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Con el Ensamble Lírico Orquestal

 

 

Una noche con Mozart

 

Auditorio de Belgrano

Domingo 21 de Junio de 2015

 

Escribe: Andrés Hine

 

 

Programa:

Wolfgang Amadeus Mozart:

- Concierto No. 4 en Re Mayor KV 218 para violín y Orquesta

     Solista: Maestro Mauricio Marcelli

- Requiem en Re menor KV 626 para Solistas, Coro y Orquesta

    Solistas:

      Cecilia Layseca (Soprano)

      Lidice Robinson( Mezzo)

      Mauro Di Bert(tenor)

      Walter Schwartz(Bajo)

 

Coral Ensamble

Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal

Director: Profesor Eduardo Codina

 

Hay debate entre musicólogos sobre si fue o no el mismo Mozart que dió la primer interpretación de sus conciertos para violín. Era un excelente violinista y cuando se dedicó a escribir para ese instrumento, compuso los cinco conciertos en poco tiempo entre 1773 y 1775. En ese período se encontraba en Salzburgo, empleado por el Arzobispo Colloredo, para quien componía y tocaba el violín en su orquesta. En la época en que escribió estos conciertos, la popularidad del solista virtuoso de violín, cuyo auge se había visto con las composiciones de Antonio Vivaldi y Giuseppe Tartini, había comenzado a declinar. Se reavivaría años más tarde con los conciertos de Beethoven, Mendelssohn, Bruch, Tchaicovsky y Paganini.

 

La obra es relativamente modesta. Tiene una aparente simplicidad y candidez que sin embargo, esconde una escritura de gran profundidad estructural y dramática. Demuestra que cuando es concebida por un genio, puede trascender las barreras de lo ordinario y pasar a ser una verdadera joya. Mozart no dejó ninguna cadencia pero en ese entonces se esperaba que cada violinista improvisara la suya propia.

 

Para esta función estaba programado como director el maestro Guillermo Becerra, pero debido a algún inconveniente, no pudo estar presente en la sala, con lo cual el Maestro Codina asumió esa responsabilidad. La interpretación de la partitura fue correcta, sin los percances que podrían esperarse como consecuencia de un cambio de último momento, aunque se notaron algunos pequeños desajustes en los violines. Los vientos, en muchas ocasiones la componente más floja de una orquesta, se desempeñaron de una manera meritoria, sin notarse fallas de trascendencia. El Maestro Marcelli ofreció una versión redondeada y acabada, con buenos matices y tonos, mientras que la orquesta permitió que se luciera sin sobrepasarlo en ningún momento.

 

El Requiem in Re menor KV 626 de Mozart fue compuesto en Vienna, en 1791 y permaneció inconcluso debido al fallecimiento del compositor. Fue completado en 1792 por Franz Xaver Süssmayr y entregada al Conde Franz von Walsegg, que lo había comisionado en memoria de su esposa. Quería hacerlo pasar por suyo, algo que ya había hecho varias veces con otras obras. Hay muchas teorías sobre qué porcentaje de la obra es de la pluma de Mozart, quién la completó y bajo qué condiciones. Se sabe que Mozart le dió indicaciones e instrucciones a Süssmayr. Antes del comienzo de la interpretación, el maestro Codina ofreció la teoría de que debe haber habido una influencia muy importante del genio en lo que escribió Süssmayer, porque este último jamás compuso otra obra que se asomara a la jeraquía del Requiem, en el resto de su vida.

 

Para esta obra se reforzó el conjunto con la adición de unos seis vientos, llevándolo a un total de aproximadamente 28 instrumentistas, lo cuál resultó algo insuficiente para el peso de volumen requerido por la partitura en su parte orquestal. Para compensar, el Maestro Marcelli retornó al escenario como concertino, lo cual asistió en la conformación de los violines. Se obtuvo un resultado equilibrado, con algunos pasajes de calidad. Como ya estamos acostumbrados con el Ensamble Lírico, el coro se desempeño de una forma ejemplar, con voces claras y armoniosas, bien equilibradas, confirmando su reconocido trayecto establecido los últimos años. En cuanto los solistas se destacó Cecilia Layseca por su voz critalina y estilo refinado. Estuvo bien acompañada por la mezzosoprano Lidice Robinson quien aportó canto seguro y un registro sano y parejo. Si bién hubiera sido deseable que el tenor Mauro Di Bert contara con mayor caudal sonoro, su manejo vocal fue adecuado. Finalmente el grupo se completó con el bajo Walter Schwarz quien interpretó su parte con autoridad vocal y sonido rotundo.

 

La inclusión del concierto para violín al principio del programa fue acertada, en parte porque permitió darle más volumen a la velada, dado que el Requiem no llega a durar una hora, pero también proporcionó un contraste entre una obra relativamente temprana del compositor y de su última composición, cuyo carácter es completamente distinto. Un placer. Algo para no perderse.

 

Próxima función:

   Domingo 28 de Junio, 18 hs

   Auditorio de Belgrano

   Virrey Loreto 2348