BUEN CONCIERTO DE LA SINFÓNICA
       
Teatro Provincial de Salta
      Jueves 31 de octubre de  2019.
Escribe: José Mario Carrer
Orquesta Sinfónica de Salta.
Director Titular Maestro Noam Zur.
Alberto Williams (1862-1952) Poema de Iguazú op.115 (*).
Paul Ben-Haim (1897-1984) Sinfonía nº 2 (**).
Conmemoración de Setenta años de relaciones diplomáticas entre Argentina e Israel y “Raíces Musicales” del maestro Zur.
(*) Estreno en Salta
(**) Estreno en Argentina.
      Es curioso. Dos obras a estrenar debieran ser motivo más que  suficiente para atraer oyentes. A las dotes señaladas en críticas precedentes  sobre Noam Zur, es preciso agregar su firme convicción acerca de las ventajas  que, según él, en criterio compartido, tiene para el oyente, la posibilidad de  encontrar nuevas informaciones sobre la música del mundo. Sin embargo, esta  posibilidad no fue aprovechada esta noche por el público que a menudo cubre la  casi totalidad de la capacidad del teatro de la provincia. Una pena el escaso  público.
      Corría 1943 y Alberto Williams viaja una vez mas por rincones  atractivos de nuestro país, su patria. Al regreso intenta describir  musicalmente la magnificencia de las famosas Cataratas del Iguazú. Compone  cuatro movimientos bajo formas que van dejando de lado las influencias europeas  para crear, como muchos afirman, el llamado Nacionalismo Musical Argentino. El  de esta noche es uno de los tres poemas sinfónicos que compuso en el que campea  el dominio contrapuntístico de “Las selvas dialogan con las cataratas”. Luego  una “barcarola” parecida a las escritas por otros compositores en la primera  mitad del romántico siglo XIX. Después, sin abandonar un dejo de nostalgia, un  “nocturno” para cerrar con desbordante estética la particular “Garganta del  Diablo”. Buena elección para pintar parcialmente la naturaleza pródiga de  nuestro país bajo la mirada de un artista querendón de su tierra. Música  descriptiva, de cierto aire campestre.
      La segunda parte trajo a un notable pedagogo, compositor y  director como el padre de la Escuela Nacionalista Musical Israelita. Me refiero  a Paul Ben-Haim, realmente desconocido en nuestras tierras lo que no impide  hayamos conocido un compositor mucho mas que interesante. El carácter optimista  de su segunda sinfonía atrapa la atención el oyente y difiere de la sombría  primera sinfonía. Claro, esta última se compuso antes de la segunda guerra  mundial y la siguiente, al finalizar la misma. Conocimos por primera vez a este  compositor y a pesar de ello es posible señalar algunos aspectos destacados de  sus pentagramas. Desde un inicio claramente bucólico llega en el segundo  movimiento una forma de danza de corte judío aunque por momentos las  entonaciones son arábigas. Luego viene un doloroso espacio, casi mahleriano  respondiendo a una necesidad estética del compositor que recuerda opresiones ya  pasadas para terminar con un vigoroso tempo de danza, pletórico, de sonoridad  ubérrima que pinta un ánimo de celebración. Debo señalar que no pude escapar a  las melodías que aprendí en mi niñez, pues mis amigos y vecinos hasta el final  de la adolescencia fueron judíos con los que compartí tradiciones, aires  musicales, y formas de vida.
      Por supuesto Noam Zur conoce perfectamente el material sonoro  y sus significaciones, más si tenemos en cuenta que dos de sus maestros  formaron parte del grupo seguidor del compositor de esta noche. Por tanto, la  orquesta recibió la indicación precisa del “know-how” y ello se hizo notorio,  aunque parezca raro, cuando acometió la interpretación de la sinfonía de  Ben-Haim. Final, no solo se debe agradecer conocer lo desconocido sino, además,  conocerlo con la profundidad con la que fue vertido.

