“Don Carlos” en París
Una versión musical estupenda
Viernes 25 de abril de 2025
Opéra National de París
Escribe: Graciela Morgenstern
Don Carlo, de Giuseppe Verdi (versión de 1867, en cinco actos).
Libreto: Joseph Mery y Camille Du Locle.
Elenco: Charles Castronovo, Marina Rebeka, Christian Van Horn, Ekaterina Gubanova, Andrzej Filończyk, Alexander Tsymbalyuk y otros
Coro y Orquesta de l’Opéra national de París
Directora del Coro: Ching-Lien Wu
Escenografía y vestuario: Małgorzata Szczęśniak
Iluminación: Felice Ross
Régie: Krzysztof Warlikowski
Directora de orquesta: Simone Young
Sala: Opéra Bastille
Dentro del marco de una nutrida temporada lírica, l’Opéra National de París presentó “Don Carlos”, una de las obras cumbres del genio verdiano. La versión aquí ofrecida fue la francesa (1867), en cinco actos, en la que se incluye la escena de Fontainebleau. La amistad, la libertad, el amor, la lucha de poderes entre Estado e Iglesia, la Inquisición, la lealtad, son los temas incluidos en el libreto, detrás del desencuentro amoroso de Carlos, hijo de Felipe II de España, e Isabel de Valois.
Si bien es una partitura monumental, tal vez una de las más interesantes del repertorio italiano, es muy difícil en su programación, porque requiere la participación de cinco cantantes de primera línea, un coro poderoso y un director de orquesta que sea un verdadero concertador. Y esta representación tuvo todo eso.
El rol protagónico encontró en Charles Castronovo musicalidad considerable, facilidad para la zona aguda y buen dominio de la mezza voce. Su capacidad de producir tonos heroicos se puso de manifiesto ya desde los momentos más escabroso de su aria del primer acto. Realizó una interpretación actoral sentida con medios vocales muy interesantes.
Sobresaliente fue también el barítono Andrzej Filończyk como su amigo Rodrigo. Con registro parejo y buen dominio del fraseo, dio convicción y fortaleza a la parte.
Christian Van Horn, bajo barítono de voz bien timbrada, aportó emisión franca y buenos armónicos. Su Felipe II exhibió poderío y amplitud vocal y en la faz actoral, realizó una interpretación intensa que expresó totalmente la angustia y al mismo tiempo, autoritarismo del soberano, especialmente en su aria “Elle ne m’aime pas”.
La soprano Marina Rebeka como Isabel de Valois, fue uno de los puntales del elenco. Con voz aterciopelada, de bello color, excelente manejo del legato y actuación impecable, cumplió con creces con todas las exigencias del personaje, especialmente en sus arias y el dúo final con Carlos.
Ekaterina Gubanova cumplió dignamente con el rol de Eboli. Aunque su voz deja expuesto el paso del tiempo y su caudal vocal se ve un poco disminuido, sus agudos y graves suenan firmes y se desenvolvió escénicamente de manera convincente
Alexander Tsymbalyukcomo el Gran Inquisidor, mostró rotundez vocal en todas sus intervenciones, por lo que resultó convincente y actuó con autoridad vocal y escénica..
El resto del elenco tuvo un buen desempeño en los roles comprimarios.
El coro de l’Opéra national de Paris realizó una labor encomiable, bajo la dirección de Ching-Lien Wu.
En tanto, Simone Young tuvo un vigoroso control de la orquesta de l’Opéra national de Paris, para plasmar el tumultuoso drama verdiano, resaltando todos los claroscuros de la partitura y sacando provecho de los mismos, al mismo tiempo que mostró simbiosis con el palco escénico.
Si bien desde el punto de vista musical, se podría decir que la función se acercó mucho a la perfección, la puesta en escena, no se condijo con el libreto. La régie de Krzysztof Warlikowski sitúa la escena en España, en la década de los años 40 a los 50, con lo que pierde rigor histórico. ¿Qué hacía el Inquisidor ahí? La Inquisición ya no existía en esa época. El cuadro de Fontainebleau transcurre en una habitación con un caballo de material plástico blanco casi en el fondo de la escena. La escena de Eboli en el jardín se ubica en un gimnasio con el coro femenino practicando esgrima. Y así siguen las incoherencias. De todas maneras, debe decirse que los decorados y vestuario de Małgorzata Szczęśniak y la iluminación de Felice Ross fueron funcionales a la concepción de la régie.
Para sintetizar, una obra estupenda en una versión musical magnífica que fue preferible escuchar antes que ver.
CALIFICACIÓN: MUY BUENO