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Mendelssohn en la Sala Sinfónica


EL INFRECUENTE ORATORIO ELIAS DE MENDELSSOHN-BARTOLDY

Sala Sinfónica (CCK)
Viernes 14 de junio de 2024

 
Escribe: Osvaldo Andreoli

 

 

Oratorio "Elías" "(Elijah"), Op. 70, de Félix Mendelssohn-Bartholdy

Libreto de Julius Schubring basado en episodios del libro de Reyes del Antiguo Testamento

Elenco: Will Liverman, Juliet Schlefer, Monique Spells, Tyrese Byrd

The Washington Chorus

Coro de Cámara de la Universidad de Michigan

Coro Nacional de Niños (Directora:María Isabel Sanz)

Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional Libertador San Martín

Dirección musical: Eugene Rogers

 

MÚSICA Y DRAMA
Oportunidad de una escucha infrecuente en la Sala Sinfónica del CCK. El oratorio Elías tiene una carga de acción dramática que lo aproxima a una ópera no compuesta por Mendelssohn. En sus estribillos y palabras la obra proclama valores religiosos y morales. Ante la desesperación, el protagonista apela a la resiliencia y la perseverancia. Obra descollante en el repertorio sinfónico coral. Fusiona la tradición barroca con el lenguaje armónico de la época romántica. Se advierten los coros turba (multitud) como en las pasiones de Bach, y los contrapuntos al estilo de Handel. Se entrelazan episodios bíblicos del profeta hebreo con textos del Antiguo testamento.


PREPONDERANCIA DEL CORO
Elías es el narrador de incisivo fraseo interpretado por el barítono Will Liverman. Convincente desde su declamación de apertura. Una voz bien timbrada y de amplio registro para expresar las pasiones del personaje. Liderazgo, dolor y carácter frente a la  adversidad; alternan con el mensaje de amor y esperanza.


La irrupción coral  fue un adelanto de su rol comprometido. El coro canta más que los solistas a lo largo de la obra. Está al servicio del efecto dramático cuando se combina con los recitativos de rigor. El conflicto de creencias da lugar al concurso de los dioses. Mientras el coro invoca a Baal, Elías opone al señor Dios de Abraham. Otro episodio dramático es la resurrección de un niño.  Exclamaciones y staccatos en la dinámica estremecida (“El fulgor descendiente del cielo”). Pasajes de diáfano recorrido vocal (“Bienaventurados los hombres que le temen. Ellos van por el sendero de la paz”). Y el Contrapunto fugado entre las voces agudas y graves. The Wáshington Chorus impuso su solvencia, tanto como el Coro de Cámara de la Universidad de Míchigan. 

   
ORQUESTA JUVENIL Y CORO DE NIÑOS   
El director Eugene Rogers logró la flexibilidad adecuada entre los coros y la orquesta. Un balance matizado, donde brillaron los planos sonoros .Sutilezas e imágenes musicales de las cuerdas (“en la tierra sedienta las aguas se precipitan”). La orquesta que apiana para dar lugar al lamento de Elías, abatido. Y la sorpresa cuando desde las alturas se escucha el angelical coro de niños. Luego, un remanso (“No duerme el que vela por Israel”). Perlas musicales, acordes eufónicos de los metales. La riqueza tímbrica de la combinación del barítono con el oboe. Y el ataque del coro y la orquesta. (“En un torbellino fue a las alturas”). El sonido del órgano colmó la sala.


LOS SOLISTAS TRANSMITIERON EL DRAMA Y LA PASIÓN
Buen desempeño de la soprano Juliet Schlefer, desde su eficaz dúo con el barítono. Melodiosa en su aria ¡Escucha Israel!  La mezzosoprano Monique Spells, ostentó sus graves, afinada media voz y la dosificación del fiato.  El grupo de solistas fue  completado por el tenor Tyrese Byrd.


Las palmas se las llevó Will Liverman, que pronto reaparecerá en el Metropolitan en el papel principal de “The life an Times of Malcom X”


Por su parte Eugene Rogers dirigirá el año próximo en la costa oeste un nuevo oratorio de Carlos Simon sobre la vida del célebre cantante y activista Paul Robeson, con la Orquesta Sinfónica Nacional y The Washington Chorus. 

 

OSVALDO ANDREOLI.