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LANO + SINFONICA NACIONAL = QUIMICA PERFECTA

 

Sala Sinfónica del CCK

Viernes 19 de julio de 2019

 

Escribe: Donato Decina

 

 

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2019

Director Invitado: Stefan Lano.

Solista: Eiko Senda (Soprano).

Programa: Obras de Lano y Shostakovich.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

Desde el primer concierto hace unos años, en donde impactó en el público de manera muy fuerte la versión de la Sinfonía N 11 de Dimitri Shostakovich, cada encuentro entre Stefan Lano y Ntra. Orquesta Sinfónica Nacional  no deja de sorprender ya que los niveles de excelencia que alcanzan estas sesiones son absolutos y se superan concierto a concierto. Evidentemente hay mutua simpatía entre el Director y la Orquesta, lo que se plasma en cada final en donde el Conductor Norteamericano culmina exhibiendo una ancha sonrisa en su rostro, consecuencia del nivel alcanzado. Esta vez la programación para nada convencional tenía exigencia severa. La Nacional no solo la afrontó, sino que brindó la mejor sesión de música de la presente temporada a cargo de una Orquesta Sinfónica Argentina.

 

  Como ocurre desde hace un tiempo, antes de cada comienzo los delegados sindicales de la Nacional se dirigen al público para comentarle los pormenores de sus tratativas con la Secretaría de Estado de Cultura sobre los temas no solo salariales, sino de carrera, jerarquización, titularización a los ganadores de concursos para cubrir cargos vacantes pendientes y aseguramiento de giras al interior para de ese modo cumplir con el carácter Federal del organismo. Se sabe desde hace unas semanas del proyecto que impulsó el Diputado del Frente para la Victoria Daniel Filmus haciéndose eco de esas demandas, suscripto además por, entre otros, los Diputados Donda y Yasky, por citar a los más conocidos, el que está ahora a la espera de tratamiento parlamentario. Desgraciadamente la grieta se coló una vez más y las silbatinas por parte de los simpatizantes de las dos expresiones políticas mayoritarias atronaron de manera tal que la palabra del Mtro. Cosattini (quien estaba utilizando micrófono) quedó absolutamente inaudible. Esperemos que en las próximas oportunidades se deje hablar y al final se lo reciba con el debido respeto y se de paso a la música. Como lo exprese en la crónica de la Presentación del Argentino de La Plata en la Usina del Arte, la petición y la Expresión son fundamentales y debemos todos hacernos cargo de ello.

 

El concierto se inició con el Estreno Absoluto entre Nosotros de las Siete Canciones sobre Poemas de Rainer María Rilke del propio Lano. Primera obra que se tuvo la oportunidad de escuchar de una producción que se sabe numerosa. Los textos seleccionados son: ”Quítame la Mirada” en primer lugar, “Cuando es Otra Vez” en segundo, “Te Encontré” en Tercero, “Oh, lo nuevo Amigo” en cuarto, “Ahora estoy vigilado como un Niño” en quinto, “La Oscuridad era como la Riqueza en la Habitación” en sexto, para cerrar con” No Estás tan Cerca de un Dios”. Todos los fragmentos fueron cantados en su idioma original.   Lano muestra en este trabajo un estilo con clara influencia de Mahler, Richard Strauss, Schoemberg y la Escuela de Viena, es decir, todo el repertorio que bien le conocemos,  del que es Cultor y que lo interpreta como pocos. Aflora aquí también el Lano preparador, que sabe disponer a la Orquesta en el escenario y a la que le extrae al máximo las sonoridades. Hay canciones que tienen puntos de contacto con el Mahler de ”La Canción de la Tierra”, el Schoemberg de “Noche Transfigurada” o el Richard Strauss de “Las Cuatro Ultimas Canciones”, rica en instrumentación en donde el Piano tiene mucha más preponderancia que como un instrumento dentro de la Orquesta. Es aquí un amplio soporte. Hay claroscuros, profundidad de sonido, detales tímbricos y exigencias para la voz solista. Eiko Senda, fue una exquisita interprete de este trabajo. Voz potente, amplio registro que ofrece generosamente. Supo expresar y convencer. Es una obra que merece repetirse.

 

  La segunda parte nos mostró al gran preparador y concertador que ofreció la mejor versión de la Octava Sinfonía de Dimitri Shostakovich que este cronista recuerde. Obra de 1944, opera como una fuerte catarsis tras la superación del Sitio de Leningrado y el posterior contraataque Ruso, el que a esa altura de la contienda ya se encontraba en una imparable y demoledora marcha hacia Berlín. Ya desde El Adagio inicial que desemboca en un Allegro en donde el conocido discurso musical que Shostakovich emplea en la mayoría de sus sinfonías, lleva a sectores de la Orquesta a una permanente intervención. Sigue un Allegretto muy chispeante en el que aparecen momentos que son continuación de la anterior sinfonía (“Leningrado”) De ahí en más, Los tres movimientos siguientes se interpretan de modo “Attaca”, es decir, sin solución de continuidad. Son un “Alegro non Troppo” (descripción de pasaje desolador y dramático), Un “Largo” (Sumamente expresivo) y un “Allegretto” final, que cierra de modo austero y  se va extinguiendo hasta transformarse casi en un Adagio como el que cierra la Novena Sinfonía de Mahler, mucho mas que otra obra que haya obrado como influencia. No son finales gloriosos, por el contrario, es la base sobre la que desembocará el “Cuarteto Nº 8” de comienzos de los 60 del pasado siglo al que Rudolf Barshai transformará en la Sinfonía de Cámara Op. 110 A. Obra sobrecogedora, de mucha fuerza interpretativa y de exigencias para el desempeño individualde instrumentistas como el Flautín Piccolo, el Corno Inglés, el Clarinete, el Corno Francés, la Trompeta, el Violonchelo o el Violin. Lano transformó a la Sinfónica Nacional en una Orquesta Virtuosa. Supo aprovechar la base que quedó de trabajos de Directores anteriores como las Sinfonías Ns. 1 y 6 de Mahler o la 1ª de Beethoven para extraer lo mejor de cada instrumentista, potenciarlo y darle una amalgama de conjunto tal, que el espectador pudo deleitarse, con los contrastes, las sutilezas, la labor sin fisuras de los primeros atriles del conjunto , los “Pianissimi” los “Tutti” o también los pasajes en “Forte” en donde la potencia fue estremecedora. El cierre pesante y reflexivo, llevó al público a un silencio final, al que Lano le puso justo punto de quiebre para que estallara una ovación tal que pronto hizo olvidar el accidentado inicio.

 

Donato Decina