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En el ciclo del mediodía del Mozarteum, en el CCK


GUSTAV HOLST, MÚSICO POSTERGADO

 

Palacio de Correos

Miercoles 18 de Septiembre de 2019

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure


“Savitri”, ópera en un acto, opus 25, con libro y música de Gustav Holst; y Suite Saint Paul, opus 29 Nº 2 e Himno de los viajeros, opus 26. Con Jaquelina Livieri, soprano, Carlos Ullán, tenor, Gustavo Gibert, barítono, María Inés Natalucci, piano, Coro Nacional de Jóvenes (Pablo Banchi) y Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación (Sebastiano De Filippi). El miércoles 18, en el Palacio de Correos (CCK).


De toda la producción de Gustavus Theodore von Holst (1874-1934), atrayente músico inglés, sólo tiene alguna presencia el astrológico-enigmático poema sinfónico “Los Planetas”, escrito para gran orquesta. El resto de las composiciones del amigo de Ralph Vaughan Williams (salmos, himnos, suites, ballet, páginas líricas, corales y sinfónicas y varias óperas), con algunas excepciones fue pasando lentamente al olvido, pese a que se trata de una creación que puede dividirse en tres llamativas etapas, de interesante, diversa inspiración y factura.


Fue por ello doblemente meritoria la idea de Sebastiano De Filippi, quien consagró la sesión de este miércoles, realizada en el CCK en el marco del ciclo del mediodía del Mozarteum a explorar la obra de este autor si se quiere indescifrable (precursor de Britten para los críticos de su país), tal vez un tanto esotérico, desde ya postergado en su difusión contemporánea.


Estreno argentino
El gancho mayor de la jornada estaba constituido sin duda por el estreno local de “Savitri”, ópera de cámara de 1909 (“Sita” había salido tercera en el Concurso Ricordi de 1908), inspirada en un episodio del Mahabharata, cuando ya Gustav Holst se había inclinado por los estudios orientales (y había aprendido incluso algo de sánscrito). Con texto del mismo artista inspirado en una leyenda hindú, ingrávido, contemplativo, declamatorio, se trata de un trabajo de media hora de duración, elaborado para doce instrumentistas (cuerdas, corno inglés, dos flautas), con innovador, comunicativo canto “secco”, recitativos, arias, todo con un ropaje cargado de sugestión, fluido, politonal.
En su traducción, el barítono Gustavo Gibert (La Muerte) lució voz potente y pareja, apropiado carácter y resonancia, la soprano Jaquelina Livieri (protagonista) mostró metal lozano y expansivo, acabados armónicos y fraseó con remarcable intensidad (el soliloquio “Lonliness and pain are ended”), al tiempo que el tenor Carlos Ullán (Satyavan), sin perjuicio de su vibrato, se manejó con eficacia.
Al frente de un conjunto reforzado, el maestro De Filippi condujo con notoria seguridad y pulcritud, elocuencia y apropiadas inflexiones, mientras que al sector femenino del Coro Nacional de Jóvenes, preparado por Pablo Banchi, se lo oyó atento y armonioso.
Antes que otra cosa, una bella, elevada acción lírica “para dar al aire libre o en lugares reducidos”, según su autor, concisa, de colores particulares y texturas simples, “Savitri” (para Andrew Clements una “obra maestra de la música camarística británica”) no se representa hoy casi en ningún lado (ni siquiera en Inglaterra); pero ello no despoja para nada de atractivo su audición y permite expandir los repertorios tantas veces trillados de nuestros programas musicales.


La suite “Saint Paul”
Ya en su sexagésima temporada, son merecedores de cálido elogio los Conciertos del Mediodía del Mozarteum Argentino, que se desarrollan siempre los miércoles en el Palacio de Correos, abiertos para todo público y con entrada libre y gratuita. Con calificados intérpretes argentinos y extranjeros y una hora de duración (no más), el ciclo, de quince funciones, comenzó el 24 de Abril y concluye el 6 de Noviembre y plasma acabadamente la idea de su fundadora, Jeannette Arata de Erize, en el sentido de posibilitar el acercamiento a la música clásica de todos aquellos que consiguen encontrar un paréntesis en su jornada de trabajo.


Precediendo a “Savitri” se escuchó el “Himno de los Viajeros” (“Hymn to the travellers”, 1908), cuarto número del Tercer Grupo de los Himnos Corales del Rig Veda (sus textos datan de más de mil años antes de Cristo), cuya ejecución demasiado lenta desdibujó sus agraciados perfiles tonales, página en la que el coro (demasiado numeroso) puso en evidencia por añadidura notoria debilidad en los esbeltos unísonos que la caracterizan.


La velada había comenzado con la “St Paul’s Suite” o “Suite en do” (1912), pieza para agrupación de cuerdas, consonante, cálida y amable sin ir mucho más allá, ideal para la práctica en escuelas y conservatorios, la que fue vertida por la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación con “pastosa” alma global y templada sonoridad, matices de delicado lirismo (“andante con moto”) y preciso entramado en el frenesí danzante del ”Dargason”.


Calificación: bueno


Carlos Ernesto Ure