Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal
Teatro Municipal Colón
Mar del Plata
Viernes 28 de marzo de 2018
Escribe: Eduardo Balestena
Orquesta  Sinfónica Municipal de Mar del Plata
      Dirigida  por el maestro Juan Martín Miceli
    Solista,  Alejandro Aldana, violín   
El maestro Juan Martín Miceli es el nuevo director de la Orquesta Sinfónica Municipal. En su primer concierto a cargo del organismo contó con la actuación del violinista argentino-brasileño Alejandro Aldana, en carácter de solista en el Concierto para violín y orquesta en mi menor, opus 64 de Felix Mendelsohn (1809-1847).
    Durante todo el desarrollo de la  obra fue posible apreciar el   refinamiento sonoro del instrumento solista, la fluidez de su fraseo, el  pasaje hacia las distintas intensidades dinámicas, permanentes en la  continuidad de un discurso musical de riqueza de motivos, la técnica en los  pasajes más demandantes y expuestos, como el previo a la reexposición en el  primer movimiento, o el del Allegro molto  vivace. En tal sentido nunca pareció exigido y abordo la obra con absoluta  seguridad.
    La orquesta fue homogénea en la  cuerda, con una fluida performance en las dinámicas de la obra y un diálogo  fluido y compacto con el solista.
    De destacada actuación, Alejandro  Aldana ha sido solista de grupos de cámara como el Vebier Festival Orchester,  entre otros, concertino de la Orquesta Sinfónica Brasilera y participado en  numerosos concursos internacionales.     
    La Sinfonía opus 95, en mi menor, de Antonin Dvorak (1841-1904) fue la  obra abordada en la segunda parte del concierto.
    La permanente y rica inspiración y  la variedad de lenguajes son dos de los rasgos más salientes de Dvorak, cuyo  genio le permitió explotar aquellos elementos que le resultaron de mayor  interés para elaborar un discurso propio: obras tan disimiles como el Concierto  para cello; Rusalka, poemas sinfónicos como La Bruja del Mediodía y el extenso  arco que sus sinfonías, que tienen un punto de inflexión en la séptima, son  algunas de las muestras de su extraordinaria versatilidad, de su inagotable don  melódico y su manejo formal de la orquesta: supo extraer al máximo las  posibilidades de cada estética.
    Tal como sucede en el Cuarteto nro,  12, opus 96, o en el Concierto para cello opus 104, correspondientes a su  estadía en los Estados Unidos de Norteamérica, se vale en esta sinfonía del uso  de acentos y de la cita de fórmulas melódicas y rítmicas del acervo americano  en el marco de una obra netamente eslava, a la que es capaz de dotar de una  personalidad y encanto absolutamente propios.
    En este sentido, hubo una absoluta  claridad de timbres en el diálogo entre las distintas secciones de un tejido  sonoro en el que discurren motivos melódicos que se desarrollan y resuelven,  sucedidos por otros de distinto carácter, lo que confiere a la obra un singular  relieve. Lugares como el largo del segundo movimiento o el motivo de los  metales en el cuarto, con sus recurrencias en el tejido sonoro, son ejemplos de  una amalgama en la que motivos de movimientos anteriores (del segundo, por  ejemplo) vuelven en el final. 
    Más allá de dos inconvenientes puntuales,  en un pasaje solista y en uno de los ataques del cuarto movimiento, hubo una  versión equilibrada, con una clara marcación y una amalgama de pasajes como los  ataques de los metales en el movimiento final, que resultaron compactos en un  marco de homogeneidad en la cuerda y cuidado en la afinación.  
      Formado en la Universidad de Artes y  Estudios Performativos de Viena y de actuación en distintos escenarios europeos  y argentinos, el maestro Miceli y la oruesta sinfínica brindaron una lograda  versión de obras muy caras al repertorio.
    
Eduardo Balestena

