La “Sinfonia de los Mil” de Mahler en el Luna Park por el Teatro Argentino de La Plata.
Un fresco de colores y sonidos
Jueves 25 de Noviembre de 2010
LunaPark
escribe: Néstor Echevarria
Publicado en “La Prensa” 28-11-2010
Sinfonía Nº 8,en Mi bemol mayor (“ De los Mil”) de Gustav Mahler.
Solistas:
- Soledad de la Rosa,
- Paula Almerares,
- Daniela Tabernig,
- Adriana Mastrangelo,
- Enrique Folger y otros
Coro Polifónico Nacional (Roberto Luvini)
Coro Estable (Miguel Martínez)
Coro de Niños (Mónica Dagorret)
Orquesta Estable (Alejo Pérez) del Teatro Argentino de La Plata
En el transcurso de un año significativo en su trayectoria –el cumplimiento de ciento veinte años de existencia- el Teatro Argentino de La Plata hizo un aporte digno de ser elogiado al presentar en Buenos Aires, en el ámbito del Luna Park, la emblemática “Sinfonía de los Mil” ( Octava Sinfonía, en Mi bemol mayor) de Gustav Mahler.
El hecho tiene que ver también con el centenario de su estreno en Munich, con el sesquicentenario del nacimiento del músico en un pequeño pueblo bohemio y, ya en las puertas de 2011, el centenario que está por cumplirse , de su muerte en Viena.
De manera que acometer esta monumental obra por parte del coliseo platense constituyó un “tour de force” del cual salió sin duda bien airoso.
Porque en esta atípica y grandilocuente obra, que requiere ocho cantantes solistas , doble coro mixto y coro de niños y gran orquesta, y que en su visión y en su colosal estructuración yuxtapone las tipologías de la cantata y el oratorio, el músico se interna en problemas metafísicos, en búsquedas y cavilaciones, en esa etapa final de su existencia , y genera un fresco sonoro de grandes dificultades y exigencias.
Dividida en dos partes ,con una duración de unos ochenta minutos , se basa la primera en un himno latino del siglo noveno de nuestra era,”Veni creator spiritus” en tanto la segunda, mucho mas extensa ,se inclina hacia un mundo de pensamientos e ideas vertidas por Goethe para el final del “Fausto”. Alli se cristaliza un fresco sonoro de gran potencia con tan numerosos participantes, entre músicos, vocalistas y coreutas que dieron esa denominación popular a la obra, que el propio Mahler dirigió en su estreno en 1910.
Los cuerpos estables del Teatro Argentino de La Plata dieron muestra de gran enjundia, tanto la orquesta estable dirigida por su titular Alejo Pérez, en una sólida faena, como el coro estable preparado eficazmente por Miguel Martínez, y el de niños , preparado por Mónica Dagorret, a lo cual hubo de sumarse el Coro Polifónico Nacional dirigido por Roberto Luvini , todos en absoluta sincronía.
Respecto de los cantantes cabe resaltar el cometido parejo, homogéneo de los intervinientes. Soledad de la Rosa (Magna Pecatrix) comunicativa y musical, Paula Almerares (desde lo alto con registro inmaculado) Daniela Tabernig, Elisabeth Canis y Adriana Mastrángelo, con voces seguras y musicales, y entre los varones,un buen desempeño de Enrique Folger,con grato timbre e impostación adecuada, y tanto Fabián Veloz como Hernán Iturralde con excelentes recursos en sus respectivos “cantabili”.
Es bueno señalar que la producción se manejó con una equilibrada y pareja ecualización del sonido (con algún mayor beneficio para los “forte”), en un ámbito de amplia volumetría como es el Luna Park, y la disposición de la orquesta apareció en el sector longitudinal, del lado de la Avenida Madero ,aprovechando la gradería para los tres coros. En resumidas cuentas, una valiosa producción platense que el público porteño debe agradecer. Y lo hizo aplaudiendo largamente.