Menu principal

 

El concierto de La Bella Música en el Coliseo

 

Refinado concierto dedicado a Mozart

 

 

Teatro Avenida

Jueves 1 de Diciembre de 2016

 

Escribe: Andrés Hine

 

 

 

Programa dedicado W.A. Mozart

- Concierto para clarinete y orquesta en la mayor K622

- Concierto para oboe y orquesta en do mayor K314

- Sinfonía No 41 en do mayor K551 "Júpiter"

 

Orquesta de La Bella Música

Solistas:

- clarinete: Carlos Céspedes

- oboe: Raúl Albornoz

Directora: Mtra. Patricia Pouchulu

 

 

En su concierto de homenaje a Mozart la directora Patricia Pouchulu presentó tres obras de amplia difusión en el ambiente de grabaciones y videos. Pero justamente, al ser bien conocidas, las expectativas del público son más altas y el menor desajuste se hace notar en forma consistente.

 

El concierto para clarinete fue completado en Octubre de 1791, poco antes de la muerte del músico. Se destaca por no tener importantes pasajes virtuosos, sino por el delicado entramado y diálogo entre el solista y la orquesta. La obra no incluye la cadenza tradicional del primer movimiento, pero sí un momento hacia el final de la primer parte del Adagio donde el solista puede lucirse. El tercer movimiento, Allegro, se caracteriza por los intercambios cada vez más virtuosos hasta arribar a la coda y el cierre con el tema original del movimiento.

 

El concierto para oboe data de 1777, un periodo anterior al concierto para clarinete. La partitura estuvo perdida por muchos años, pero se sospechaba de su existencia por las referencias al concierto de flauta, que se creía era principalmente una transposición del concierto para oboe con algunas modificaciones para adecuarse a las características de la flauta. En 1920 se redescubrieron las partituras originales para el oboe y su orquestación.

 

La sinfonía No 41, K 551 fue compuesta en 1788, en forma contemporánea con las número 39 y 40. Algunos musicólogos argumentan que las tres forman una obra unificada. Consta de cuatro movimientos siendo el último, Molto Allegro, el más interesante musicalmente. Tiene pasajes en forma de fuga donde se desarrollan los temas principales y combinan los temas principales del movimiento. Hacia el final incorpora un fugato a cinco voces en el cual se encuentran los cinco temas principales combinados y entrelazados.

 

Fue evidente que la Mtra Pouchulu supo elegir sus músicos con acierto. Los bronces se mostraban ágiles y robustos, capaces de moverse desde el fortísimo al pianísimo con agilidad, las cuerdas sonaban con transparencia, calidez y tersura. La percusión fue de primer orden. En el todo se manifestaba con espíritu de equipo, cohesión y justeza en los ataques, gran capacidad de matiz, con color y afinación virtualmente perfecta. La acertada dirección de la Mtra consistentemente mantuvo los matices, tiempos y ritmos tradicionales que se asocian con estas obras.

 

Ambos solistas se destacaron por la claridad y nitidez de sus interpretaciones en tradicional estilo Mozartiano. Carlos Céspedes en el clarinete, mostró libertad de expresión, perfecta entonación y control, rubatos naturales y uso de un ligero y medido vibrato vocalizado otorgando a la interpretación una ambientación perfecta. Raúl Albornoz en el oboe se destacó, interpretando la parte solista con sutileza y claridad de tono aunque hacia el final de la obra se notó una cierta incomodidad con el instrumento.

 

Conclusión - un concierto de indudable calidad musical, especialmente para los amantes de la música del genio de Salzburgo.