DESCOMUNAL FAENA DE NATALIA SALINAS JUNTO A LA SINFONICA
Auditorio Nacional
Viernes 6 de diciembre de 2019
Escribe: Donato Decina
Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires.
Presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional
Directora: Natalia Salinas.
Solistas: Flavio Oliver (Contratenor)
Sección Femenina del Coro Nacional de Jóvenes, Sub Director a cargo: Pablo Banchi
Programa: Obras de Saariaho, Benjamin y Ginastera.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Un concierto formulado con inteligencia al programar, a cargo de una extraordinaria conductora argentina, con una Orquesta que a pesar de las vicisitudes que viene padeciendo de largos años a esta parte se esfuerza por mantener a pleno la excelencia, un Coro de Jóvenes que destella calidad en cada presentación y una imponente voz solista. Todos estos ingredientes estuvieron en el escenario del Auditorio Nacional, el que recibió al Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires, colaboración que deseamos fervientemente se repita más allá del cambio de autoridades y de signo político a nivel nacional la semana próxima. Hablando de eso, y como viene siendo desgraciadamente habitual, previo al concierto hizo uso de la palabra el Maestro Carlos Cossatini (delegado sindical de la orquesta) en lo que pareció una dura despedida a los actuales funcionarios del área encabezados por Pablo Avelluto, señalando que a pesar de la obtención del premio Konex, se lo recordará por su intransigencia a negociar condiciones salariales dignas (cosa que mediante otras fórmulas consiguieron otros de los organismos estables en esta misma gestión), cancelar giras nacionales e internacionales y propiciar el vaciamiento artístico de la Orquesta ( se efectuó una sola presentación este año fuera de sede en la Sociedad de Socorros Mutuos de Ramos Mejía), ya que como consecuencia del primero de los ítems señalados muchos músicos abandonaron el conjunto en búsqueda de mejores perspectivas futuras, rechazando de plano por ello el informe final de gestión que presentó el citado funcionario en donde se destacaban como logros el espacio físico del CCK como sede de la Orquesta (algo que se sabe fue exigencia de los músicos ante la decisión de las autoridades de medios de otorgarles el espacio a los organismos estables solo los días de conciertos), los concursos del año pasado para cargos vacantes (que faltan efectivizarse, algo que denunció la Asociación de Críticos Musicales como hecho negativo en la entrega de los premios del 2018 en Mayo pasado) y la obtención del premio Konex a mejor orquesta de la década.
El público esta vez aun sin abuchear expreso su insatisfacción de diferentes modos. Es de esperar que las nuevas autoridades de cultura que encabezará Tristán Bauer, con la vuelta al rango de ministerio, puedan lograr en el menor lapso posible las soluciones a estos problemas.
El concierto marcó el final del llamado “Primer Movimiento”, ya que como se sabe el “Makrokosmos Quartett” de Suiza decidió cancelar su gira Sud-Americana debido a la situación imperante en la hermana Chile. Se retomará ya con el “Segundo Movimiento” de 23 al 27 de Enero del 2020 en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires. Si bien esta inclusión puede ser discutible, no es menos cierto que la fecha es interesante sobre todo cuando a la Argentina toda le falta un festival musical de verano con todas las de la ley como ocurre en el hemisferio norte. Esperamos entonces estas fechas con lógica expectativa, más cuando ahí habrán de presentarse los estrenos comisionados a compositores argentinos por el Festival.
Kaija Saariaho de Finlandia y George Benjamin de Gran Bretaña fueron los compositores actuales elegidos con obras que fueron estrenadas en este concierto. De la gran compositora finlandesa se escuchó “Orion”, dedicada al gran director Franz Welser-Most y a la Orquesta de Cleveland. Fue estrenada por éstos en el año 2002. Obra de increíble fuerza expresiva, capaz de explorar los más variados recursos orquestales, constituye junto a “Powder Her Face” de Thomas Ades uno de los dos estrenos extranjeros más impactantes de los últimos tiempos. Basado en Orión el cazador de la mitología griega, hijo mortal de Neptuno, a quién Zeus convierte a su muerte en una estrella líder de una constelación, quedando como humano activo y objeto celestial inmóvil. Saariaho despliega una composición en tres movimientos. En el primero,al que denomina “Memento Mori” (Recuerda que debes morir), la orquesta inicia su trabajo desde las sonoridades más bajas con una melodía uniforme, soporte de lo que vendrá después, lo que ocurrirá cuando desde el órgano parta un estallido sonoro al que se suman los vientos y metales de la orquesta, el que narra dicha transformación. Esa tremenda potencia comienza a disiparse, retornando a las bajas sonoridades hasta que estas se extinguen totalmente. El segundo movimiento se denomina “Winter Sky” (Cielo de invierno), es calmo y meditativo. Se puede decir que es una reflexión de todo lo acontecido previamente, ya que en el tercero “Hunter” (cazador) retornará el despliegue de energía, el que será interrumpido tres veces, de la cuales la última será la más extensa y conducirá la narración a una lenta extinción marcada por los instrumentos que uno a uno irán culminando hasta el lento final en el cuál Orión ya brilla en el firmamento. Salinas condujo con gran inteligencia a la Sinfónica, logró una homogeneidad de sonido impactante, apoyada desde el órgano por Sebastián Achenbach quien tuvo una labor formidable. Piénsese que lapartitura requiere toda la cuerda usual, maderas por cuatro, metales por cuatro, arpas por dos, piano, nutrida percusión y órgano. La Directora llegó al fondo de la obra y la tradujo de manera impecable.
De George Benjamin se escuchó “Dream of The song” (Sueño de la Canción), serie de canciones sobre textos de poetas andaluces de los siglos XI y XII, reservadas a un contratenor que interpreta en Inglés y a un coro femenino que lo hace superponiéndose al solista y en lengua castellana. Básicamente es una composición para cuerdas, oboe, corno y percusión más los ya mencionados solistas vocales. La estructura de esta obra y el estilo de composición de Benjamin parecerían ser una continuidad a Benjamin Brtitten y sus trabajos que tenían como disparador y dedicatario a su pareja, Peter Pears. Es muy interesante el tratamiento ya que al solista masculino le están reservados los momentos más difíciles, mientras que el coro femenino subraya la acción. Estrenada en 2013, una vez más aquí nos mostró a Salinas sabiendo subrayar los detalles no dejando nada librado al azar y encontró en ntro. bien conocido contratenor español Flavio Oliver al interprete más justo por calidad vocal, saber expresar y decir . Formidable una vez más el desempeño de la sección femenina del Coro Nacional de Jóvenes, que al igual que en el estreno reciente de “Savitri” de Holst en el mismo espacio y bajo la guía de Pablo Banchi mostró su reconocida calidad.
En la parte final escuchamos por vez primera por la Sinfónica Nacional “Popol Vuh” de Alberto Ginastera, basada en las leyendas Mayas de la creación del mundo. Quien esto escribe estuvo en las interpretaciones tanto de Guillermo Scarabino (estreno absoluto argentino) como la de Enrique Arturo Diemecke en el año 2016. Si en ambas ocasiones la homogeneidad de sonido y la contundencia fueron la regla, esta primera vez de la Sinfónica con Natalia Salinas marca la transparencia de sonido y la percepción nítida de todos los sectores de la orquesta, sin por ello sacrificar los momentos de fuerza del discurso orquestal. Fue una versión de fuste en la que tanto músicos como Directora construyeron un trabajo estupendo demostrando la aptitud del Auditorio Nacional para este repertorio y, para Salinas, rematar de esta forma una descomunal faena. Fue el mejor concierto sinfónico de música contemporánea en mucho tiempo.
Donato Decina