PARA LA NAVIDAD DE 2019
Parroquia Nuestra Señora de Fátima, Salta
Domingo 15 de diciembre de 2019
Escribe: José Mario Carrer
     Ensamble Flauto e Corda (Zaira  Olivera Hoyos (flauta), Pedro del Val (violonchelo), Nicols Tolaba (guitarra) y  Ensamble Flautus (Sonia Salinas, Dolores Medina y Cecilia Romano: flautas),  ambos grupos conducidos por el notable David Gómez García (flautas).
Obras de Henry Purcell, Diogenio Bigaglia, Louis Caix D’Hervelois, Anónimo Inglés del siglo XVII, Viallancico Checo del Siglo XX y temas argentinos de Leguizamón, Falú, Ramírez y Piazzola.
    Las fiestas de fin de año, en el ámbito musical, traen no pocas  actuaciones de conjuntos dedicados a la música en sus múltiples expresiones. En  esta oportunidad fueron dos grupos camarísticos que vienen del Instituto de  Música Antigua de la Escuela Universitaria de Música que depende de la  Universidad Católica de Salta. Ese Instituto está sabiamente conducido por el  excelente músico colombiano David Gómez García.
    La música antigua comienza en la transición de la música de  la Edad Media a la música del Renacimiento con la itálica Florencia como centro  de este movimiento que a su vez mostraba diferencias según las regiones, los  compositores, las ideas melódicas de los intérpretes. Nos es lo mismo la música  religiosa de Josquin De Pres que la siguiente época dominada por Tomas Luis de  Victoria o Giovanni Pierluigi da Palestrina, para mencionar tres de los mas  influyentes compositores de esas épocas. Fue música relacionada íntimamente con  lo sagrado donde el llamado “canto llano” dominaba las producciones musicales  previas a la polifonía que aparece a mediados del siglo XII y florece con  esplendor por el siglo XVI con el “motete” o la música instrumental. 
    Es apasionante profundizar esos tiempos cuya duración es  cercana  a los cuatrocientos años hasta  llegar a período barroco que si bien no admite un momento determinado, se puede  considerar su comienzo al inicio del siglo XVII o sea al 1600. Hoy en día, el  mundo musical tiene cientos de especialistas que investigan, buscan e  interpretan la música de esos tiempos y estos trabajos que generan, al menos en  mi caso, el mayor de los respetos y el adecuado reconocimiento, han originado  en paralelo una clara división entre los llamados historicistas y los que no lo  son. La palabra “historicista” no tiene un antónimo sino que son los llamados  tradicionalistas, modernistas o conservadores aunque prefiero llamarlos “no  historicistas”. 
    Estas reflexiones, muy breves atento al inmenso universo que  representan, surgen del magnífico trabajo que están realizando en el Instituto  de Música Antigua mencionado en el epígrafe de esta nota, conducido por Gomez  García quien con la contribución de los músicos nombrados precedentemente traen  el conocimiento y el sabor de esos tiempos como elemento informativo para  quienes gustan de este tipo de expresiones sonoras.
      Esta noche apreciamos momentos especiales. Por ejemplo cuando  se habla de la tesitura o sea de la frecuencia expresada físicamente por  “hercios” que en definitiva es la cantidad de veces que una onda sonora se  repite por segundo. Por ejemplo con la gravedad sonora de una Chacona compuesta  por Purcell en la búsqueda de una manifestación de tipo cortesana. Por ejemplo  cuando el sonido se aleja del tradicional La=440 para usar La=415 por razones  de expresividad o por otro tipo de circunstancia ajena a la música como cuando  por falta de material, los órganos se construían con tubos mas cortos y por  tanto el La=465. De todas maneras lo trascendente, lo importante, es observar  cómo páginas compuestas para otros tiempos son susceptibles de tocarse  actualmente y con música acorde con nuestra exigencia auditiva de hoy. Por caso  los cambios de tonalidad, herramienta atractiva de nuestro tiempo o, en  interpretaciones que tienen  que ver con  la música de nuestra tierra como sucedió con el diálogo de flautas entre David  Gómez García y Zaira Olivera Hoyos en “Alfonsina y el mar” del contemporáneo  Ariel Ramírez o también para destacar la guitarra de Nicolas Tolaba o el buen  toque de Pedro del Val y su violonchelo en Piazzola. Final, soy un convencido  que estos grupos y el de esta noche en particular, merecen ser escuchados no  solo como disfrute sino como modo de entender cómo la música ha ido cambiando  acompañando los cambios de las diferentes épocas del ser humano y como modo de  alentar el trabajo artístico de estos músicos.       

