La Orquesta Sinfónica de Jerusalén en el teatro Coliseo
Teatro Coliseo
Miércoles 15 de Agosto de 2018
Escribe: Néstor Echevarría
Programa:
- “Danza Hora”, del poema sinfónico “Emek”, de Mark Lavry
- Concierto para violín y orquesta en Mi menor,op.64 de Felix Mendelssohn
- Sinfonía nº 1 en Do menor op.68 de Johannes Brahms.
Director: Yeruham Scharovsky
Solista: Itamar Zorman (violin)
Una nueva presentación en nuestra ciudad de la Orquesta Sinfónica de Jerusalén, celebrando una trayectoria de ochenta años de vida – su fundación remonta a 1938 - tuvo lugar en el teatro Coliseo en el marco del ciclo Nuova Harmonía, contando con el apoyo de CUJA (Campaña Unida Judeo Argentina) en una sesión que presentó en el podio a su director Yeruham Scharovsky, nacido en nuestro país y trasladado a Israel donde comenzó a desarrollar una activa carrera.
    Precisamente  hace ocho años destacamos en La   Prensa su actuación en el teatro Avenida en una sesión  dirigida por el mismo maestro Scharovsky, ligado desde hace muchos años a esta institución, que fuera en sus orígenes la  orquesta de la radio de Jerusalén.
    En  esta oportunidad  el regreso del  director  se vio complementado con un  joven y talentoso  violinista de treinta y  tres años, Itamar Zorman , nacido en Tel Aviv ,donde comenzó a estudiar violín  a los seis años.  Toca con un Guarneri Del  Gesú de 1734 y posee antecedentes de  considerable mérito.
    El  concierto comenzó con la “Danza Hora” del poema sinfónico “Emek”      del compositor nacido en Riga,  capital de Letonia,  Marc Lavry (su apellido  real fue Levin)  que estrenó esta obra en  1937 describiendo la vida cotidiana en una planicie de la región de Galilea. La  danza tiene una vivaz rítmica y fue asi carta de presentación de este orgánico  nutrido de sesenta músicos.
      Tras  esta presentación breve, llegó el concierto de Mendelssohn para violín, op-64,  en que impresionó favorablemente el instrumentista  mencionado por sus manejo y sincronía entre su  violín y la orquesta, en cabal consubstanciación  con el romanticismo mendelssohniano.
    La  segunda parte propuso la Primera  sinfonía de Johannes Brahms, escrita en Do menor,op.68, de largo proceso compositivo  , donde la orquesta visitante mostró  secciones solventes y cohesionadas,  tanto en las cuerdas como los bronces, maderas y la percusión, de ahí que con  la dirección alcanzó una lectura muy correcta y digna.
      El  entusiasta publico que asistió al concierto reclamó “encores” que el director  con  clara dicción española fue  anunciando. Primero un arreglo sinfónico del tango “Taquito militar “de Mariano  Mores y luego la pieza  “Jerusalén de oro”,  de Naomi Shemer, que calificó como  segundo himno de Israel.
                                                               
       Néstor Echevarría
    Calificación: Muy bueno

