“Pelléas et Mélisande” de Debussy
Néstor Echevarría (La Prensa,11/8/11)
“Pelléas et Mélisande”, ópera en cinco actos. Libreto: Maurice Maeterlinck Música: Claude Debussy Director de orquesta: Emmanuel Villaume Director del coro: Peter Burian. “Régisseur”: Olivia Fuchs . Escenografia y vestuario: Yannis Thavoris. Coreografía: Claire Whistler. Cantantes: Markus Werba, Anne Sophie Duprels, Marc Barrard, Kurt Rydl y otros. Coro y Orquesta Estable. Teatro Colón (Libertad 621) el martes 9.
Pocas veces se dio en el historial operístico un desafío como el producido en los años conclusivos del siglo XIX con la aparición del simbolismo, traspasado de la literatura al teatro y capturado en la temática y contexto operístico por Claude Debussy al plantear una ópera sobre la pieza teatral del dramaturgo belga Maurice Maeterlinck “Pelléas et Melisande”.
La colaboración entrambos (libretista y músico) no llegó a un final feliz, porque las desavenencias se agudizaron cuando el ensayo general y el estreno en la Opéra-Comique (actual Salle Favart) de Paris, en 1902 ,con la intervención de la afamada soprano Mary Garden.
Pero de hecho, esta producción debussyana, con su peculiar lenguaje y la continuidad del discurso, con una prosodia personalisma, con los interludios como separadores morfológicos de la composición, su intimismo, sus alusiones diversas y simbolismos (la luz y la sombra por ejemplo),y un estilo de canto resignificado hacia la prosodia francesa, imperando la declamación y dando a la partitura un ropaje sonoro en comunión con el texto.
En rigor, el tiempo fue dando la razón a esta propuesta, con sus atmósferas musicales refinadas y con el mensaje teatral que permite una sugerente forma expresiva. Aunque, como contrapartida, el rasgo de ingenuidad argumental y cierta languidez y extensión de la obra pueden conspirar en su desfavor.
En su regreso al teatro Colón tras doce años de ausencia “Pelléas et Mélisande” tuvo en el podio a Emmanuel Villaume, maestro oriundo de Estrasburgo, que acometió esta faena con nobleza y solidez conceptual, logrando un positivo resultado de la orquesta estable, tanto en los bellos interludios como en el acompañamiento de las escenas vocales.
La protagonista francesa Anne Sophie Duprels, conocida ya el año pasado en “Manon”,mostró tanto el “physique du role” de la bella Mélisande junto a una alta cuota de desenvoltura y buen manejo de la acentuación prosódica francesa
También resulta ponderable el trabajo como Pelléas del barítono austríaco Markus Werba ( voz de la tipología Martin, de timbre lirico,en la calificación francesa) que en esta segunda presentación en la temporada –cantó anteriormente el Papageno de “La flauta mágica”- volvió a demostrar dotes musicales y buen dominio escénico.
De igual modo efectivo, su colega Marc Barrard, de origen francés, trazó una composición encomiable de Golaud, de fuerte instrospección psicológica, y el bajo vienes Kurt Rydl exhibió su valioso color vocal y segura emisión conservados en tan prolongada carrera. Completaron con eficacia Vera Cirkovic, Fabbiola Masino ( como el pequeño Yniold), Mario de Salvo y Sebastiano De Filippi.
La producción escénica proveniente de la Holland Park Opera de Londres del año último, fue de tendencia minimalista y de una alusión muy geométrica “per se” , que se manifestaron adaptables a la cobertura de muchas de las escenas, en las cuales sus responsables, la “régisseur” londinense Olivia Fuchs, el escenógrafo y vestuarista Yannis Thavoris y demás colaboradores, apostaron a la imaginación del espectador ante las situaciones contextuales. La realización fue cuidada y aprovechó adecuadamente el espacio escénico.