Estupendo concierto de la Orquesta de Cámara de Munich en el Colón
LA GRANDEZA RADICA EN LA SIMPLICIDAD
Teatro Colón
Lunes 13 de Mayo de 2019
Escribe: Martha Cora Eliseht
Mozarteum Argentino, Temporada 2019
Actuación de la Orquesta de Cámara de Munich, Concertino (Daniel Giglberger).
Solista: Lise de La Salle (Piano).
Programa: Obras de Elgar, Mozart y Glass.
El pasado lunes 13 del corriente tuvo lugar en el Teatro Colón el segundo concierto del 1° Ciclo del Mozarteum Argentino, con la presentación de la Orquesta de Cámara de Munich, dirigida por su concertino –Daniel Giglberger-, con la participación de la pianista francesa Lise de la Salle como solista. El repertorio comprendió las siguientes obras: Serenata para orquesta de cuerdas, Op. 20 de Sir Edward Elgar (1857-1934), el Concierto n° 9 para piano y orquesta en Mi bemol mayor, K.271 “Jenamy” de Wolfgang A. Mozart (1756-1791), Company, para orquesta de cuerdas de Philip Glass (1937) y la Sinfonía n°29 en La mayor, K.201 de Mozart.
    No es la primera vez que esta  prestigiosa agrupación visita nuestro país, destacándose por la pureza de su  sonido y la creatividad de sus programas. Fue convocada en reemplazo de la  Orquesta Sinfónica de Beijing –cuya presentación se canceló y tuvo que ser  reemplazada por la Orquesta Sinfónica de Armenia, que también canceló su  presentación durante el transcurso del corriente año- y está compuesta por 24  músicos. Muchos de ellos utilizan instrumentos de época para dar una mayor y  mejor calidad de interpretación (prueba de ello fue la interpretación de la  mencionada Sinfonía de Mozart con los  cornos). Y Lise de la Salle resultó una intérprete espléndida, con personalidad  escénica, que supo dar al Concierto n° 9 de Mozart un sonido cristalino y transparente, haciendo hincapié en su  interpretación. Posee una técnica perfecta, una pulsación y una digitación  excelentes y, además, logró un ensamble compacto y preciso con el resto de los  músicos, ofreciendo una versión luminosa de la mencionada obra. Tal es así, que  se vio obligada a interpretar un bis: La  fille des chéveux longues de Débussy. Fue muy aplaudida por el público, al  igual que el conjunto instrumental. Pese a su juventud, ha sido ganadora del Diapason d’Or y el Gramophone’s Editor’s Choice, además de concretar una  prestigiosísima carrera internacional. 
    El mencionado Concierto n° 9 de Mozart fue compuesto en 1777 y dedicado a una  pianista francesa de apellido Jeunehomme,  que fuera incorrectamente escrito e interpretado por el compositor.  Posteriormente, Mozart se lo dedica a la hija de uno de sus amigos –Jean-  Georges Noverre-, casada con un francés de apellido Jenamy y notable pianista, del  cual, el conciertotoma su nombre. Consta de tres movimientos (Allegro/Andantino/ Rondó- Presto)  y presenta una abundancia de líneas  melódicas en el Allegro, independientes  de los temas anunciados por la orquesta.  Por ende, posee un fraseo y dificultades  técnicas que deben ser interpretados por un pianista con madurez expresiva.  Precisamente, Lise de la Salle lo logró mediante una interpretación magistral.
    Previamente, la orquesta ofreció la Serenata para orquesta de cuerdas, Op. 20 de  Sir Edward Elgar, ofreciendo una versión muy buena, que sonó dulcemente, pero  que también se notó cierto grado de solemnidad en su interpretación. Hubo un  balance característico desde el primer movimiento (Piacevole), con reminiscencias de Dvorák, con pasajes sutiles desde  las violas y cellos. Muy buena labor del director y violín solista Daniel  Giglberger en el Larghetto y de la  orquesta – en general- en el Allegretto, que  culmina con una recapitulación del 1° movimiento. Lo mismo sucedió con Company de Philip Glass, que es una obra  que se destaca por su simpleza, sobre una base de continuo ondulante y una  expresión minimalista. En sus orígenes, fue compuesta como música de escena  para la obra homónima de Samuel Beckett y estrenada en el Public Theatre de New  York en 1983. Sus cuatro movimientos intentan plasmar el espacio cerrado y mínimo  en el que se encuentra el protagonista de la obra. Posteriormente, Glass la  publicó como Cuarteto para cuerdas n°2 en  1986 y, finalmente, en la presente versión para orquesta de cuerdas. La  interpretación fue muy buena, con perfecto equilibrio sonoro entre los cuatro  grupos de instrumentos de cuerdas. 
      Por último, la orquesta ofreció una  excelente versión de la Sinfonía n° 29 en  La mayor, K. 201 de Mozart, que es una de las obras más tempranas del genio  salzburgués. Mozart tenía sólo 18 años cuando la compuso y es la obra que marca  su madurez como compositor. Consta de cuatro movimientos (Allegro moderato/ Andante/ Menuetto- Allegretto y Allegro con spirito) y se desarrollan dos temas muy bien definidos y diferenciados desde el comienzo  de la Sinfonía. El 1° movimiento se desarrolla en forma de sonata,  caracterizado por ser muy dinámico y permitir el intercambio de cuerdas y  vientos. El 2° movimiento, en cambio, es mucho más melódico y se caracteriza  por un acompañamiento de cuerdas con sordina. Fue muy destacada la labor del  conjunto y el empleo de instrumentos de época le brindó un toque muy  particular. Además, el hecho de ser un grupo reducido permitió aún más apreciar  las sutilezas y detalles de esta obra. Actualmente, existe una tendencia a  interpretar las obras de Mozart con menor cantidad de músicos –no mayor de 25-  que con una orquesta sinfónica. Y el resultado es óptimo, tal como sucedió en  este caso. Las intervenciones de todos los instrumentistas fueron brillantes,  logrando un sonido diáfano y siguiendo los lineamientos originales del  compositor. Esto se notó más aún en el vigoroso Minuetto del 3° movimiento, donde el diálogo entre cuerdas y  vientos es más fluido, y en el impetuoso Allegro  con spirito que cierra la obra. Asimismo, era admirable apreciar los gestos  del director al marcar el ritmo con sus pies, lo que contagiaba alegría al  resto del conjunto. Tras los aplausos, la orquesta ofreció dos bises: el movimiento final de la Sinfonía n° 44 de Joseph Haydn y una  obra de Max Reger (Ansfintebleico),  que no fueron anunciadas, pero que sonaron magistralmente. Una muy buena  propuesta del Mozarteum y, a su vez, un excelente reemplazo, donde todos los  presentes se retiraron muy conformes por haber elegido un repertorio que no es  el más conocido entre las obras para música de cámara, pero que ha sido  sencillo y simple, con una orquesta caracterizada por su gran musicalidad y su  enorme talento.

