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Debut de Javier Camarena en la Argentina

 

Un concierto inolvidable


Teatro Colón
Jueves 27 de julio de 2017


Escribe: Graciela Morgenstern

Fotografías: Teatro Colón, Arnaldo Colombaroli

 

Javier Camarena (tenor)
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
Director: Enrique A. Diemecke
Programa:

Charles Gounod:

- Obertura de Romeo y Julieta

 - “Ah! lève-toi, soleil!” de Romeo y Julieta

Georges Bizet:

- “Je crois entendre encore” de Los pescadores de perlas

Gioacchino Rossini:

- Obertura  de El barbero de Sevilla

“Sì, ritrovarla io giuro” de La Cenerentola

Gaetano Donizetti:

- “Ah! mes amis!... Pour mon âme” de La hija del regimiento

- Tombe degli avi miei… Fra poco a me ricovero” de Lucia di Lammermoor

“Povero Ernesto…  Cercherò lontana terra” de Don Pasquale

Giuseppe Verdi:

- Obertura de La forza del destino

-  “Lunge da lei…  De’ miei bollenti spiriti” de La Traviata

-  “La donna è mobile” de Rigoletto
Sala: Teatro Colón

 

CALIFICACION:  Excelente

 

Un excelente concierto por el tenor Javier Camarena, dejó al público del Colón más que satisfecho y entusiasmado. Camarena ha conseguido gran popularidad en Nueva York y a través de Europa. Su nombre está claramente asociado al repertorio belcantista y con la emisión de agudos y sobreagudos. En su debut en nuestro país, mostró cabalmente por qué se ganó la devoción del público en el exterior y por qué la comparación con los grandes cantantes del pasado que se suele hacer, es apta.

 

Su voz es caudalosa, de bello esmalte, con agudos seguros que mantiene sin esfuerzo aparente. Exhibe un registro amplio y parejo, técnica sólida, flexibilidad y buen manejo del fiato. Su legato es óptimo y canta con gran entrega y profundo sentimiento.


El programa elegido fue muy exitoso en exponer la voz del tenor, ofreciendo mucho más que una selección de arias, sino aquéllas que resultan de mayor interés y que son las preferidas del público.

 

El Maestro Enrique Diemecke dirigió la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires con nervio y pasión en las oberturas ejecutadas aunque sin descuidar las sutilezas que las mismas contenían. Fue absolutamente eficaz en el acompañamiento del tenor, respirando con él, contribuyendo a su fraseo y comunicatividad y siempre fue notorio el entendimiento entre ambos. Una gran tarea realizada tanto por la orquesta como por su director.
La primera parte comenzó con la obertura de Romeo y Julieta, de Charles Gounod y “Ah! lève-toi, soleil!”, en la que el tenor mostró refinamiento, sutileza y elegancia en el fraseo.


El recital continuó con “Je crois entendre encore” de Los pescadores de perlas, de Georges Bizet, aria de gran dificultad que Camarena abordó cumpliendo con todas las exigencias de la partitura. Mantuvo un delicado  equilibrio entre la calidez de su tono vocal y lo conmovedor de su interpretación. Técnicamente, es casi perfecto, pero su inteligencia emocional y musical también son notorias.


Luego del romanticismo de Romeo, pasando por la melancolía Nadir, llegó finalmente, a  la brillante interpretación de “Sì, ritrovarla io giuro” de La Cenerentola, con agudos seguros y sostenidos y hasta un sobreagudo. El famoso rugido del Colón no se hizo esperar y el público lo celebró con alegría.


Camarena coronó la primer parte con la tan esperada “Ah! mes amis…” de La fille du regiment’. Ha habido pocos tenores que puedan cantar esta parte con tanto poderío vocal y fuerza en los agudos. Los Do agudos fueron alcanzados y emitidos con una intensidad sin quiebras.


Ya en la segunda parte, ofreció “Tombe degli avi miei… Fra poco a me ricovero” de Lucia di Lammermoor, en la que mostró una clara inspiración que surge del texto y de su habilidad para transmitir los sentimientos del personaje.


Otro "plato fuerte" de la velada fue su maravillosa interpretación de  “Povero Ernesto…  Cercherò lontana terra” de Don Pasquale, en la que no dejó dudas acerca de su capacidad para los matices, desde el pianísimo más leve hasta las notas más estentóreas.


Para cerrar una noche inolvidable, Verdi. Primero con “Lunge da lei…  De’ miei bollenti spiriti” de La Traviata, con especial lucimiento en la stretta y luego con "La donna é mobile" de Rigoletto. El sonar del ritmo ternario de este aria pone en alerta a cualquier melómano y Camarena templó y supo llevar a buen término otra de las arias más 'peligrosas' del repertorio verdiano.


Ante el delirio del público y visiblemente conmovido, el tenor obsequió tres canciones fuera de programa: "Alma mía", de María Gravier, "Granada", de Agustín Lara y "El día que me quieras", de Gardel y Lepera, todas ella cantadas con sensibilidad y buen gusto.


No quedaron dudas de que Javier Camarena es uno de los mejores tenores de bel canto de la actualidad y que su concierto quedará en la memoria de los asistentes como una de las noches más brillantes del Colón, de esas que nunca se olvidan.

 

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