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MIDORI: EN LA CUMBRE DEL VIRTUOSISMO

 

Teatro Colón

Jueves 23 de Noviembre de 2017

 

Escribe: Donato Decina

 

 

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Director: Enrique Arturo Diemecke.

Solísta: Midori (Violín).

Programa: Obras de Chavez, Bernstein y Villa-Lobos. 

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

 Antes del comienzo, Enrique Arturo Diemecke se dirigió a la concurrencia para anunciar que el Concierto estaba dedicado a los cuarenta y cuatro tripulantes del A.R.A. “San Juán” y a sus Familias, como una manera de estar junto a ellos y en la esperanza de que aun  puedan ser hallados con vida. En prueba de ello solicitó un minuto de aplausos, los que de manera sostenida por parte de todos prorrumpieron en todo el ámbito de la sala y que tal vez hallan sido escuchados por Familiares y Allegados a través de la transmisión radial. Al momento de escribir la presente crónica, se esperaba con ansiedad el inicio de los trabajos de rescate por parte de los equipos enviados por la Federación Rusa,  la  que se sumaba de esta forma a la imponente ayuda internacional que Ntro. País está recibiendo por estas horas. Hago extensivo mi voto por la pronta aparición del navío y por el buen destino de los cuarenta y cuatro compatriotas allí atrapados.

 

  Esta velada compuesta por obras emblemáticas de creadores de Ntra. America toda, tuvo epicentro en la actuación de Midori, la exquisita y aun joven violinista Japonesa, a varios años de su ultima presencia entre Ntros y de la mano de la Obra mas emblemática de su repertorio como es la “Serenata a Partir del Simposio de Platón” de Leonard Bernstein, incluída en el programa en representación del extremo norte del continente. Diemecke recordó al Público que Midori fue solista de esta obra a los doce años de edad, dirigida por el mismo Bernstein al  frente de la New York Philarmonic y que en dos oportunidades durante esa velada debió intercambiar instrumento con el Concertino (Tratándose de esa Orquesta, entiendo que se trataría de Glenn Dickterow) ante la rotura de cuerdas de ambos violines empleados durante la interpretación, hecho que por si solo motivó figurar en la tapa del “New York Times” La obra, dividida en cinco movimientos en los que (tomando el relato histórico) se retrata a los mas famosos comensales que Platón recibiera en su banquete para tratar un determinado tema. Asi aparecen Fedro, Pausanias, Aristófanes, Erixímaco, Agatón, Sócrates y Alcibíaddes. Su estructura es basicamente tonal, las descripciones de cada personaje  son trazadas en cada fragmento acorde  con la personalidad que la historia y los historiadores han descripto a cada uno de ellos.  Para Fedro un “Lento”.  Pausanias es motivo de un “Allegro”.  Aristófanes es descripto en un “Allegretto”, Erixímaco en un “Presto”.  Agatón mediante un “Adagio”. Sócrates en un “MoltoTenuto” y Alcibíades en un “AllgroMolto Vivace”. La música transita por diferentes carriles. En una gran parte aparecen detalles característicos del Bernstein de esa época que harán eclosión en la partitura de “West SideStory”. Pero por otra parte surgen influencias de Mahler y Shostakovich, dos de los músicos cuyas obras fueran dirigidas por “Lenny” en innumerables ocasiones alcanzando cumbres interpretativas a mi juicio aún no superadas (sobre todo en el primero de ellos). Midori hizo gala de un exquisito refinamiento y una técnica insuperable. No sería descabellado decirque hoy por hoy es la máxima interprete de la obra,y lo mas importante es que pudimos apreciarla en la plentud de sus medios (muy abundantes por cierto), acompañada de manera magistral por Diemecke y la Orquesta y con especial lucimiento de Carlos Nozzi en el solo de violonchelo y del Concertino Delmir Lulja en su breve aparicón solista. La gigantesca y merecida ovación trajo como consecuencia una imponente versión del Preludio de la Partita en Mi mayor de Bach que sacudió a la concurrencia.

 

  Antes y después hubieron dos trabajos de formidables creadores americanos. Hablar de la Sinfonía Nº 2 “India” de Carlos Chavez es hacer referencia a una colorida pintura de Mexico, sus tradiciones y su rica y formidable cultura. Y justamente Diemecke expresó como pocas veces este concepto con una versión plena de colorido, sonido y formidable empaste. Y para el cierre, se escuchó, tal vez por vezprimera la Sinfonía Nº 4  “La Victoria” del Brasileño Heitor Villa-Lobos. Cada vez que van apareciendo en los atriles los trabajos de este inmenso creador es renovar la admiración y el asombro ante la belleza de su música, Esta página de 1919 está dedicada al triunfo de los “Aliados” de entonces y la lógica finalización por ello de la Primera Guerra Mundial. Mientras  en Nrra. Tierra Gilardo Gilardi lo hacía con un “Requiem” a la memoria de los caídos sin importar el bando, Villa-Lobos lo efectuó para los ganadores con una página de contornos algo ampulosos y una frondosa orquestación. Ello levó a que en algunos momentos los bronces y la percusión extinguieran por completo el sonido de la cuerda, no pudiendo apreciarse (al menos desde mi posición el la sala, Fila Nº 6) parte de ese discurso orquestal, no obstante ello  la labor fue ampliamente satisfactoria y así lo ratificó una vez mas el aplauso del soberano.

 

Donato Decina