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”EL CÓNSUL”

 

Teatro Colón

Jueves 5 de Mayo de 2022

 

Escribe: Roberto Falcone

 

 

Giancarlo Menotti (1911 – 2007), compuso veinticinco  operas de las cuales solo cuatro fueron representadas en el Teatro Colon.  


El Consul, fue la primera.  Aparece por primera vez en la temporada de 1953 con la soprano Sofia Bandín, como Magda Sorel y la dirección musical de Alberto Erede.  Vuelve al escenario del Colon en las temporadas de 1954, 1958, 1967, 1999, (esta vez con la dirección escénica del compositor), y ahora en 2022.


Cronológicamente, la segunda opera de Menotti que se estrena en nuestro teatro es “Amelia al ballo”, en 1954 con Helena Arizmendi, Renato Cesari y Renato Sassola, dirigidos por Reinaldo Zamboni., reponiéndose en 1982.


En 1956 se estrena “La Medium”, con Gianna Pederzini, como Madame Flora y la dirección musical de Alberto Erede. Esta opera, vuelve a presentarse en 1959 y 1987, esta última con la inolvidable actuación de Regine Crespin.


Finalmente en 1987 y 1993 se representa “Help, Help the Globolinks”.


El Consul, obra que se repone en estos momentos en el Teatro Colon, fue estrenada en 1950 en los años de la Guerra Fría, y fue un intento de Menotti, autor del libreto y de la música, para defender los principios democráticos y humanitarios codificados años antes en La Declaración Universal de los Derechos Humanos. Los detalles de la obra son vagos; independientes de tiempo o lugar y muestran una denuncia concreta a la tiranía y a la burocracia.


La versión presentada en el Colon fue muy buena, sobresaliendo sobre un conjunto parejo de cantantes la actuación de la soprano Carla Filipcic Holm,  quien encarnó de manera conmovedora a la atribulada Magda Sorel. Efectiva tanto en lo vocal como en su actuación, llevó adelante sin fisura este un rol sumamente demandante.


Muy merecida la ovación que la brindó el público presente en la sala al final de la representación.
El director musical Justin Brown al frente de la Estable, logro recrear eficazmente los momentos más tensos de la obra y concertó prolijamente.


La amplia escenografía a cargo de Jorge Ferrari luce muy bien, pero le quita intimidad al drama.
Ruben Szuchmacher, responsable de la dirección escénica supo contar la trama del argumento con detalle, aunque no logró remarcar actoralmente las características individuales de algunos personajes que parecen desdibujados.


En resumen: Una versión interesante de una opera argumentalmente vigente.

 

 

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