Centro de Experimentación del Teatro Colón
La Guerra de los Mundos – Radioteatro Experimental 1
Teatro Colón de Buenos Aires
Sábado 29 de junio de 2019
Escribe: Eduardo Balestena
      Dirección:  Walter Jakob; Agustín Mendilaharzu.
      Composición  y dirección musical: Gabriel Chwojnik 
      Diseño  de escenografía: Ariel Vaccaro
      Actores:  Horacio Banega, Juan Barberini y Agustín Meldilaharzu 
      Diseño  de vestuario: María Emilia Tambutti
      Diseño  de iluminación: Eduardo Pérez Winter
    
La famosa transmisión del Mercury Theatre, dirigida por Orson Welles, emitida el 30 de octubre de 1938 se basó en la ilusión creada por un uso nuevo de la radio, en el contexto de los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
    Los realizadores La Guerra de los  Mundos – Radioteatro Experimental 1, juegan con la idea de romper esa ilusión,  mostrar sus recursos y con ello saber si la vigencia de la narración sigue  siendo la misma.      Exhibido escénicamente, el  radioteatro es reformulado, transformándose no en un medio sino en una  estética.
      La  música  y el sonido 
      La música forma parte de esta  reformulación: un piano cuyas cuerdas son a veces percutidas con las manos, un  teclado, un aparato electrónico, violín y una amplia variedad de instrumentos  de percusión: bombo, gong, cencerros, tubos, vibráfono, timbal, plantean la  introducción musical y adquieren luego una función narrativa, al subrayar  climas y, como leimotive, acompañar situaciones en que el narrador o los  periodistas y entrevistados en los reportes, se desplazan de un lugar  imaginario a otro, buscando informar sobre el desembarco de los marcianos en  distintos lugares.
      Un arco de violín deslizado sobre una  superficie metálica, o amplificado, lo mismo que un elemento aplicado sobre el  parche de un timbal pequeño, como los usados en el repertorio barroco y del  temprano clasicismo, trabajan en ese preciso límite entre la música y los  sonidos que la componen, pasibles de ser ampliados, permanecer o revelarse de  otra manera: de este modo, los leves golpes rítmicos de las manos sobre la  cuerda del violín mientras el narrador habla, se convierte en un sonido  inquietante, creador de expectativa.
      Una  realización verbal y sonora
      A  la inversa de la versión original, la idea no encubre sus recursos sino que su  estética se basa precisamente en mostrarlos: los actores, ataviados a la manera  de hombres de radio de 1938, utilizan vasos plásticos para crear efectos de  imperfección, peligro y distancia –en el tiempo y en el espacio- utilizando  también un vaso forrado de papel metálico para crear el efecto de las  desesperadas transmisiones que son el motor de la obra.
      La evocación de los recursos  originales de la transmisión de 1938 es parte de una estética que recrea además  la retórica narrativa de la época, a la manera de los antiguos doblajes, con un  especial cuidado en la pronunciación de nombres y topónimos en inglés.
      Un dispositivo escénico que se  desplaza cuando  los narradores que  intervinieron en a primera instancia –planteo, desembarco y destrucción- ya no  lo harán en la segunda instancia -supervivencia y visión de futuro de la  historia-.
      En la segunda parte la obra adquiere  un sesgo político y filosófico: el astrónomo sobreviviente se encuentra con un  militar de la guardia nacional, también sobreviviente, que se propone aprender  a manejar las armas de los invasores para poder dominar lo que queda del mundo,  en una clara alusión al fascismo imperante en Europa. El astrónomo rechaza esa  alternativa y plantea la reflexión acerca del saber humano, sus límites y las  posibilidades de que la victoria sobre el invasor sea solo momentánea.
      De este modo, el mensaje final es de  humildad ante lo provisional y  limitado  de una condición humana vulnerable y azarosa.
      Se trató de una realización muy  cuidada en cada elemento musical y narrativo, elaborada también muy  cuidadosamente por medio de la música y los efectos sonoros, en el marco de una  original propuesta que universaliza el mensaje de aquella memorable transmisión  del Mercuy Theatre en base a la novela de HG. Wells.     
     
  
Eduardo Balestena


