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Concierto para piano a cuatro manos y dos pianos en el Festival de Salzburgo

 

 

Teatro del Mozarteum

Salzburgo

Martes 26 de julio de 2016

 

Escribe: Eduardo Balestena

 

 

Dennis Russell Davies y Maki Namekawa - Pianos

 

El pianista norteamericano Dennis Russell Davies y la pianista japonesa Maki Namekawa presentaron obras para dos pianos y arreglos para esa formación y  piano a cuatro manos.


El Concertino para dos pianos en la menor, de Dmitri Schostacovich (1906-1975) abrió el programa.


Se trata de la única obra del programa originalmente concebida para esa formación. El autor la escribió para su hijo Maxim, de 15 años, con el propósito de  ser tocada como parte de su examen del conservatorio. Procuraba, de ese modo, llevar a cabo una obra que permitiera un lucimiento interpretativo, en gran medida por la variedad de elementos que contiene.


Pese a la función para la cual fue escrita, es decir, no eminentemente artística, tiene una identidad muy definida como trabajo de envergadura, en parte por la gama de sonoridades que van desde el enérgico comienzo, al delicado pasaje posterior, del cual nace un bellísimo tema e gran intensidad rítmica que conduce, como no podía ser de otra manera, a ritmos danzantes, alegres, con resonancias circenses, en sonoridades rápidas, un caudal indetenible de esos sonidos agudos y destacados tan propios del compositor.


Es una obra de gran energía que exige sonoridades en notas tan precisas como fuertes e intensas y una gradación que permita ir de ellas a los pasajes más dulces, siempre breves, que conducen, tras la introducción de un elemento a veces mínimo, a los pasajes fuertes.


La Sonatina de la cantata “Gottes Zeit ist die alleberste Zeit”, (actus tragicus) BWV 106;  y los corales BWY 687 y BWY 618 de Johann Sebastián Bach (1685-1750) fueron las siguientes obras. Se trató de transcripciones para piano a cuatro manos hechas por el compositor húngaro György Kurtág, con quien se formó la pianista Maki Namekawa.


El arreglo de la Sinfonía de los Salmos, de Igor Stravinsky (1882-1971) de Dmitri Shostacovich fue la obra con la cual concluyó la primera parte del programa.


Compuesta en 1930 es una creación de gran importancia para del siglo XX que, a partir de una concepción neoclásica, establece el concepto de la música objetiva y, en él, el de una fe cósmica, despojada de todo contenido subjetivo. Su tratamiento de la voz –plana, despojada de todo sentimiento- de los instrumentos –en escalas octatónicas, con una orquesta que no incluye violines ni violas- y con un preciso simbolismo religioso, fue transcripta por Schostacovich cuando era profesor del conservatorio, posiblemente para sus alumnos.


El tratarse de un trabajo de esas características y dimensiones brinda una idea clara de su complejidad interpretativa.


En la segunda parte fue interpretado el arreglo de Dmitri Shostacovih de la Sinfonía nro. 3 “Litúrgica” de Arthur Honegger (1892-1955).


El gran músico ruso percibió claramente que la primera arte de esta gran obra escrita hacia 1945/46 y que, ignorada, fue finalmente difundida en los años de 1990  –el Dies Irae- podía ser abordado por el piano en sus sonoridades percusivas.


Honegger, que ya había escrito Pacific 231,  representación sonora de un tren, pensó la obra en esa concepción; pero ése es uno de sus hallazgos. Otro es el concepto fuertemente rítmico que recuerda a Stravinsky, pero lo más impactante es el permanente cambio: los números (Dies Irae; De profundis: Adagio y Dona nobis pacem) están divididos en secciones muy claras y a las intervenciones rítmicas y fuertes siguen elementos de una frase –siempre delicada, con elementos que van y vienen a partir de un motivo, como en Stravinsky- que establece un sentido de avance e improvisación que no parece detenerse sino, con enorme dulzura y delicadeza, discurrir permanentemente. Como en la improvisación, toma un elemento conocido y lo expande, explora y toma de él todo lo que puede dar. Por momentos, como en el Dona nobis pacen final, que empieza  de una manera para nada pacífica, el motivo se presenta como un ostinato.


Obra absolutamente original, fascinante, encuentra en esta formación un modo muy efectivo de percibirla formalmente.


Dennis Russell Davies nació en Toledo, Ohio, y ha tenido una extensa carrera en el mundo desde principios de la década del 70, habiendo actuado con los organismos más importantes del mundo.


Maki Namekawa comenzó sus estudios en Tokio y ha actuado también en todo el mundo.
Se trató de obras de una gran densidad musical, con exigencias muy disímiles: en el caso de las transcripciones de las de Bach, evocar los timbres de la instrumentación original y con respecto a las del siglo XX, se trata de obras de gran calado musical e importancia por su lenguaje que no admiten una interpretación que no sea virtuosa.