Muy buena versión de una magnífica creación verdiana
      Macbeth por  Juventus Lyrica
    
      Teatro Avenida 
      Viernes 12 de septiembre  de 2025 
      Escribe Graciela  Morgenstern
      Fotos: Liliana Morsia
      
      “Macbeth”, de Giuseppe Verdi.
      Libreto:  Francesco M. Piave
      Elenco:  Juan Salvador Trupia, María Belén Rivarola, Mario De Salvo, Ramiro  Pérez, Santiago Delpiano, Elisa Gartner, Agustín Albornoz, Giorgio Zamboni, Manuel  Brenner,  Nicolás Tumini.
      Escenografía e iIluminación:  Gonzalo Córdova
      Vestuario: María Jaunarena 
      Directora de escena: Ana D’Anna
      Director del Coro: Pablo Manzanelli
      Director musical: André Dos Santos
Juventus Lyrica presentó una versión muy buena de Macbeth, la magnífica ópera de Verdi, que siempre implica un riesgo, debido a su dificultad vocal, musical y escénica. Su estreno tuvo lugar en Florencia, en el Teatro della Pergola, el 14 de marzo de 1847, con éxito, y luego fue revisada y modificada por su compositor para París, donde fue estrenada en el Teatro Lírico Imperial, el 21 de abril de 1865. La Scala la tuvo por primera vez en 1874, tras lo cual fue poco frecuentada por muchos años pero, luego de que subiera a escena en el Metropolitan Opera House, en 1959, pasó a integrar el repertorio de los principales teatros del mundo, debido a sus múltiples méritos.
    Macbeth  es la primera ópera que Verdi compuso basada en una obra de Shakespeare por  quien sentía una profunda admiración, a la que siguieron Otello y Falstaff, además del frustrado  proyecto de componer El rey Lear. El libreto de la creación verdiana es casi  una traducción literal de la shakespereana, respetada no sólo en las palabras  que corresponden a cada personaje, sino también en la concepción isabelina. Excepto  por el hecho de que las tres brujas en la obra de teatro se convierten en un  coro femenino, Verdi respeta al dramaturgo inglés casi al pie de la letra.
      En  el plano musical, uno de los aspectos más destacados de esta versión, fue la  excelente actuación de María Belén Rivarola como Lady Macbeth.  Su voz caudalosa, facilidad tanto en el registro agudo como grave, ricos en  matices, su perfecto legato y canto comunicativo, fueron cualidades que  le permitieron destacarse en las tres arias que Verdi le ofrece, en las que las  posibilidades de lucimiento son múltiples. Tanto en "Vieni,  t'affretta", como en "La luce langue" y "Una  macchia", pudo sorteó las dificultades de la partitura con solvencia. Su  desenvoltura escénica también contribuyó a delinear el personaje con perfecta  consistencia. En el saludo final, recibió una cerrada ovación.
      Juan Salvador Trupia en el rol protagónico,  exhibió voz caudalosa, buen fraseo verdiano y canto debidamente matizado. Cumplió  con todas las exigencias de la partitura e hizo evidente en cada frase, cada  cambio en el estado de ánimo de Macbeth, a través de los diferentes tintes de  su voz y de su actuación, que se adaptaron a cada circunstancia. A pesar de que  algunas frases perdieron volumen y se oyeron inseguras en la escena del  banquete y en su aria "Pietá, rispetto, amore", evidenció algunos  signos de cansancio, realizó una muy buena composición del protagonista y fue  muy aplaudido por la concurrencia.
      Mario De Salvo fue un buen contrapunto como Banquo, con buen fraseo y musicalidad  especialmente en su aria "Come  dal ciel precipita". Aunque sus graves tienden a “destimbrarse” un poco, realizó una muy buena  labor desde todo punto de vista.
      Muy buena la actuación de  Ramiro Pérez en el rol de Macduff. Su romanza "Ah, la paterna mano ", estuvo muy bien  interpretada, con virtuosismo vocal y expresividad dramática.
      El resto del elenco se  manejó dentro de un nivel de eficacia con los personajes asignados,  destacándose el Malcolm de Santiago Delpiano y el Médico/Sicario de  Agustín Albornoz, dos cantantes jóvenes con voces que prometen.
      El Coro, bajo las órdenes  de Pablo Manzanelli, cumplió  de manera sobresaliente, con las diferentes instancias, muy variadas tanto en  el plano actoral como musical, con que Verdi los enfrenta.
      Dado  que su tema principal es la ambición por el poder, una de las debilidades  humanas de todos los tiempos, y que la idea de la apariencia y la realidad está  siempre subyacente en el libreto, la ópera ha sufrido una gran variedad de  puestas en escena, tanto tradicionales como aquéllas que la trasladan a otra  época y lugar. Por lo tanto, la producción escénica creada por Ana D’Anna,  respetuosa del libreto y de las convenciones que caracterizaban el teatro de la  época isabelina, pudo ser disfrutada. A pesar de la introducción de parlamentos  que no existen en la ópera, aunque no estaban reñidos con la obra, la puesta mostró  un gran trabajo de elaboración en la marcación que evitó el estatismo. La escenografía  e iluminación de Gonzalo Cordova fueron funcionales y de muy buena realización.  El vestuario creado por Maria Jaunarena se adecuó al efecto general. Fueron  especialmente interesantes las escenas de las brujas, que normalmente son  difíciles de resolver. 
      Finalmente, cabe destacar  la dirección musical de André Dos Santos, que resaltó el brillo y dramatismo de la  partitura, sin descuidar las sutilezas que también tiene. Aunque con algunos  pequeños desajustes con el coro en el tercer acto, supo mantener la tensión de  la obra durante toda la función.
      Al finalizar, un público  entusiasta prodigó estruendosos aplausos a todo el elenco.
CALIFICACIÓN: MUY BUENO


