“WERTHER”, poesía y pasión en estado puro
Teatro Colón
Domingo 24 de agosto de 2025
Escribe: Martin Wullich
Fotos: Juanjo Bruzza, Teatro Colón
La ópera de Massenet revive con la solidez de Borras, el  encanto de Livieri y una puesta escénica de gran delicadeza.
      
      Una innecesaria pantalla blanca encandila, con el nombre Werther escrito sobre una mancha negra de incierto significado. La orquesta anuncia  desde el inicio, con la riqueza de Jules Massenet, un clima cargado de  dramatismo.
      Al levantarse el telón, surge una escenografía en tonos  pastel: la casa, un árbol, niños que juegan y cantan con ternura en vísperas de  Navidad. La iluminación se integra con delicadeza a la propuesta visual,  mutando según el devenir dramático. En ambos aspectos, Jorge Ferrari y Gonzalo Córdova lograron un trabajo de gran belleza. El  paredón que transparenta el interior de la casona aporta un toque mágico,  mientras los ocres diurnos y los violetas nocturnos dialogan con la música de  manera fascinante.
      El drama se encarna con fuerza en el tenor Jean-François  Borras, dueño de una voz potente y una expresividad conmovedora. Desde  su primera intervención mostró un dominio técnico impecable y una entrega  emocional que no decayó en ningún momento. Con fraseo elegante, timbre pleno y  matices de gran sutileza, construyó un Werther de enorme solidez vocal y  hondura interpretativa. Su clímax llegó en Pourquoi me réveiller, ô souffle  du printemps?, ovacionado copiosamente por un teatro conmovido,  confirmando que estamos ante un artista de primer nivel internacional.
      Como Sophie, Jaquelina Livieri volvió a  demostrar por qué es una de las sopranos argentinas más destacadas de su  generación. Dueña de un timbre luminoso y un estilo refinado, brindó frescura,  musicalidad y un encanto permanente cada vez que apareció en escena, con un  canto siempre afinado y expresivo. Su presencia aportó calidez y una  naturalidad que hicieron crecer aún más cada cuadro.
      El barítono Alfonso Mujica dio solidez a  Albert, tanto en lo vocal como en lo escénico. En el segundo acto, Sebastián  Sorarrain y Pablo Urban aportaron frescura y  comicidad en su dúo dedicado a Baco, mientras el contraste de emociones se  hacía más evidente. También se lucieron, en papeles menores, Rocío  Arbizu y Cristian De Marco.
      La mezzo Annalisa Stroppa, recordada por  su Adalgisa en Norma (2018) y su Cherubino e I due Figaro (2012), ofreció pasajes de buen canto, aunque sin terminar  de habitar a Charlotte con la hondura requerida. Su vibrato, a menudo excesivo,  opacó algunos momentos.
      La Orquesta Estable del Teatro Colón, con la dirección de Ramón  Tebar, mostró un nivel magnífico: contrastes precisos en la percusión,  sutilezas encantadoras en las cuerdas y un pulso teatral constante. La puesta  de Rubén Szuchmacher, sobria y eficaz, trasladó con  inteligencia la tragedia romántica del joven Werther, logrando un espectáculo de depuración  estética y hondura emocional. 
Martin Wullich


