Apertura del Festival Barenboim en el Colón
Teatro Colón
Martes 26 de Julio de 2016
Escribe:  Néstor Echevarría   (La Prensa)
      
      Programa: Wolfgang   Amadeus Mozart .
- Sinfonia Nº39 en Mi bemol mayor,K 543
- Sinfonía Nº40 en Sol menor,K.550
- Sinfonía Nº41 en Do mayor,K.551 “Júpiter”
Director: Daniel Barenboim .
Orquesta West-Eastern Divan .En el Colón, el martes 26
Partiendo de una primera reflexión sobre la programación en el inicio del Festival Barenboim 2016, el hecho de haber seleccionado un programa con las tres últimas sinfonías del genio de Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart, resultó realmente interesante y sustancioso.
    Comulgan  en este programa las tres ultimas obras para orquesta que en 1788 y durante un  par de meses nomás  -  entre junio y agosto de ese año- el  compositor, que contaba entonces treinta y dos años, dejó otra admirable e  inconfundible  muestra de su genio.
    Curiosamente,  las tres últimas sinfonías se estrenaron después de su muerte, ocurrida a finales  de 1791 en Viena,. Y la catalogación   realizada minuciosamente por el austríaco Joseph von Koechel a mediados  del ochocientos las estableció según el orden cronológico.
    Por  lo tanto el concierto de la agrupación sinfónica creada por el propio Barenboim  y el filosofo  palestino Edward Said hace  quince años,  que nos viene visitando  asiduamente, con su nombre de West-Eastern Divan Orchestra , volvió a lucirse  con la batuta de su mentor y director titular ejecutando brillantes versiones  de las tres sinfonías mozartianas.
    Ejecutadas  la 39 y la 40 en la primera parte, y la 41 ( “Júpiter) en la segunda, fueron  dando su espíritu y esencialidad misma, como la lenta introducción de la  primera de la trilogía con astisbos románticos (anticipando a Beethoven) , en tanto  la segunda  ,Nº40 en Sol menor es tiene  un cantabile y una aproximación mas introvertida, operistica se diria, de la  gran trilogía Da Ponte, en tanto la “Jupiter” (Nº 41) es triunfante y mas extrovertida  y la denominación viene dada por el movimiento final, un “Molto allegro”.
    Por  todas estas razones, contando con ejecuciones enjundiosas y precisas (27,24 y  34 minutos respectivamente)  Barenboim ratificó  su capacidad memorística de siempre, mostrando una gestualidad e indicaciones  de entradas y compases absolutamente consustanciada con cuanto sus músicos  requerían respecto de las partituras.
    Dio  relevancia  a los bellos “andantes” de  las tres sinfonías y los efectos  de los “allegro”  finales, especialmente el de la “Júpiter” que cerró una noche  muy festejada por el público con  prolongada ovación.
    Fue  sin duda una experiencia enriquecedora este concierto de introducción al Festival  de Música y Reflexión en su tercera edición consecutiva en el teatro Colon. La  comprobación nuevamente de esa interrelación entre director y orquesta, la  sólida  formación de los instrumentistas  que representan de alguna manera la cultura global  inspirada en la colección de poemas de  Goethe  “ Diván de Occidente y Oriente.”
      En  suma, esa filosofía de la WEDO  queda expresada en su materialización y en la  convergencia de religiones y pluralidad  de pensamientos. La integran  judíos y   musulmanes, y también católicos , protestantes y ortodoxos. Un cúmulo de  connotaciones pacifistas concordantes con el objetivo del ciclo.
                                                                                 Néstor  Echevarría     





