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En la sexta función de la temporada del Mozarteum

 

The Deutsche Kammerphilharmonie Bremen

 

Teatro Colón

Lunes 6 de octubre de 2025

 

Escribe: Andrés Hine

 

 

 

 

Programa:

Franz Schubert: Obertura en do mayor, D591 "Al estilo Italiano"

Ludwig van Beethoven: Concierto para violín y orquesta en re mayor op. 61

Felix Mendelssohn: Sinfonia No 4 en la mayor, "Italiana"

 

The Deutsche Kammerphilharmonie de Bremen

Director: Riccardo Minasi

Solista, violín: James Ehmes

 

 

Con gran expectativa por parte del público que colmaba la sala principal del Teatro Colón, el Mozarteum Argentino presentó, como ya nos tiene acostumbrados, otro concierto de gran envergadura.

La orquesta, fundada en 1980, ha ganado una merecida reputación con una intensa actividad en grandes salas internacionales, con interpretaciones aclamadas mundialmente, recibiendo en 2023 el premio de "Orquesta del año" por la revista Gramophone entre otras importantes distinciones. Asimismo, su director Riccardo Minasi cuenta con una extensa y exitosa trayectoria no solo como director de orquesta sino también como violinista con una inclinación hacia la música antigua.

Compuesta en 1817, la obertura en do mayor D591 es una de cuatro versiones sobre el mismo tema, las otras tres están escritas en do mayor incluyendo al piano como instrumento central. Integrada por varias melodías y numerosos cambios de armonía schubertianos, esta es una obra clásica del repertorio del compositor. La orquesta se mostró ajustada y precisa, respondiendo correctamente al director y adecuándose a la sala colmada, lo cual suele cambiar la calidad del sonido.

Seguidamente hizo su entrada el violinista canadiense James Ehnes, de muy reconocida trayectoria, habiendo actuado como solista con las más importantes orquestas internacionales. También ha sido galardonado con numerosas distinciones en Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países. Realiza sus interpretaciones con el Stradivarius "Marsick" de 1715 (el cual no se debe confundir con el Marsick de Oistrach de 1705).

El concierto para violín op 61 es la única composición de este género realizada por Beethoven. Anteriormente había compuesto dos romanzas, pero nada de la envergadura del concierto. No fue bien recibida en su estreno en 1806, y permaneció olvidada hasta que fue revivida en 1844 por el violinista Joseph Joachim que contaba con 12 años de edad. En esa ocasión fue interpretada por la orquesta de la London Philarmonic Society dirigida por nada menos que Félix Mendelssohn, lo cual brinda una interesante conexión con la segunda parte de este concierto.

La orquesta continuó brindando su alta calidad de interpretación mientras que el solista sedujo con la belleza y redondez de su sonido, con la calidez de su expresión e inteligencia constante que se manifestaba en su fraseo. Minasi supo apianar en los momentos críticos para dar relieve al violinista, aunque hubo momentos en que no era suficiente y se dejó de escuchar nítidamente al solista, pero esto podría haber sido debido a la ubicación en la sala de quien escribe. Al concluir la obra el público ovacionó al solista que seguidamente interpretó como fuera de programa la Sonata no. 3 de Eugene Ysaye.

La segunda parte del concierto estaba dedicada a la Sinfonia No 4 "Italiana" de Félix Mendelssohn. Después de su paso por Italia que sirvió de inspiración, la obra fue completada en 1833 en Berlín e interpretada ese mismo año en Londres dirigida por el compositor. Nuevamente la inteligente dirección por parte de Minasi permitió que los diversos instrumentos pudieran desarrollar su potencial - cuerdas con transparencia y vigor, maderas cálidas con nobleza y consistencia y bronces robustos y ágiles, que supieron amoldarse a los requerimientos de cada movimiento.

Lo cierto es que hemos escuchado y gozado de una interesante orquesta, homogénea, precisa, flexible, con rasgos propios y de superior calidad sonora capaz de moverse con idéntica eficiencia en diferentes zonas de la partitura.

Tras los continuos aplausos, la orquesta brindó dos piezas fuera de programa - el scherzo de "Sueño de una noche de verano" de Mendelssohn y la obertura de "Las bodas de Figaro" de Mozart, las cuales también fueron calurosamente recibidas.

Retomando el tema de la acústica de la sala, quien escribe estaba ubicado en la parte trasera de un palco alto. En esta ubicación no se reciben los reflejos del sonido de la cúpula. Se reciben, sin embargo, parte de las ondas directas provenientes de la orquesta y algunas de las reflejadas del lado opuesto de la sala. La orquesta estaba ubicada en el proscenio con un telón de fondo, que absorbía parte del caudal sonoro. Este mismo hubiera sido reflejado de haberse usado la caja sonora de la cual dispone el teatro. El Colón tiene la mejor acústica del mundo, pero esto varía según donde uno se encuentra en la sala. Una reubicación a la platea durante el intervalo cambió notablemente la percepción sonora de la orquesta aunque desafortunadamente, sin el solista para poder hacer comparaciones.

En conclusión, un excelente concierto, como es habitual con el Mozarteum, merecedor del entusiasta apoyo del público.