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En la apertura del ciclo de este año

 

ARMONIOSA VELADA DE LA ACADEMIA BACH

 Iglesia Metodista Central (Av. Rivadavia 4050)

Sabado 6 de Abril de 2019

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

 

Marcello: Concierto en re menor, para oboe, cuerdas y bajo continuo

Vivaldi: Stabat Mater, RV621, para mezzo, cuerdas y bajo continuo

Bach: Motete “Der Gerechte kömmt um”, para coro, trompeta, oboe, cuerdas y bajo continuo y Cantata “Ich elender Mensch wer wird mich erlösen”, BWV 48, para coro, solistas, trompeta, oboe, cuerdas y bajo continuo.

 

Mattea Musso, mediosopran

Hugo Ponce, tenor

Periferia Vocal (Pablo Piccinni)

Solistas de la Academia Bach (Mario Videla).


Ya en su trigésima séptima temporada (en nuestro país: una hazaña para una entidad particular consagrada al estudio y difusión de un compositor), la Academia Bach de Buenos Aires inauguró el sábado su ciclo de este año, que se compone de once jornadas, unas gratuitas, otras de abono. Siempre bajo la guía insustituible de Mario Videla, la sesión tuvo lugar en la Iglesia Metodista Central de la Avenida Rivadavia y Yapeyú, en el marco de la serie de Conciertos Comentados, y como es habitual, se desenvolvió con un rango de invariable excelencia y pureza estilística.

 

Vivaldi

Bajo el lema “Bach-Vivaldi y el gusto italiano”, que alude a las relaciones del “Kantor” de Santo Tomás con la estética de los autores peninsulares, la velada se inició ante un auditorio repleto y participativo con el conocido Concierto en re menor para oboe y conjunto de cuerdas del veneciano Alessandro Marcello (hermano de Benedetto). En su ejecución se distinguió desde ya el solista, Andrés Spiller, cuyo sonido terso y homogéneo, pleno de esmalte, sumado a su impecable destreza técnica (frases de “legato spiccato”) le permitieron plasmar una versión de alto relieve, corroborada por un grupo de arcos de exquisita labor.

 

Bach (que había hecho una transcripción para teclado del Concierto de Marcello cuyas ornamentaciones incluyó el oboísta) nunca conoció personalmente a Vivaldi, pero sí a algunas de sus partituras, de las que tomó referencias. En tal virtud, y por recordarse además el sábado pasado el día que María en su momento de mayor dolor estuvo junto a la Cruz de Jesús agonizante, se escuchó seguidamente el “Stabat Mater” (1712), del músico del Veneto. Dividido en nueve partes, y con texto latino atribuido a Jacopone da Todi, en su traducción, desplegada por Videla con profundo sesgo religioso-barroco y acentuaciones perfectas se distinguió la mezzo Mattea Musso. En efecto; dueña de un registro cálido y bien manejado, sumamente expresiva, la cantante siciliana acreditó asimismo lozanía, riqueza de claroscuros, color parejo y envolvente.

 

Estrenos

En la segunda parte el conjunto estrenó dos trabajos de su inspirador. El motete “Der Gerechte kömmt um” (“El justo perece”), encontrado hace muy poco, es en realidad una creación de Johann Kuhnau re-escrita, transformada y enriquecida por Bach. La Cantata “Ich elender Mensch” (“Yo mísero hombre”) BWV 48 (1723), basada en un pasaje de San Pablo sobre la cura de un paralítico, con un coral del Himnario de Dresden (1593), fue igualmente objeto de una ejecución poco menos que irreprochable por los cuatro costados.

 

Si bien con algún exceso de volumen en el espectro global, la agrupación Periferia Vocal, preparada por Pablo Piccinni, lució voces bellas y diáfanas y cuidada musicalidad. Mattea Russo reeditó sus cualidades en el “recitativo accompagnato” con oboe obligado y aria, y el tenor Hugo Ponce, de metal absolutamente apropiado para este repertorio se destacó en la suya (“Vergibt mir Jesus meine Sünden”), de tocante y agraciado melodismo.

 

Por su lado, el maestro Videla, cuya actuación también como organista resultó esencial, modeló una edición de perfecto ajuste en modo y procedimientos, de equilibrio casi alquímico, en la que se destacaron por igual los Solistas de la Academia Bach: Pablo Saraví y Gabriel Pinette (violines), Marcela Magin (viola), José Araujo (cello), Fernando Fieiras (contrabajo) y Valentín Garvié (trompeta), además de Spiller, todos ellos instrumentistas de fuste de nuestras grandes orquestas sinfónicas.

 

Calificación: excelente

 

Carlos Ernesto Ure