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 Presentación de  “De Materie” (La materia) de Andriessen


 Colón Contemporáneo

Escribe: Néstor Echevarría

Publicado en la Revista Sinfónica de Montevideo

 


Dentro de la estructura programática del Teatro Colon porteño, desde su reanudación hace siete años tras el cierre por restauración y obras nuevas, cobró “status” el ciclo denominado Colon Contemporáneo, vale decir, dedicado a obras de la contemporaneidad  musical internacional,  tanto en lo operístico como en música instrumental y sinfónica. Y de esto he dado cuenta reiteradas veces en mi labor de Corresponsal porteño,   que tiene tantos años como la revista, vale decir, desde  su primera hora.


Es por ello que en esta temporada se registró la presentación del “concierto escénico” (cabe de algún modo la denominación y no de ópera “per se””)  titulada “De Materie” (La materia) del compositor holandés Louis Andriessen,  músico nacido en Utrecht en junio de 1939, proveniente de una familia de músicos, que  estreno esta obra en 1989 y que mas recientemente fuera exhumada por el alemán HeinerGoebbels, realizando para el Argentino de La Plata y el Colón esta producción pensándola para teatro lirico utilizando el escenario mismo del teatro porteño donde aparecen los músicos, y  todos los momentos de la narración, que dura una hora con cuarenta y cinco minutos, y donde el movimiento y “regie” fue tejido por  el mencionadoGoebbels que se ocupó de los movimientos, las luces y todo un sinfín de aspectos que requiere la presentación de la obra.


Les cuento que esta compuesta en cuatro partes, para un orgánico  que se desarrolla en secciones, la primera y la segunda para tenor,ocho voces y orquesta, la tercera para cuatro voces femeninas, dos recitadoras,coro, ensamble de saxos y la última para el mismo orgánico.


Ahora bien, de que trata y reflexiona esta obra en su contexto y propuesta:? Enuna reflexión sobre las conexiones entre la materia y el espíritu(sic). Pero aclaro que los textos en su mayoría están tomados de la historia holandesa y narran la Independencia del país, aluden a un libro sobre la construcción naval, un ensayo filosófico y científico, las visiones eróticas de una monja del siglo 18, un manifiesto sobre historia del arte y finalmente una nota sobre PietMondrian, además de diarios  extraídos de la vida de Marie Curie
Dentro de esta extraña “melange” que causa a la vez una extraña experienciamusical,  se ofrece una aglutinación temática que tiene aristas  de grandilocuente lenguaje, altamente tautológico a ratos, donde la repetición de temas, de acordes, de sonidos y martilleos es constante, a lo que se aúna un discurso arrogante y pretencioso en su idea de filosofar sobre la materia y el espíritu, conrasgosabsolutamente subjetivos.


De manera que  en la hora cuarenta  y cinco minutos de duración pudo apreciase un poco de canto, de recitaciones, de danza, de intervenciones corales, todo desde el escenario donde hubo juegos de luces, y donde se entremezclan también proyecciones de cine con cámaras de épocas pasadas,  sobre una pantalla que se trae a escena.


Todo este “ruidismo”   (vale el concepto) combinado con texturas impresionistas orquestales, así como algunas influencias eclécticas de Bach, de Stravinski, canciones tradicionales holandesas y el boogie-woogie. El  “todo vale”  parece ser la raíz dominante en este compositor de Holanda, de 77 años actualmente,  que en épocas mas juveniles abrazara también la músicapara cine, y varias veces las texturas percusivasminimalistas.


Por cierto que la dirección escénica e iluminación de Goebbels fueron una cierta atracción de la larga función y puede decirse encomiable y eficaz el desempeño de Pablo Druker, oriundo de Buenos Aires y ligado a orquestas y ensambles contemporáneos en Europa, con el tenor RobinTrischter y la soprano local Oriana Favaro,los ensambles y bailarines y otros intervinientes en una producción cuidada y prolija para dar  vida a la versión de “Die Materie” que el Colón ofreció como estoy comentando.


Como era de esperar unos cuantos espectadoresabandonaban la sala  –que no estaba por ciertoabarrotada- y se produjo entonces esta costosa muestra de calificación imprecisa, porque llamarla opera no cabe, y concierto escénico es el cartel con que fue presentado. Hubo solo dos funciones, a comienzo de temporada, un sábado y el domingo inmediato. Y no creo se la recuerde por mucho tiempo.
En nuestro próximo despacho seguiré con la critica de La prohibición de amar, una opera tempranísima de Richard Wagner, que viene en versión coproducida con el Teatro Real de Madrid. Hasta la próxima.


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