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En Paris, una “Rusalka” de un lirismo envolvente

 

Ópera Bastille, Paris

Jueves 7 de febrero de 2019


Escribe: Néstor Echevarría  (La Prensa, 25-2-19)

 

 

Paris. (Especial) Como una suma de festejos, está  transitando un  año clave la prestigiosa e histórica Opéra National de Paris. Por una parte,  como institución, remonta al cumplimento de los trescientos cincuenta años en esta temporada, tomando en cuenta que nació como Academie Royale de Musique, en 1669.


Ya en nuestros días, integrada  por dos importantes teatros, el fastuoso Palais Garnier de larguísima y brillante tradición, y la moderna y mas reciente Opéra de la Bastille, que cumple a su vez este año su treinta aniversari , hace que el enorme complejo que implican las dos salas simultáneas, vayan  distribuyendo la amplía temporada que  aborda mas de veinte operas en escena – la mayoría en la  Opera Bastille- asi como también el ballet y los conciertos.


Esta última sede, ubicada frente a la histórica plaza parisiense del mismo nombre, y creada a efectos de popularizar aúnmas el arte lirico, en base a su amplia capacidad de espectadores y también a una excepcional tecnología escénica le permite emprender numerosas producciones en el calendario anual, quince títulos en esta oportunidad de los veintidós establecidos.


Y justamente pudimos apreciar en ese escenario una notable versión de”Rusalka”, de Antonin Dvorák, en una puesta escénica que  fue presentada como estreno mundial a principios de esta centuria y que logró rescatar del olvido esta bella ópera del músico checo, con el protagonismo de la afamada soprano estadounidense Renée Fleming, y con esta  “mise en scéne” que hemos apreciado y que le fue dedicada por su creador, el destacado “régisseur” canadiense Robert Carsen. Nacido en Toronto hace sesenta y seis años y formado en el Old Vic de Londres,  para después desarrollar una carrera ascendente en prestigiosos teatros liricos, Carsen despliega su imaginación  en ese argumento  de cuento de hadas, el de las ondinas, que proviene de la literatura europea y que Antonin Dvorák nutrió musicalmente con bella y conmovedora expresión melódica, plasmando su gran contribución operística, estrenada en el Teatro Nacional de Praga en 1901.


Pues bien, aquí la mano y la imaginación delpuestista cobra especial carácter y expresivo aliento y es por ello que el trabajo emprendido por Carsen habla de inteligencia y consumado afán esteticista a la vez, en las  escenas de lirismo envolvente,  con el manejo de luces (es un consumado iluminador que actuó en coparticipación con Peter van Prael) valiéndose de efectos especulares y simetrías en la acción, para expresar el mundo terrenal y el acuático en que trascurre  el drama de la protagonista. Tierra y agua (o viceversa) se conjugan con habilidad en un mensaje plástico y semi-abstracto.


Una propuesta sugerente y sensible para llevar a cabo simultáneamente una v versión de calidad desde elpunto de vista musical, con la directora finlandesa Susanna Mälkki, nacida en Helsinki,  que tuvo éxitos como el de L’amour de loin” de su compatriota Kaija Saariaho, que le vimos en el “Met” neoyorquino.


Se pudieron apreciar en el elenco presentado buenas dotes vocales y recursos expresivos en la  labor en la protagonista, también finlandesa, Camilla Nylund, acompañada por nuestra tan recordada Karita Mattila, que cantó la parte de la princesa extranjera, del sólido tenor germano Klaus FlorianVogt como el príncipe, en tanto un personaje determinante en la acción como es la bruja Jezibaba (que transforma el mundo para Rusalka) fue bien compuesto y cantado por  la mezzo estadounidense Michelle De Young.


La sutileza  y calidad de la de la versión musical y escénica con los efectos plásticos aludidos, generó una larga ovación en el nutrido público que colmaba prácticamente las dos mil setecientas localidades de esta nueva sala de la Opera de Paris. En resumidas cuentas,una experiencia valiosa  del movimiento lirico europeo.