Muy buena versión con elenco nacional
NABUCCO en el Colón
Teatro Colón
Martes 7 de junio de 2022
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Teatro Colón - Máximo Parpagnoli
Nabucco. de Giuseppe Verdi
  Libreto: Temistocle Solera
Reparto:
Nabucco - Leonardo López Linares 
  Abigaille  - Mónica Ferracani 
  Fenena - Florencia Machado 
  Ismael - Santiago Vidal 
  Zaccaria  - Christian Peregrino 
  Anna - María Belén Rivarola 
  Sumo  Sacerdote - Christian De Marco 
  Abdallo - Gabriel Centeno 
Iluminación, escenografía, vestuario y “régie” de Stefano Poda.
Coro Estable del Tearo Colón - Miguel Martínez
Orquesta Estable del Teatro Colón - Carlos Vieu
Giuseppe Verdi, el alma de la ópera italiana, fue un convencido nacionalista italiano. En plena lucha por librarse de la opresión de los austriacos, y con corrientes de pensamiento que rompían con lo establecido, nació Nabucco. Fue ésta, su tercera ópera, estrenada en el Teatro Alla Scala di Milano, el 9 de marzo de 1842, la que le dio fama entre sus compatriotas. Su primera ópera no había interesado demasiado y la segunda fue un fracaso, por lo que el compositor había decidido no volver a componer. Cuando le presentaron el libreto de Nabucco, aceptó crear la música y la completó en apenas tres meses.
      Verdi  narra casi con la exactitud de un escritor, el episodio probablemente más  prodigioso de su vida, cuando cuenta cómo recibió de Merelli el texto de Nabucco,  rechazado por Otto Nicolai, y cómo las palabras de Solera se le convertían en  música: "Durante el camino sentí una especie de desazón inexplicable, una  tristeza intensa, un dolor que casi me hacía estallar el corazón. Cuando llegué  a casa, lancé el manuscrito sobre la mesa con un movimiento brusco y me quedé  ahí, delante de él, hundido en pensamientos. Al chocar con la mesa el libro se  había abierto; mis ojos fueron a parar, no sé bien cómo, a una página abierta  ante mí. Y leí: “Va pensiero sull'ali dorate (...)." Sobrevolé también los  siguientes versos y me quedé impresionado, sobre todo al comprobar que éstos  provenían casi literalmente de la Biblia, libro que siempre leía gustoso. Leo  un párrafo, leo dos. Pero entonces con el renovado propósito de no componer  más, cierro el texto y me voy a la cama. ¡Pero Nabucco no para de  darme vueltas en la cabeza! El sueño no quiere acudir, me levanto, leo el  libreto no sólo una vez, sino dos, tres veces, muchas veces; a la mañana  siguiente puedo decir que me lo sé de memoria.” Una de las razones de este  entusiasmo fue que Nabucco expresaba un fuerte sentimiento  patriótico y Verdi se identificaba con el movimiento italiano de liberación  contra la dominación austriaca. El estreno fue un rotundo éxito, convirtiéndose  en uno de los símbolos del movimiento de la unidad de Italia. 
       El  Teatro Colón repuso esta obra con dos elencos, uno con figuras internacionales  y de nuestro ámbito, que ya fue comentado, y otro compuesto por cantantes  argentinos. Este es el que nos ocupa en esta nota.
      Verdi  otorgó al coro el mismo protagonismo que a los solistas. El Coro Estable exhibió  un alto rendimiento vocal. Bajo la dirección de Miguel Martínez, cantó de  manera precisa y con los matices justos en cada una de sus intervenciones,  realizando una espléndida labor.
      En el rol  protagónico, el barítono Leonardo López Linares llevó a cabo una magnífica  interpretación, con un registro parejo en toda su extensión. Como ya es bien  sabido, su fraseo  se conforma perfectamente al estilo verdiano, destacándose tanto en los pasajes  líricos, dolientes, como en los más dramáticos y vigorosos. Una vez más, mostró  entrega total a su personaje y dio muestra de su alta calidad artística.
      Mónica  Ferracani impactó como Abigaille, con un canto seguro, sorteando las muchas  dificultades que la partitura le exige, con gran presencia escénica y  dramatismo, desplegando  su voz de bello color. Todas las  notas fueron atacadas con precisión, aún cuando la partitura la lleva del agudo  a las notas más graves, gracias a la solidez de su técnica,  musicalidad y sus virtudes estilísticas. Es  una de las pocas sopranos de nuestro medio que puede asumir este tipo de roles  absolutamente demandantes y que requieren un registro amplio, peso vocal y  caudal sonoro. 
      Ambos protagonistas  se destacaron tanto en sus respectivas arias como en los concertantes.
      Christian  Peregrino cumplió con el rol de Zaccaria, realizando una buena actuación. La  mezzosoprano Florencia Machado   contribuyó también a la eficacia general del espectáculo, aportando su  bello color vocal al rol de Fenena. En tanto, el tenor Santiago Vidal, joven  figura de voz muy interesante, sonó seguro como Ismaele y brindó muy  buena calidad interpretativa.
      El resto  del elenco se completó con de María Belén Rivarola (Anna), Gabriel Centeno  (Abdallo) y Chritian De Marco (Sumo Sacerdote), quienes realizaron una muy  buena labor.
      Excelente  resultó la dirección del Maestro Carlos Vieu al frente de la Orquesta Estable.  Realizó una interpretación sin quiebras, sobresaliente en todo momento, bien  ensamblada, precisa y dinámica, poniendo ritmo y nervio que es lo que requiere  "Nabucco".
      La  producción escénica, íntegramente diseñada por Stefano Poda, fue impactante y  estéticamente agradable. Mostró un laborioso trabajo de diseño. Presentó un  escenario despojado, completamente abierto hasta el fondo, lo que perjudicó la  sonoridad de algunos cantantes.  En ese espacio ocurrían todas las  escenas, con uso un tanto abusivo del disco giratorio, elementos simbólicos que  subían y bajaban y una cantidad de gente que corría enmarañando las escenas,  sin un objetivo claro. También contó con unos paneles transparentes que se  interponían por momentos, entre el público y la escena. El diseño de  iluminación, fundamental en este tipo de propuestas escénicas, fue muy eficaz.  El vestuario fue blanco y negro. Nada nuevo bajo el sol. Si el objetivo de esta  producción desapasionada, fría, distante y confusa, fue resaltar conflictos  universales, difícilmente se haya logrado. Si, en cambio, aunque es dudoso, fue  cumplir con el propósito de Verdi y el libretista, eso no sucedió.
      Como  era de esperar, todos fueron ovacionados, y no era para menos.
CALIFICACION: MUY BUENA
Graciela Morgenstern








