compositor, se arriba al quinto movimiento,  que culmina otra vez  con un “andante-adagio”, donde –según palabras  del director mexicano-  “la tristeza se  va convirtiendo en serenidad y donde una pequeña luz se agranda hasta  convertirse en un astro luminoso lleno de energía eterna, el “ewig” (eterno )  de Mahler”. 
  Tales conceptos propiciaron  una enfervorizada y lucida  versión de sesgo posromántico, que completó  este homenaje a Mahler presentado en el Colón por la Filarmónica porteña.
                                                                                    Néstor Echevarría

