“Manon Lescaut”, último título de Buenos Aires Lírica
Teatro Avenida 
      Domingo 16 de octubre de 2016
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Liliana Morsia
                    
      "Manon  Lescaut", de Giacomo Puccini
      Libreto: Luigi Illica, Marco Praga, Domenico Oliva y  Ruggero Leoncavallo 
      Elenco: Macarena Valenzuela, Eric Herrero, Ernesto  Bauer, Norberto Marcos, Iván Maier y otros
Coro y Orquesta Buenos Aires Lírica.
Director  del Coro: Juan Casasbellas
      Iluminación: Gonzalo Córdova 
      Escenografía: Daniela Taiana 
      Vestuario: Sofía Di Nunzio  
      Puesta en escena: André Heller-Lopes.  
      Dirección musical: Mario Perusso
    
      Como cierre de la Temporada 2016 de Buenos Aires  Lírica, subió a escena “Manón Lescaut”, de Giacomo Puccini, en una versión con  altibajos. El estreno de la obra se produjo en el Teatro Regio de Turín, en  febrero de 1893 y ya en junio de ese mismo año,   se la presentaba en el Teatro de la Ópera de Buenos Aires.
      Uno de los pilares de la función fue la dirección  orquestal de Mario Perusso que aún con una orquesta disminuida en número, logró  transmitir el dramatismo de la partitura, con pulcritud en la elección de los  tiempos y buen pulso. De la misma manera, resaltó el lirismo subyacente,  especialmente en el Intermezzo.  
      Macarena Valenzuela fue una Manón de porte atractivo, voz  agradable y pleno compromiso, aunque con un vibrato que por momentos se tornó  excesivo. En la faz actoral, se ajustó perfectamente a las demandas del  personaje. 
      Eric Herrero como Des Grieux, evidenció ataques  imprecisos en cuanto a afinación y notas tirantes al comienzo. Con el  transcurrir de la función esta situación fue  mejorando y se debe admitir que su entrega  y su pasión  fueron destacables, si bien algunas notas  sonaron destimbradas.
      El resto de los personajes se ajustaron a las demandas  de sus respectivos roles.  Ernesto Bauer  realizó una buena actuación, tanto vocal como actoral, como Lescaut mientras  que puede afirmarse lo mismo del Geronte que encarnó  Norberto Marcos.
      Iván Maier, personificando a Edmondo, el Maestro de  Baile y el Farolero, se desempeñó con soltura escénica y corrección vocal. Los  demás roles estuvieron bien cubiertos por Trinidad Goyeneche y Enzo Romano.
      El coro realizó una buena actuación, bajo las órdenes  de Juan Casasbellas. 
      En tanto, la fase visual no se destacó por  su originalidad ni por ser tradicional. Se  movió en el límite entre ambas sin lograr un resultado del todo positivo. El  regisseur, André Heller-López, quiso relatar la historia desde el recuerdo que  Des Grieux tiene de la misma y con esa intención,  complicó el relato, sacando la escena de  contexto en cuanto a tiempo y espacio, sin por eso lograr ningún efecto  creativo. 
Lamentablemente, rayó en el ridículo, especialmente en las escenas del segundo acto, con Lescaut, el hermano de Manón y alusiones sexuales que si bien no eran ofensivas, no contribuían a la obra y mostrando una relación entre Manón y Geronte que resultaba bizarra y poco creíble. Acorde a esta concepción del director de escena, la escenografía de Daniela Taiana y el vestuario de Sofía Di Nunzio resultaron en una mezcla de épocas y lugares que no siempre se ajustaban a las indicaciones del libreto. Muy adecuada la iluminación de Gonzalo Córdova.
      Por supuesto, siempre se valora el esfuerzo realizado  por la institución para llevar adelante una temporada lírica pero esta fue una  “Manón Lescaut” sin pena ni gloria.








