Argerich-Barenboim, dúo de notables
Teatro Colón
Domingo 26 de Julio de 2015
Escribe: Néstor Echevarría (La Prensa)
             
                             
Festival Barenboim:
Programa: Seis estudios canónicos, op.56 de Robert Schumann, “En blanco y negro”, de Claude Debussy y Sonata para dos pianos y percusión, de Béla Bartók.
Martha Argerich y Daniel Barenboim (pianos).
Sin duda la reunión de dos virtuosos del pianismo argentino, reunidos nuevamente en el marco del Festival Barenboim en el Colón, dieron a esta nueva sesión del abono estelar el relieve y brillo esperado. Porque Martha Argerich y Daniel Barenboim, cuyas edades están separadas por algo menos de dos años, han aquilatado en trayectorias paralelas un prestigio reconocido en el universo musical. Ella, con su virtuosismo pianistico.El, con lo mismo mas su brillante carrera en los podios orquestales.
    De manera que este concierto volvió  a repetir el entusiasmo que comentamos el año pasado. Pero a diferencia de  aquel, la disposición de los pianos se instaló en forma diferente, con la tradicional  posición frente a frente en la primera mitad del concierto,  en tanto en la obra de Béla Bartók (en la  segunda parte) se dispusieron  los  instrumentos con el teclado de frente   hacia el publico y en  ángulo  abierto .
    Ella se ubicó en el  Steinway y   Barenboim  lo hizo en su propio  piano, que trajo al país, con la innovación a su pedido de poner las cuerdas en  línea en vez de estar en diagonal como en los tradicionales, entre algunas otras  diferencias.
      Aspectos estos que también dieron  un valor agregado al concierto y a las interpretaciones,  como en el caso de Robert Schumann y sus  románticos Seis estudios canónicos, op. 56 , o en la tan singular pieza de  Claude Debussy ”En blanc et noir”(En blanco y negro), que data de 1915 , donde  el encanto del sonido impresionista también comulga con la libertad de la  escritura y la exploración en la riqueza del instrumento, tanto en su  tratamiento individual como conjunto.
    La obra de Béla Bartók tan  valiosa para el patrimonio musical húngaro encuentra en su  Sonata para dos pianos e instrumentos de percusión,  que data de 1937, una posibilidad de alto lucimiento  tanto desde el sesgo percusivo, “martellante”  a veces , hasta compases de revelación de su madurez creativa.
    Todas las versiones supieron  de impecable  plasmación de sus autores,  de ,manera de mostrar la captación y significado de las partituras con su exposición  mas prolija y brillante. Los ejecutantes de la percusión, provenientes de la Orquesta West-Eastern  Divan, completaron dignamente esta lograda   interpretación. 
    Como siempre el público espera  “bises” (como se dice habitualmente) y. se hicieron esperar, con ramos de  flores que caían desde pisos superiores. Pero ambos intérpretes quisieron  cumplir con una improvisación para dos pianos sobre un tema  de “Cascanueces” ,de Tchaikovski, realizada  por el chipriota Nicolás Economou . A partir de ahí, Barenboim cerró la tapa  de ambos teclados, poniendo fin a la velada.       

