TALENTO NACIONAL AL SERVICIO DEL DRAMA MOZARTIANO
Centro Cultural 25 de Mayo
Martes 10 de diciembre de 2019
Escribe: Martha Cora Eliseht
    
La Ópera de Cámara del Teatro Colón se destaca por la variedad y la excelencia de sus producciones, permitiendo el estreno de numerosas obras. Para el cierre de la presente Temporada 2019, se eligió la primera ópera “seria” compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791): MITRÍDATE, RE DI PONTO –en calidad de estreno latinoamericano-, que se representó en el Teatro 25 de Mayo entre los días 4 al 10 del corriente con el siguiente reparto: Santiago Martínez (Mitrídate), Constanza Díaz Falú (Aspasia), Martín Oro (Farnace), Florencia Burgardt (Sifare) y María Virginia Savastano(Arbate), bajo la dirección musical de Ulises Maino. La escenografía estuvo a cargo de Diego Cirulli y la dirección escénica, de Julián Ignacio Garcés, con vestuario de Marina Seropian, iluminación de Verónica Alcoba y asistencia de dirección de Florencia Ayos y Carly Maratea.
  Mozart compuso este drama cuando  sólo contaba con 14 años de edad en 1770, con libreto de Vittorio Amedeo Cigna-Santi sobre el drama original de Racine (1673). La ópera transcurre en Ninfea,  ciudad del antiguo reino de Ponto en el 63 A.C. Consta de tres actos y 7  escenas, que en la presente versión se redujo sólo a dos. Dentro del catálogo  de Köchel lleva el número 87 (74 a) y fue compuesta por encargo del conde  Firmian –gobernador de Milán y mecenas del músico-.El rey Mitrídate deja a su prometida Aspasia al  cuidado de sus hijos Farnacey Sifare, mientras va a combatir en  batalla contra los romanos. Después  de sufrir una derrota, es dado por muerto. En el 1° Acto, el gobernador Arbateda la bienvenida a Sifare, quien está enojado con su  hermano por los estrechos vínculos que Farnace mantiene  con los romanos, enemigos del reino. A su vez, Farnace pretende a Aspasia por  esposa, pero ella lo rechaza por estar enamorada en secreto de Sifare. Ella le suplica que la proteja  para resistir los embates de Farnace, a  lo cual, Sifare accede. Mientras  tanto, Arbate insta a los hermanos a  deponer sus diferencias, ya que Mitrídate está  vivo. Aparece el rey, furioso contra su hijo, pero Arbate no menciona a Sifare. En  el 2° Acto, Mitrídatele pide a Aspasia que se casen inmediatamente, pero  ella vacila, demostrando su infidelidad. A su vez, ella vacila entre el amor y  el deber. Aspasia y Sifare declaran mutuamente su amor y  están dispuestos a morir por temor a la ira del rey. Ella se suicida, mientras Sifare decide morir en combate. A su vez, Farnace queda horrorizado y en vez de  aliarse a los romanos, decide unirse a las tropas de su padre y muere. Mitrídate queda solo y estupefacto ante  la muerte de sus seres queridos.
  En la presente versión, no es casual  que el color negro sea el predominante –tanto en la vestimenta de los  protagonistas como el agua que ensucia las manos de Mitrídate, en clara alusión al petróleo- y tampoco lo es el hecho  que salpica y contamina las manos y el cuerpo de quienes lo r odean. Es como una  maldición que pesa sobre los protagonistas, por la cual se engendra violencia y  se mata. El protagonista real de esta historia –que vivió entre los años 132 a  63 A.C.- resistió los embates de tres de los más importantes generales romanos,  pero a su vez, se encuentra perseguido por el miedo de sufrir en carne propia  los tormentos que ha infringido a su familia. Bajo esta concepción escénica,  Julián Ignacio Garcés brinda a la obra un enfoque inteligente y actual,  sencillo y complejo a la vez, que hace que el drama sea atemporal. Unido esto a  la excelente conducción musical de Ulises Maino y a la estupenda preparación  vocal, se logra una versión muy interesante desde el punto de vista dramático y  brillante en cuanto a lo musical. Santiago Martínez dio vida a un excelente Mitrídate, sobresaliente desde el punto  de vista actoral y vocal. María Virginia Savastano  es una soprano de exquisito timbre vocal,  técnica perfecta y una de las mejores voces mozartianas de la actualidad para  dar vida al gobernador Arbate,  mientras que Constanza Díaz Falú se lució en su interpretación de la doliente y  controvertida Aspasia. Fue ovacionada  en el aria final del 1° Acto (Nel grave  tormento), donde se debate entre el amor y el deber. El contratenor Martín  Oro es bien conocido local e internacionalmente por la calidad de sus  interpretaciones y brindó un muy buen Farnace. Y Florencia Burgardt ha sido una revelación: excelente color vocal y tonal,  buenos matices e inflexiones de la voz, muy buena línea de canto y dotes actorales  para dar vida a una espléndida Sifare. A  su vez, Ulises Maino también desarrolló una estupenda labor al frente de una  orquesta reducida, (6 primeros violines, 4 segundos violines, 3 violas, 3  cellos, 2 contrabajos, 2 oboes, 2 cornos y bajo continuo),  formada por músicos de las orquestas más  importantes del país. Los efectos de iluminación estuvieron perfectamente bien  logrados para ilustrar los momentos de mayor dramatismo y el final dentro de  una escenografía austera y sencilla, pero muy efectiva. 
  Dentro de las óperas del genio de  Salzburgo, es una de las menos representadas. Ocupa en puesto n° 14 dentro de  las obras mozartianas y según datos de OPERABASE, sólo se  representó en   19 oportunidades entre el período 2005-2010. Asimismo, existen sólo 3 versiones  discográficas completas: la de Leopold Hager (1976, Orquesta del Mozarteum de  Salzburgo), Christophe Roussel (1998, Orchestre Les Talents Lyriques) y Jed Wentz  (Música Ad Rhenum, 2001). Por lo tanto, el hecho de que se haya estrenado  dentro del programa de la Ópera de Cámara del Colón es un auténtico privilegio:  más aún, en calidad de estreno latinoamericano. Y una vez más, quien escribe  recalca que se cuenta no sólo con buenos valores en el país para interpretarla, sino además con un inmenso talento. En este caso, puesto  al servicio del drama para otro brillante final de ciclo. 

