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Inauguró su temporada el Ensamble Lírico Orquestal

 

 

Festival Brahms en Belgrano


Auditorio de Belgrano

Domingo 15 de Mayo de 2016

 

 

Escribe: Graciela Morgenstern

Festival Brahms
Programa:

- “Obertura para un Festival Académico”, Op. 80
- “Variaciones sobre un tema de Haydn”, Op. 56
- “Un Réquiem Alemán”, Op. 45

 

Intérpretes:

- Cecilia Layseca (soprano)
- Luis Gaeta (barítono)

 

Coral Ensamble. Director: Gustavo Codina
Orquesta Municipal de Florencio Varela
Dirección musical: Darío Domínguez Xodo
Sala: Auditorio de Belgrano             

 

Con un programa ambicioso, íntegramente dedicado Johannes Brahms, inició su temporada el Ensamble Lírico Orquestal.

Brahms, nacido en Hamburgo en 1833, comenzó a estudiar música con su padre y luego recibió clases de piano y de composición. Hasta 1848, fecha en la que empezó a dar recitales de piano, se ganó la vida tocando en cafés y dando lecciones de música. En el año 1853 además de realizar una gira con el violinista húngaro Remeny, que le enseñó melodías zíngaras, conoció a dos figuras de la música que serían muy importantes en su vida: el compositor Schumann y el violinista Joseph Joachim. Unida a Schumann estaba Clara, compositora e intérprete que supondrá más que un apoyo decisivo a lo largo de su carrera.

 

Para analizar el estilo de Brahms es preciso tener en cuenta algunas referencias como la herencia de Beethoven en el "contenido conflictivo" de su música; de Schubert, se cita el apego por las melodías populares; de Schumann, el lirismo y el sentido del heroísmo caballeresco; también estudió los modelos clásicos y preclásicos. Sus composiciones muestran un equilibrio entre el ser romántico que era por naturaleza y la preocupación por estructurar las obras siguiendo una arquitectura tradicional.


Con la batuta de Darío Domínguez Xodo, la Orquesta Sinfónica de Florencio Varela inició el programa con las risueñas cadencias posrománticas de la “Obertura para un Festival Académico Op. 80”. Se notaron entonces algunas desarticulaciones, como pifias en los metales y sonido un tanto tosco del conjunto.


Pero ya en la segunda obra, las “Variaciones sobre un tema de Haydn, Op. 56”, el grupo sinfónico mejoró y forjó una lectura luminosa, articulada con precisión, tiempos ajustados, ritmos diligentes, calidez en los vientos y buen legato en las cuerdas.
Aún mejor todavía fue “Un Réquien Alemán, Op. 45”. En 1856, a Brahms le comenzó a rondar la idea de componer un Réquiem. Los primeros esbozos son de 1857, y posteriormente en 1861 vuelve a ellos. Pero es definitivamente en 1865, tras la muerte de su madre, cuando se vuelca en la obra. En esa época, ya instalado en Viena, estaba bastante familiarizado con el repertorio coral. Los tres primeros movimientos del Réquiem se estrenaron en Viena en 1867 y medio año después, otros tres en Bremen. Posteriormente le añadió el quinto movimiento con la soprano, y la obra en su forma definitiva se estrenó en 1869 en Leipzig. Brahms compone un réquiem que es bastante novedoso porque la obra es en alemán. También, porque abandona la liturgia latina de la Misa de Difuntos para utilizar textos de la Biblia, elegidos por él, que no se refieren al castigo para los pecadores sino que se enfoca en consolar a los afligidos y darles esperanza.


Darío Domínguez Xodo otorgó hondura expresiva a la obra y la orquesta respondió a sus órdenes, con cuerdas que sonaron compactas y empastadas, muy buen acompañamiento del cello a la soprano en su intervención y las demás secciones cumpliendo con eficacia.


El Coral Ensamble, dirigido por Gustavo Codina, mostró una vez más, su calidad artística, en esta obra en la que tiene una participación fundamental. Todas las voces estuvieron bien ensambladas, con un sonido bello e intenso.


La soprano Cecilia Layseca debió reemplazar a último momento a Paula Almerares que debió cancelar su actuación a último momento, por una afección. Layseca realizó una interpretación muy digna, con voz de clara emisión y timbre cristalino.
Una vez más, el barítono Luis Gaeta demostró ser uno de los mejores elementos de nuestro medio. Haciendo gala de su musicalidad, su conocimiento del medio “liederístico”, y variedad en su canto, se condujo con voz sana y registro parejo durante toda la función, tanto en las instancias compartidas con el coro como en sus dos momentos solistas.   


Los aplausos al finalizar la función indicaban que este fue un buen comienzo para el Ensamble Lírico Orquestal.