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El debut del tenor Javier Camarena en el Colón con la OFBA

 

Una impactante velada lírica  


Teatro Colón
Jueves 27 de julio de 2017


Escribe: Néstor Echevarría

 

 

Javier Camarena (tenor)
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
Director: Enrique A. Diemecke
Programa:

Charles Gounod:

- Obertura de Romeo y Julieta

 - “Ah! lève-toi, soleil!” de Romeo y Julieta

Georges Bizet:

- “Je crois entendre encore” de Los pescadores de perlas

Gioacchino Rossini:

- Obertura  de El barbero de Sevilla

“Sì, ritrovarla io giuro” de La Cenerentola

Gaetano Donizetti:

- “Ah! mes amis!... Pour mon âme” de La hija del regimiento

- Tombe degli avi miei… Fra poco a me ricovero” de Lucia di Lammermoor

“Povero Ernesto…  Cercherò lontana terra” de Don Pasquale

Giuseppe Verdi:

- Obertura de La forza del destino

-  “Lunge da lei…  De’ miei bollenti spiriti” de La Traviata

-  “La donna è mobile” de Rigoletto
Sala: Teatro Colón

 

 

La historia le atribuye la conocida locución latina “veni, vidi, vici”  a Julio César al retorno triunfal de una batalla. Esta locución, que podría traducirse a nuestra lengua como “vine, ví y vencí” bien puede aplicarse a la labor del tenor mexicano Javier Camarena en su apoteósico recital en el Teatro Colon, la noche de su debut con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dentro del denominado abono verde.


Ya los antecedentes del cantante hablaban con claridad de sus éxitos internacionales. Nacido en el municipio de  Xalapa, en el  estado mexicano de Veracruz, el 26 de marzo de 1976,  ya en los comienzos del siglo actual estaba debutando en el Palacio de Bellas Artes de México DF, y desde hace unos seis años, tras su debut en el “Met” neoyorquino fue conquistando teatro tras teatro. De modo que su llegada al Colón para un recital con  la OFBA dirigida por su titular, su compatriota Enrique Arturo Diemecke, dio entonces una clara evidencia de su encumbrada posición en la lírica actual.


En una admirable complementación con el director y la orquesta, Camarena ya mostró desde su primera intervención en la bella aria de “Romeo y Julieta” de Gounod, “Ah leve toi, soleil“,  su condición de tenor lirico-ligero,  con bello y homogéneo color de voz, que maneja con musicalidad, ductilidad flexible en su órgano de fonación, desde los encandilantes sobreagudos, hasta su apianado de notas y facilidad absoluta en el “passaggio” alto. Y, conforme el repertorio, su técnica y manejo de las “smorzature” de plena estirpe belcantista, que fue exhibiendo a lo largo del programa.


Asi es que se fueron sucediendo una cadenciosa versión de la bella “Je croi sentendre encore” de “Los pescadores de perlas” de Bizet, y tras “La Cenerentola” de Rossini vino el gran plato fuerte, el “Ah!, mes amis”, de “La fille du régiment” de Gaetano Donizetti - la de los nueve Do sobreagudos - que  produjo como en todas las arias, un estallido del público.


A todo esto, Diemecke entregaba excelentes interpretaciones de oberturas (“Romeo y Julieta”, ”El barbero de Sevilla” rossiniano,  siguiendo hasta llegar una espléndida de “La forza del destino” verdiana. Y el cantante siguió conquistando con “Don Pasquale” ”Lucia de Lammermoor” y las arias verdianas de “La Traviata” y “Rigoletto” (la siempre recurrente y popular  “La donna é mobile”).

 

Y a la hora de las propinas (como dicen los españoles), no faltó la evocación al cancionero mexicano ,también de la Madre Patria ( la emblemática “Granada”, rematada con un electrizante Do sostenido) y de nuestro tango,  con “El día que me quieras” de Gardel y Le Pera.  Fue entonces una jornada belcantista de jerarquía, en una aleación de ambos mexicanos (tenor y director) que quedará sin duda en las estadísticas del Colón  como una velada lirica memorable.


Néstor Echevarría 

 

Calificación:  Excelente