“Un Ballo in Maschera”, en el Colón
Muy buen cierre de temporada
Teatro Colón
Martes 3 de diciembre de 2024
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Arnaldo Colombaroli, Lucía Rivero
“Un ballo in maschera, de Giuseppe Verdi
Libreto: Antonio Somma
Elenco: Ramón Vargas, Alessandra Di Giorgio, Germán Alcántara, Guadalupe Barrientos, Oriana Favaro, Fernando Radó, Lucas Debevec Mayer, Crisitan de Marco, Juan González Cueto, Diego Bento.
Coro Estable del Teatro Colón. Director: Miguel Martínez
Orquesta Estable del Teatro Colón.
Dirección de escena: Rita Cosentino
Escenografía: Enrique Bordolini
Iluminación: José Luis Fiorruccio
Vestuario: Stella Maris Müller
Dirección musical: Beatrice Venezi.
Como cierre de la Temporada Lírica Oficial 2024, subió a escena “Un ballo in maschera”, dando brillo a una temporada signada por la repetición de títulos y puestas en escena ridículas o inconsistentes en las que se dilapida el dinero que podría ir a contratación de mejores intérpretes. Pero no fue el caso en esta oportunidad. La obra de Giuseppe Verdi basada en "Gustave III ou le bal masqué”, de Eugène Scribe, estrenada en 1859, tras una conocida historia de censuras, fue un buen broche final.
Dentro del cuadro de solistas, esta versión tuvo como pilares fundamentales, el excelente desempeño de Guadalupe Barrientos, el retorno de Ramón Vargas y la muy buena dirección orquestal de Beatrice Venezi.
El rol de Riccardo ´presenta muchas dificultades para la cuerda de tenor, tal como lo han confesado la mayoría de los grandes divos que lo han tenido a su cargo. En esta oportunidad, Ramón Vargas, aunque con caudal algo disminuido debido al paso del tiempo, lució bello timbre e impecable línea. Presentó un retrato conmovedor de su personaje, luciéndose en arias, dúos y escenas de conjunto, especialmente en la del tercer acto “Ma se m’è forza perderti”, muy difícil debido a la incómoda tesitura que debe abordar, que lo lleva al pasaje agudo en gran parte de la romanza. Sin embargo, Vargas salió airoso y fue ovacionado.
Pero la mejor actuación de la noche vino de la monumental Ulrica de Guadalupe Barrientos, por su voz suntuosa, registro parejo en toda su extensión, graves poderosos de los que no se escuchan a menudo actualmente y su muy buena actuación. Al final de su acto, recibió una muy merecida cerrada ovación, la más entusiasta de la velada.
Alessandra Di Giorgio cumplió con el rol de Amelia, con musicalidad. Aunque su voz no es de bello color, sonó segura tanto en el registro agudo como en el grave, y aprovechó las varias oportunidades que la pieza le ofrece para incluir bellísimas frases piano. Sus arias “Ma dall’ arido stelo divulsa” y “Morró, ma prima in grazia”, fueron cantadas con entrega y buen fraseo.
En tanto, Germán Alcántara lució un material interesante, con sonidos robustos, firmes y bien centrados. Su canto no tiene demasiado refinamiento pero realizó una muy buena actuación, temperamental, especialmente en su aria “Eri tu”.
Oriana Favaro presentó un Oscar chispeante y vivaz, vocalmente correcto.
Por otra parte, sobresalieron Lucas Debevec Mayer y Fernando Radó, en una simbiosis vocal y actoral, encarnando a Tom y Samuel, respectivamente. El resto del elenco también cumplió una buena labor.
De gran lucimiento fue la intervención del Coro Estable, que tiene un papel muy importante en esta obra. Bajo la dirección de Miguel Martínez, hicieron honor a la preponderancia que Verdi les otorga en esta obra y dieron realce a las escenas en las que participaron.
Rita Cosentino, a cargo de la producción escénica, tal como ella lo dice en el programa de mano, trasladó la escena a los Estados Unidos, a comienzos del siglo XX y puso el acento en la trama conspirativa. También da participación escénica al hijo de Amelia y Renato. Si bien esto se traduce en algunas incongruencias, el hilo conductor de la trama básicamente se sostiene. En la faz negativa, las peores partes son las coreografías (mucamos bailando cuando no deberían y el mismo baile de máscaras del último acto) y la ambigüedad del rol de Ulrica, presentada como médium y hechicera, dos funciones que no conviven bien. Por otra parte, hizo buen uso del escenario giratorio y una buena marcación de solistas y masas.
Tanto la escenografía de Enrique Bordolini, como el diseño de iluminación de José Luis Fiorruccio y el vestuario de Stella Maris Müller plasmaron el contexto de la puesta en escena de manera eficaz.
De la misma manera, fue muy acertada en general, la conducción de Beatrice Venezi, al frente de la Orquesta Estable, aunque por momentos, la orquesta se podía oir por encima de las voces de los solistas, la condujo con buenos matices y expresividad.
Al finalizar la función, aplausos para los intérpretes y un casi unánime comentario que con un muy buen elenco y una puesta en escena razonable, fue este un muy cierre para la Temporada Lírica 2024.
CALIFICACION: MUY BUENA