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En el cierre del ciclo del Jockey Club

 

UNA ORIGINAL VELADA DE NAVIDAD

 

Miércoles 19 de diciembre de 2018

Salón Florida del Jockey Club (Avenida Alvear 1345)

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

 

 

Stravinski: Sinfonía de los Salmos

Bernstein: “Chichester Psalms”

María Sánchez Polverini, soprano, Marcelo Ayub, Iván Rutkauskas, Florencia Caruso y Tamara Benítez,  piano, Musica Quantica y Ensamble de Percusión del Conservatorio Astor Piazzolla (Camilo Santostefano)

 

Siempre con la guía de Norberto Padilla y José María Cantilo, el Jockey Club clausuró el miércoles su temporada musical con una velada de entrada libre y gratuita desde ya singular debido a la diversidad de sus actores, pero no por ello menos atrayente. Con cuatro pianistas, una soprano solista y el impecable Ensamble de Percusión del Conservatorio Astor Piazzolla, se presentó en la ocasión la agrupación MusicaQuantica, y la labor de todos ellos, perfectamente concertados por el maestro Camilo Santostefano, lució parejo rango, estilo y musicalidad.

 

Sinfonía de los Salmos

Cabe señalar que la sesión se distinguió también por su originalidad, ya que si bien estuvo destinada a conmemorar las fiestas navideñas, saliendo de repertorios trillados se basó en dos importantes obras contemporáneas.

 

En el comienzo, la Sinfonía de los Salmos, que Igor Stravinski compuso en 1930 sobre textos latinos del “Libro del Pueblo de Dios” fue objeto de una traducción atildada, en la que destacó la pulcritud del coro. Conjunto de voces juveniles de cámara fundado en 2006, la esbelta performance de MusicaQuantica reveló aplicación y seriedad, y fundamentalmente un trabajo de preparación que le permitió sortear sin vacilaciones partituras en verdad complejas como ésta, con sus fugas y contrapuntos y sus reminiscencias gregorianas y neoclásicas.

 

“Canto de los salmos convertido en sinfonía”, según palabras de su propio autor, en su ejecución sobresalieron asimismo Florencia Caruso y Tamara Benítez en el entrelazamiento de ambos pianos en un bellísimo interludio, al igual que el director, quien imprimió a la versión, con gesto claro, una rítmica bien marcada y una particular vibración en el “Aleluya” final, de entramado por cierto complicado.

 

Los Salmos de Chichester

Reproducción de dos conciertos protagonizados este mes por los mismos intérpretes en el CCK y la Usina del Arte, la jornada se completó ante un auditorio repleto con los “Chichester Psalms”, que Leonard Bernstein (1918-1990) escribió en 1965 para la Catedral anglicana de esa ciudad de West Sussex, con motivo de un festival religioso (las palabras del manuscrito original están en hebreo).

 

También en edición instrumental reducida, María Sánchez Polverini exhibió en esta parte un registro lírico terso y homogéneo y el grupo coral, que debe mejorar la dicción inglesa, desplegó armoniosa sonoridad en los unísonos. Santostefano manejó a su vez toda la asamblea a su cargo con precisión y algún exceso de volúmenes y contundencia en la percusión, y los pianistas Marcelo Ayub e Iván Rutkauskas, reconocidos tecladistas de nuestro medio acreditaron discurso depurado, de alta categoría.

 

Calificación: muy bueno

 

Carlos Ernesto Ure