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"La Boheme" por Buenos Aires Lírica


Teatro Avenida
Viernes 11 de Agosto de 2017 


Escribe: Graciela Morgenstern

 

 

La Boheme, de Giacomo Puccini
Libreto: Giuseppe Giacosa y Luigi Illica
Elenco: Monserrat Maldonado, Nazareth Aufe, Ernesto Bauer, María Belén Rivarola, Luis Loaiza Isler, Walter Schwarz y otros.

Coro de Buenos Aires Lírica. Director: Juan Casasbellas

Coral de Niños Petits Coeurs. Directora: Rosana Bravo

Orquesta Académica de Buenos Aires

Dirección Escénica y escenografía: Marcelo Perusso

Vestuario: Ramiro Sorrequieta

Iluminación: Rubén Conde
Dirección Musical: Mario Perusso
Sala: Teatro Avenida 

 

 

Buenos Aires Lírica presentó como tercer título de su Temporada 2017,  "La Boheme", una de las obras más vistas en la historia de la ópera. Es bien conocido ya que la magnífica composición de Giacomo Puccini cuenta con melodías muy variadas, de singular belleza, y que la partitura sostiene un nivel emotivo y musical que nunca decae. 

En esta oportunidad, el elenco fue dispar en cuanto al cuadro de los solistas intervinientes. Sin embargo, con sus aciertos y desaciertos, puede considerarse una versión que fue buena,  aunque no descollante.


El rol de Mimí encontró en la soprano paraguaya Monserrat Maldonado bello color vocal, canto refinado, técnica sólida y una interpretación conmovedora. Con firme control del fiato, abordó “Sí mi chiamano Mimí”  y su aria del tercer acto, “Donde lieta uscí”,  ambas bien fraseadas y con canto expansivo, por lo que  logró que la audiencia palpite con  “Ma quando vien lo sgelo”, o se estremezca con “Sono andati”.


Nazareth Aufe como Rodolfo, mostró compromiso y entrega que nunca  cejó y resultó convincente en lo actoral. No dejó dudas de que ha realizado un trabajo arduo y cuidadoso, pero la demanda de la partitura es enorme y debería evitar, especialmente en su aria “Che gelida manina”,  los sonidos fijos y la monotonía de un canto pobre en matices.


Buen desempeño vocal y actoral el de Ernesto Bauer como Marcello. Cantó y actuó con profunda convicción.


Por otra parte, la Musetta de María Belén Rivarola, de voz excesivamente liviana, tuvo refinamiento vocal y chispa, aunque deberá cuidar un incipiente vibrato que se hizo notorio en su aria "Quando m'en vo ". Por otra parte, exhibió soltura escénica.


Walter Schwarz fue un Colline más que aceptable y bien actuado. Su aria “Vecchia zimarra” mostró buen fraseo y articulación, además de emotividad. Luis Loaiza Isler tuvo  un buen desempeño como Schaunard, tanto en lo vocal como en lo actoral. El resto del elenco cumplió con su cometido.


En tanto, el Coro y Coro de Niños Petits Coeurs, dirigidos por Juán Casasbellas y Rosana Bravo, respectivamente,  realizaron una lucida labor en sus cortas intervenciones.


Mario Peruso realizó una lectura sensible y profunda de la partitura y los músicos respondieron bien a su batuta. Resaltó el dramatismo de la misma aunque nunca fue en desmedro de los compases más diáfanos o sutiles y sacó buen provecho de una de las piezas más bellas de la producción pucciniana.


La régie y escenografía de Marcelo Perusso resultó adecuada. Aprovechó al máximo el escaso espacio disponible y fue funcional en cuanto a cambios de escena. La marcación fue clara y con unas pocas excepciones, ajustada a libreto. El vestuario diseñado por Ramiro Sorrequieta contribuyó al efecto general, al igual que la iluminación de Rubén Conde.


Aunque no fue esta una versión muy homogénea en cuanto al rendimiento de sus intérpretes, fascinado por la belleza indiscutible de la obra, el público la aplaudió entusiasta.


CALIFICACIÓN: BUENA

 

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