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PURO TALENTO MAS ALLA DEL PERCANCE

 

Teatro Coliseo,

Martes 2 de Julio de 2019

 

Escribe: Eduardo Balestena

 

“Nuova Harmonia 2019”

Proyección del Documental “Beethoven: Ultimas Sonatas” de Mariano Nante

Protagonizado por el Pianista Alexandre Tharaud, y en la segunda parte, recital de este último con obras de Beethoven y Ravel.   

 

Un acercamiento a las tres últimas sonatas de Beethoven a partir de la imagen y de la interpretación en vivo fue el propuesto por este concierto del ciclo de Nueva Harmonía, en un programa que finalizó con obras de Ravel.


Una unidad
Las sonatas número 30 (opus 109), 31 (opus 110) y 32 (opus 111) constituyen (en el análisis de András Schiff), del mismo modo que las tres últimas sinfonías de Mozart o las últimas tres sonatas de Schubert, una unidad.


En este caso se optó por exponer las dos últimas en el marco del filme “Beethoven: últimas sonatas”, del cineasta Mariano Nante.


En lo que constituye una acertada e interesante decisión, la Sonata nro. 30, opus 109 , de Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue la escogida para la interpretación en vivo. Escritas en el período 1820/22, las últimas sonatas son coetáneas entre sí y con la Misa Solemnis, de la cual –del mismo modo que de oras de Bach- es dable reconocer varios elementos.


A diferencia de otras obras más tempranas del género, comienza con una exposición muy concentrada y un tema que consiste en una figuración del tema del final de la sonata opus 79 que en la modificación a la que es sometido produce el efecto de algo que fluye, sin comienzo ni fin.


La sordera padecida por el compositor redunda, en estos opus, en una música introvertida, inspirada y muy meditada, con una concepción intelectual de gran originalidad, concebida en términos puramente musicales y que se vuelca hacia la fe que sostuvo al compositor. De este modo, se alternan los pasajes hondamente subjetivos con los de mayor energía: todo ello es parte de la experiencia humana que encuentra su expresión en la experiencia musical.


Luego de un breve primer movimiento de dos temas y de un también breve segundo en forma sonata (sin solución de continuidad con el primero), con una passacaglia en la línea de bajo) el, último movimiento es un tema con variaciones. Del mismo modo que las Variaciones Goldberg, de Bach, se encuentra presentado por una sarabanda que, también como en las Variaciones Goldberg, es interpretada nuevamente al final. También como en la obra de Bach, se utiliza la fuga, el mosaico de temas y la alternancia de tempos. La obra concluye de una manera sugestiva y enigmática.


No es el solo dominio técnico lo que demanda del intérprete, se trata de algo mucho más sutil: el toque y fraseo tan específico –acentuado, fluido y lleno de  matices- como ese tema inicial, la complejidad de un discurso concentrado que alterna lugares de puro virtuosismo, como la variación basada en el credo de la misa solemnis o la fuga, con algo tan evanescente como el final.
Alexandre Tharaud logró acabadamente plasmar la hondura de esta obra magistral. 

 

El programa siguió con la Sonatina de Maurice Ravel (1875-1937) y la transcripción para piano de La valse, hecha por  el propio Alexandre Tharaud.


En una textura tan diferente a la de la obra anterior: el toque cristalino, rápido en una partitura que requiere permanentes cambios: de intensidad, alteraciones y aun de clave, Alexandre Tharaud demostró que las obras de este nivel de virtuosismo le significan un terreno natural y seguro, de lo cual fue un ejemplo acabado no sólo la transcripción sino lugares como el final de La valse, con esa rapidez, intensidad y claridad. Seguridad, expresividad, carisma, capacidad para compenetrarse rápida y efectivamente en texturas tan distintas fue la impresión que nos deparó este concierto.

 

Eduardo Balestena

 

Tharaud