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Los grandes festivales del verano europeo

 

BAYREUTH, 2018

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

 

Definido ya el programa de los Festivales que Richard Wagner inauguró en su propio teatro en 1886, el ciclo se extenderá entre el 25 de Julio y el 29 de Agosto e incluye como flamante producción a “Lohengrin” (cada temporada orece una nueva presentación escénica). Al frente de la organización se encuentra Katharina Wagner, bisnieta del compositor, quien asumió la conducción a la muerte de su padre, Wolfgang, en 2008, primero junto con su hermana Eva Wagner-Pasquier, y a partir de 2015 sola (con el invalorable asesoramiento de Christian Thielemann, desde ya uno de los maestros de máximo brillo en el panorama internacional).


Alagna en la apertura

En el inicio de la serie, el “Generalmusikdirektor” de la compañía tendrá precisamente a su cargo la concertación de “Lohengrin”, ópera que contará con un elenco francamente estelar, en el que destaca la presencia de Roberto Alagna (protagonista). Junto al afamado (y polémico) tenor francés estarán Anja Harteros (Elsa), soprano de voz espléndida, votada por nuestros colegas europeos como la mejor cantante de 2017, la estupenda Waltraud Meier (Ortrud), el bajo barítono polaco Thomas Konieczny (Telramund) y “uno de los bajos más importantes de su generación” por la nobleza y sonoridad de su registro: Georg Zeppenfeld (Heinrich).


La puesta será de Yuval Sharon, “regisseur” nacido en Chicago, de actuación en Los Ángeles (el segundo “metteur-en-scène” judío en toda la historia de Bayreuth). Orientador de una corriente disruptiva, por completo anticonvencional en lo que hace a las formas y encuadres de la escena musical, los trabajos de Sharon tienden a expandir sus fronteras e insuflar al melodrama una renovada vitalidad. La iluminación estará a cargo de Reinhard Traub y la escenografía y el vestuario de Rosa Loy y Neo Rauch. El coro de la casa, una selección de las mejores voces de distintos países, será preparado por su titular, el excelente maestro Eberhard Friedrich.


Puestas provocadoras
El título siguiente es “Parsifal”. El veterano Hartmut Haenchen, llamado de apuro cuando Andris Nelsons dejó la ropa colgada en el camarín y se volvió a Letonia, entregará esta vez el podio al petersburgués Semyon Bychkov (de quien oímos una potente “Khovantschina” en Londres en Agosto). En su segundo año, la “mise-en-scène” de Uwe Eric Laufenberg, intendente del teatro Estatal de Hessen-Wiesbaden y reemplazante de Jonathan Meese destaca desde ya como realmente estrafalaria, sin atenuantes. Ubicada en el presente, con refugiados, pinceladas orientales y “hippies”, Gurnemanz como jefe de una organización de caridad y el mismo templo repetido en los tres actos, el cuadro muestra a Klingsor en África con un muro lleno de crucifijos, plantas de plástico y la máscara mortuoria de Wagner, elementos que caracterizan esta producción con mucho de “kitsch”, no exenta de algún hallazgo e integrada con videos de Gérard Naziri, escenografía de Gisbert Jäckel y trajes de Jessica Karge.
Dijimos más de una vez que Bayreuth vive un poco del escándalo: los conflictos y ambiciones familiares, su pasada vinculación con el Tercer Reich, abucheos, disputas artísticas que trascienden; recordemos lo que hizo Katharina en el Colón. En esta dirección, y para cambiar la cara y “épater le bourgeois”, a partir de la nueva etapa inaugurada por Wieland Wagner en 1951 la sala de la verde colina se ha distinguido universalmente por sus puestas radicalmente iconoclastas, si se quiere sensacionalistas.


Si bien Wieland (hijo de Sigfrido Wagner), a fin de lavar la imagen de los Festivales después de la Segunda Guerra se inspiró en las grandes líneas estéticas del el teatro griego, lo cierto es que esta postura inteligentemente desmitificadora fue degenerando con el tiempo, para desembocar en producciones que por simple afán de renovar e inventar cosas distintas, suelen caer en el ridículo y resultan incomprensibles, cuando no desagradables o irritativas.


Plácido Domingo

“Los Maestros Cantores de Nürenberg”, la obra preferida de Hitler, que la consideraba exponente de las mejores virtudes del pueblo alemán, será dirigida por Philippe Jordan (el hijo de Armin, superior a su padre), maestro suizo-alemán de alto vuelo. Con decorados de Rebecca Ringst y trajes de Klaus Bruns, Barry Kosky, primer “regisseur” hebreo que actuó en los Festivales se encargará de la “mise-en-scène”, vista por primera vez en 2016. Ambientada en la Wahnfried Haus, la casa de la familia en Bayreuth, el primer acto transcurre en la biblioteca (es un problema ubicar al coro, que debe situarse en las puertas o afuera), y el propio Wagner, Liszt, Cosima, Hermann Levi encarnan a Sachs, Walther, Eva, Pogner, Beckmesser en un proceso de sucesivas transformaciones. Teatralmente imposible de sostener, el compositor y su esposa disfrutan de un picnic en el segundo acto, y en el último la acción se traslada a los tribunales aliados de Nürenberg, cuya sala que queda absolutamente vacía cuando en el final Sachs invoca la eternidad del “sagrado arte alemán”.


Con concepción teatral de Jan Philipp Gloger, si se quiere de una fantasía absolutamente heterogénea, por momentos algo pueril, “El Holandés Errante“ será otra vez conducida por el bávaro Axel Kober.


“La Walkyria” (presentar una de las jornadas de la Tetralogía fuera del ciclo completo del “Ring” es algo revolucionario para Bayreuth) se dará con la “régie” del último “Anillo” completo, perteneciente a Frank Castorf. La batuta es nada menos que de Plácido Domingo, a quien no suponíamos preparado para cometidos de semejante complejidad. “Tristán e Isolda”, por último, subirá a escena con el marco creado por Katharina Wagner en 2015. Escaleras y ascensores hidráulicos, fardos de alfalfa, Marke con sobretodo amarillo y sombrero panamá leyendo el diario en una prisión con instrumentos de tortura, una excursión en una vagoneta a una mina y otras excentricidades desembocan en un último acto que se desliza sólo en la imaginación de Tristán. “Los Festivales de Bayreuth serán siempre un taller creativo, donde los artistas podrán desplegar al máximo su libertad para romper el statu quo”, afirmó el año pasado Peter Jonas.

 


Carlos Ernesto Ure